Apellidos de la letra G
González Rodríguez, una familia de gran inserción en la vida de San Juan
Era el 26 de junio de 1943 cuando Nélida Rodríguez y Héctor Francisco González se casaron en la Iglesia de Santo Domingo. Comenzaba así la historia de una familia de gran inserción en la vida de San Juan.
Nélida, sanjuanina, pertenecía a una familia de conocidos viñateros locales. Sus padres eran Rosario Sánchez y José Rodríguez, quien fue gerente del Banco Ítalo Argentino.
Héctor Francisco había nacido en Mendoza, hijo de Catalina y Mariano González, cuando el siglo XX apenas empezaba. Estudió medicina en la Universidad Nacional Córdoba y a los 23 años ya había recibido su título. Volvió a ejercer en su provincia natal, cuando al poco tiempo un primo sanjuanino, Agustín González, lo convocó a para trabajar en esta provincia. Eran los años del Cantonismo y los médicos sanjuaninos habían iniciado un paro que hizo que el gobierno convocara profesionales de otras provincias.
Radicado en San Juan por esas cosas de la política y la medicina, Héctor Francisco González comenzó a trabajar como médico de varias familias sanjuaninas. Entre otros hogares, Héctor González frecuentaba el de la familia Rodríguez, una hermosa casa con balcones en calle Laprida entre calle Tucumán y avenida Rioja, donde hoy se levanta la tienda Famularo. Allí conoció a Nélida.
El matrimonio de Nélida Rodríguez y Héctor Francisco González vivió en los primeros tiempos en calle 25 de Mayo al este, pero al cabo de unos años la familia se mudó a su casa definitiva, en calle General Acha al 1.500, Sur. En un terreno muy amplio, la familia González Rodríguez levantó en 1932 un chalet estilo Tudor, con sólida madera y mampostería. Las escrituras de la casa documentan que fue en ese sitio donde en el que en 1843, en la Batalla de la Chacarrilla, Benavides había sorprendido al General Acha.
En un hogar rodeado por amplios jardines en los que sobresalían pinos, citrus y magnolias y abundaban los jazmines y rosales, el matrimonio González Rodríguez crió a sus cinco hijos: Catalina, Mabel, Susana, Héctor y Alejandra.
El doctor Héctor Francisco González fue director del Hospital San Roque, profesor de la Universidad Popular de San Juan, fundador del Dispensario Anticanceroso, filial del Instituto de Medicina Experimental Angel Roffo e impulsor de la primera comisión masculina de LALCEC, recordado hoy como uno de los impulsores de la prevención del cáncer en San Juan. También fue médico forense de Tribunales y legista de la Policía, profesor de la Escuela de Policía y médico de la Dirección de Bienestar de la Armada.
Realizó y publicó numerosos trabajos científicos sobre sífilis y cáncer, y los expuso en congresos y conferencias. Paralelamente, atendía en el chalet a sus pacientes.
Dedicada al hogar y a sus hijos, quienes conocieron a Nélida Rodríguez se refieren a ella como una persona de bien, una madre dedicada y una excelente anfitriona. Su casa de calle General Acha era punto de encuentro de familiares y amigos que disfrutaban todos los veranos de la pileta, los jardines y las inolvidables meriendas que Nélida preparaba para los amigos de sus hijos. También pasaron a formar parte de los recuerdos de muchos sanjuaninos los festejos de carnaval, que empezaban con chaya a la siesta, desfile de “mascaritas” en la tarde, y baile de disfraces después de la cena.
Como las dimensiones del terreno del chalet lo permitían, allí instaló Catalina, la mayor de las hijas de la familia González Rodríguez, su Gabinete Psicopedagógico.
Catalina se casó con Roberto López Aragón.
Por su parte, Mabel y Susana González Rodríguez –esta última casada con Carlos Moreno- fundaron en 1978 el Jardín de Infantes “La Hormiguita del Bosque”. Esta institución sería la base para el Colegio San Pablo, creado en 1990 por Catalina, siempre con el apoyo de sus hermanos, no sólo Mabel y Susana, sino también Héctor Francisco, quien es Director del Hospital Neuropsiquiátrico de Zonda, casado con Alejandra Pedrozo; y de Alejandra, casada con José Enrique Pedrozo.
Gran parte de los terrenos de la residencia de la familia González Rodríguez fueron destinados a la construcción de la avenida de Circunvalación. Sin embargo, el chalet sigue en pie, así como parte de sus jardines.
Ver artículo: El chalet de la familia González Rodríguez
