Mi padre niño se preguntaba,
porque los hombres no han de llorar
y el viejo abuelo quizás callaba
allá en un tiempo donde estarán.
Cuando mi padre hablaba de cosas
que a cualquier hombre acongojarán
le preguntamos de sus lágrimas
pero algo adentro lo hacía callar.
Hoy que mi hijo prodiga el cielo
de sus ternuras en su mirar
le pinto un padre de manos fuertes,
porque habrá un tiempo para aclarar.
Y lloro al alba y guardo la vida
que sus ojitos pueden tocar,
me acuerdo entonces de mis abuelos,
leyenda y niebla en la eternidad,
mi padre niño que no lograba
comprometernos su soledad
y lloro y lloro bajo un silencio,
que todos ellos comprenderán.
Letra y música: Raúl de la Torre
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