La cárcel, ¿readapta o es un depósito de personas?

Por falta de planes de capacitación, por la escasez de profesionales, por la permanencia de códigos que nada tienen que ver con la vida en sociedad y también por la falta de posibilidades para reinsertarse en el mundo productivo, la cárcel parece haberse convertido en un depósito de personas preparadas mayoritariamente para volver a delinquir.

Según la Constitución Nacional, “las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…”. En ese sentido, todas las leyes que regulan las condiciones de detención de quienes delinquen, apuntan a resocializar a los detenidos, “para que comprendan el valor de las leyes que no respetaron”.

Sin embargo, entre la letra de las leyes y la realidad, hay una serie de diferencias o, más que eso, deficiencias, que reconocen hasta los responsables de aplicar las leyes Penales, del Servicio Penitenciario y de Ejecución Penal. Por citar un dato, los gabinetes técnicos – criminológicos, que son los encargados de crear un ámbito de contención tienen un número de profesionales insuficiente para atender a toda la población carcelaria. A esto se suman muchos otros factores.

* Algunos expresidiarios aseguran que la Dirección de Protección al Preso Liberado y Excarcelado no da apoyo de ningún tipo.
* El bajo nivel educativo de los internos y la falta de horas ocupadas en el trabajo, terminan de elaborar un panorama poco optimista respecto al futuro de cada uno al momento de salir a la calle nuevamente.
* La morosidad judicial es otro de los factores que atentan contra el sistema. Hace 15 años el 65 por ciento de la población carcelaria cumplía condena y solamente el 35 estaba procesado. Hoy esos números están invertidos y la relación es de 60 por ciento procesados, contra el 40 por ciento de condenados.
* San Juan no escapa a la situación del resto del país, donde 8 de cada 10 presos nunca trabajaron y el 75 por ciento no tiene un oficio. Muchos de los reclusos pasaron por institutos de menores. Estos números reflejan la precariedad del estado laboral y educativo de quienes hoy cumplen una condena.

En países como Estados Unidos la capacitación que brindan los particulares a los detenidos es retribuida por el Estado, entendiendo que apunta a evitar la reincidencia en la actividad delictiva. En las cárceles bonaerenses se fabrican desde alpargatas hasta jaulas para pájaros, pasando por placas y bloques de hormigón, entre otros productos. También los detenidos envasan frutas y verduras, reciclan plástico y pisos de madera. La idea es mantenerlos la mayor parte del tiempo ocupados. Aquí no ocurre lo mismo y la participación en algunos trabajos es voluntaria por lo que abarca a una escasa proporción de los internos. Además, mucha gente se resiste a tomar como empleados a quienes registran antecedentes penales, con lo que la discriminación se profundiza al salir de la cárcel tras cumplir una condena.
Los testimonios que se reproducen en esta nota permiten pensar que la vida en sociedad todavía está lejos de los códigos creados para vivir en condiciones de encierro.

Mundo de códigos
El mundo dentro de un Servicio Penitenciario tiene sus códigos, de los cuales mucho se habla afuera pero no siempre es lo que se dice.

* Respeto sagrado: el respeto a los niños, a las mujeres y a la familia son tres aspectos que nunca puede olvidar un interno. Esto puede ser la diferencia entre cumplir su condena con cierta normalidad o “pasarla mal”.
* Los despreciables: quienes cometen delitos contra la integridad sexual son consideradas personas despreciables por la comunidad carcelaria y si ese delito fue en perjuicio de un menor, decididamente quien ingresa al penal debe hacerse a la idea que además de la condena impuesta por la justicia  deberá enfrentar el castigo que impondrán sus compañeros de celda.
* Los que deben cuidarse: quienes deben tener extremo cuidado son aquellos internos que revistieron en la policía y que por alguna razón cumplen condena. Estos internos siempre están en la mira de otros presos.
* Respetables: dentro del orden de jerarquía, los que tiene “respeto asegurado” son aquellas personas que mataron en defensa propia, los que se hicieron cargo de un delito cuando en realidad los autores eran varios pero no reveló nombres, los que ejecutaron  un policía, entre otros. El caso del “Patón” Ochoa es muestra cabal. Ingresó por estafa, no tenía antecedentes de violencia, nunca encabezó una revuelta pero cuando la hubo era el mediador entre internos y autoridades. Esto le valió ganarse el respeto de todos los internos.
*A dormir a otra parte: el tema de los abusos nadie se atreve a revelarlos, pero existen. En algunas celdas para dos personas duerme sólo uno. Es que es un llamado “jefe” que no quiere compañía. El interno que debería estar en esa celda sale a buscar espacio y comparte otra celda con dos más.
* ¿Quién lava la ropa?: siempre se ha especulado con estos temas. Nadie sale a reconocerlo o contarlo en voz baja. Pero el rumor da por sentado que los “jefes” ordenan esta tarea a aquellos internos considerados sumisos, que para evitar ser atacados integran la “servidumbre” de un hampón que normalmente es líder dentro de la cárcel. Lava, limpia y hasta en algunas ocasiones oficia de “dama de compañía”.


Datos oficiales sobre el Penal de Chimbas
* Capacidad: 1.200 internos.
* Población carcelaria actual: 970 internos.
* Con salidas transitorias: 78 internos.
* Medidas de celda: 6 metros cuadrados.
* Condenados: 400 internos.
* Procesados: 570 internos
* Actividades: panadería que incluye repostería, carpintería, herrería, albañilería y taller mecánico. Las mujeres también pueden desarrollar tareas de sastrería. Se brinda educación obligatoria a través de distintas modalidades. Hay un CENS y una escuela primaria y secundaria.
* Nivel de instrucción de internos: alto nivel de analfabetos.
* Peculio: depende de las horas de trabajo efectivas.

 

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Nivel educativo de internos del Servicio Penitenciario

Sobre una población carcelaria de 1.000 internos, el nivel educativo es el siguiente:
* El 10 por ciento es analfabeto
* El 15 por ciento tiene estudios primarios
* 200 internos completaron sus estudios primarios
* El 15 por ciento tiene estudios secundarios
* 4 internos tienen estudios profesionales
* 1 interno cursa actualmente Derecho
* 50 internos cursan la escuela primaria
* 50 internos cursan la escuela secundaria


Félix Herrero Martín – Ex – camarista Penal
“Las cárceles argentinas son depósitos de personas”
-¿Qué criterio tiene respecto a los detenidos con salidas transitorias?
-Es un tema bastante complejo y que debe ser manejado con prudencia. Los últimos casos en Buenos Aires demuestran que no se puede ser demasiado ligero o garantista porque se pone en riesgo a la comunidad si el que sale lo hace anticipadamente.

-¿Le tocó devolver informes psiquiátricos porque no aseguraban que el interno estuviera en condiciones de salir?
-En muchas oportunidades lo he hecho porque emplean una terminología que necesita ser traducida y que no me ilustraba si la persona estaba en condiciones de ser puesta en libertad con pronóstico favorable. Sucede que muchos delincuentes peligrosos adentro del Penal presentan buena conducta precisamente para salir cuanto antes para seguir cometiendo delitos.

-¿El actual sistema le deja como única alternativa a quien tiene salidas transitorias la reincidencia en el delito?
-Lo que pasa es que los institutos carcelarios argentinos no cumplen con la función de rehabilitar, son depósitos de personas que están ahí haciendo lo que pueden ellos mismos porque no brindan laborterapia completa o ayuda psicológica y psiquiátrica completa. Metemos a una persona con un montón de problemas que seguramente lo llevaron a delinquir y después lo sacamos a la calle para que se rehabilite.

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Nicolás Zapata – Fiscal de Ejecución Penal
“La ecuación cantidad de profesionales– internos no cierra”

-¿Es deficiente el sistema carcelario en el país?
-El sistema penitenciario, salvo contadas excepciones, sigue siendo absolutamente deficitario. Incumple  el objetivo principal de la Ley de Ejecución Penal que no es otro que el interno logre comprender y respetar la ley que ha violado.

-¿Está preparado el sistema para otorgar salidas transitorias?
-Los que tenemos competencia específica en la materia de Ejecución Penal, debemos ser prudentes y no apurarnos en este tipo de concesiones. El resultado de estas concesiones mal otorgadas siempre afecta a la sociedad -generalmente el delincuente vuelve a delinquir pero también afecta al propio condenado que involuciona en el proceso de resocialización.

-¿Los gabinetes funcionan correctamente?
-Más allá del profesionalismo que hay en San Juan, si nos ajustamos a la estricta letra de la ley N.24660,  aún falta una adecuación total  al texto normativo.

-¿Alcanza el número de profesionales que hay en este momento en el Servicio Penitenciario?
-Si hablamos de una población de alrededor de mil internos y lo comparamos con los integrantes del Gabinete que serán en funciones siete mas o menos, la ecuación no cierra y la pregunta se responde sola.

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Gabriela Aguilar – Jefa de Tratamiento del Servicio Penitenciario
“Hay resistencia de la sociedad para reinsertar a un condenado”

-¿Cuántos profesionales integran el gabinete del Servicio Penitenciario?
-Hay 5 psicólogos y 2 trabajadoras sociales.

-¿Hay psiquiatra?
-No tenemos hasta el momento, hay un médico de la Unidad con una especialización en psiquiatría, aunque no ejerce como psiquiatra, deriva casos.

-¿Alcanza la cantidad de profesionales para atender a todos los internos?
-No, no alcanza, pero hay una realidad, la población penal ha aumentado.

-¿Cómo son los tratamientos?
-Son individualizados en algunos casos, en el área salud por ejemplo, ya que tienen patologías de orden orgánico y se les crea un plan alimenticio y nutritivo adecuado a su patología.

-¿Qué tratamiento recibe un adicto?
-No tenemos comunidades terapéuticas instaladas, sí hay un seguimiento en algunos casos que cuentan con autorización judicial para realizar tratamientos fuera de la Unidad, se complica hasta que el interno llega al cincuenta por ciento de la condena porque el tratamiento puede ser ambulatorio o con internación y en realidad acá los internos están para cumplir condena, esta no es una comunidad terapéutica.

-¿Qué tratamiento se le da a un interno con HIV?
-Salud Pública ingresa, toma las muestras y hace la evaluación, por supuesto que hay un secreto profesional que le da reserva a la identidad de la persona. No queda ahí, abarca en el caso de las enfermedades infecto – contagiosas desde lo sexual, a la familia del interno también, o sea que es un trabajo bien coordinado.

-¿Cómo se trata a una persona que ingresa por primera vez?
-No es fácil, se está trabajando cada vez más con el tema alojamiento que influye bastante. Se los aborda desde lo psicológico. Se aborda desde el tema salud, los médicos con los primeros en tomar contacto para constatar en qué estado de salud ingresan  y en el caso de tener tratamiento, no perderlo.

-En el caso de personas que tienen un nivel cultural distinto, que provienen de un sector que no es el mismo del cual proviene la mayoría de los internos, ¿cómo son tratados?
-No existen privilegios, solamente derechos para todas las personas.

-¿Con un violador, se parte de la base de que es irrecuperable?
-Se lo trata de asistir desde todos los puntos de vista y nunca se parte de la base de que son irrecuperables porque ni siquiera el sistema penal argentino lo hace, no da condenas en donde  no los deje reinsertarse en el sistema porque cree en la posibilidad de inserción.

-¿Hay algún tipo de resistencia a la reinserción de un condenado?
-Hay todavía en la sociedad una resistencia a reinsertar a estas personas.


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El caso Cárdenas
Hugo Cárdenas era chofer de colectivo en la empresa 20 de Junio. En el año 2001 fue condenado por un accidente de tránsito que protagonizó en función de trabajo a la pena de un año de prisión en suspenso. Era delegado gremial y tenía un duro enfrentamiento con la patronal por el tema de la incorporación de la máquina expendedora de boletos. La empresa interpuso una denuncia por presunta estafa, ¿el motivo? Lo acusaban de haberse quedado con cincuenta centavos por un boleto que supuestamente no cobró. Por esta denuncia y por el hecho que cumplía una pena en suspenso, fue detenido y enviado al Penal de Chimbas. Estuvo seis meses detenido y tras la publicación del caso de El Nuevo Diario,  por decisión  de la Sala II, fue dejado en libertad por la figura de la “bagatela”. La causa prescribió. Cárdenas, tras salir de prisión explotó su veta como cantante de tangos. También incursionó en los medios con comentarios deportivos, puntualmente ciclismo y boxeo, disciplinas que practicó. Hoy continúa en esa actividad.

Hugo Cárdenas
“Pasé 20 días en celda común, fue un infierno”
-¿Qué experiencia te dejó el paso por el Servicio Penitenciario?
-No se dan chances para reinsertarse, lo noté en gente que realmente necesitaba contención y que de alguna manera los profesionales debían reencausar a quienes cometieron un error.

-Hablamos de gente que nunca tuvo contacto con el delito.
-Pero está el caso de aquellos que sí vienen de ese mundo, que fueron condenados y uno observa que tampoco son contenidos, no tienen chances. El interno en el fondo sigue generando rencores en la medida que no tiene contención y cuando sale, ese rencor explota.

-¿Todo el mundo se roza con todo el mundo?
-Hay un orden, los casos que son atendibles y de acuerdo al pedido de las autoridades, por ejemplo policías o gente reconocida, son llevados a un sector de cierto privilegio en donde están aislados del resto de la población pero cuando ingresan todos lo hacen a sectores comunes en donde están quienes cometieron asesinatos, robos agravados lo que termina siendo una situación muy complicada para aquellos que no están habituados.

-¿Tuviste inconvenientes?
-En absoluto, siempre fui respetado y eso que estuve con personajes conocidos como Albornoz, Guevara, por nombrar algunos. Estuve en un pabellón común alrededor de 20 días, fue un infierno.

-¿Cómo se aplican los códigos?
-Para la vida dentro de la cárcel, el respeto hacia los niños y hacia las mujeres y la familia es inviolable. Aquel que los traspasa la pasa mal, son sometidos a los rigores de los propios internos.

-¿Qué pasa cuando un interno genera desorden durante el momento de la visita?
-Los mismos presos se encargan de ponerlo en su lugar, ha ocurrido. Pero además está el tema de lealtades y traiciones.

-¿Cómo es eso?
-A través de los grupos llamados ranchadas, en muchos casos los obligan a tomar partido por uno o por otro.

-¿Se vende protección adentro?
-No conozca que suceda.

-¿Qué pasa cuando llega alguien por cometer un delito sexual?
-Esos la pasan mal. Hay un régimen que aplica el Servicio Penitenciario que es agrupar a todas esas personas, no los mezclan con otro tipo de internos, solamente están ellos. Pero cuando son trasladados a sede judicial por algún trámite, la pasan realmente mal.

-¿Se cumple eso de que quien viola en la calle es violado en la cárcel?
-No conozco. Se comenta, pero no conozco con certeza. Sí conozco que a esas personas las hayan golpeado, pero no más de eso.

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Caso Torraga
Guillermo Torraga estuvo detenido entre 1994 y 1997 cumpliendo condena por su responsabilidad en la bodega familiar, al frente de la cual se encontraba su padre, Mario Torraga. En 1992, 29 personas murieron a causa de la ingesta de vinos adulterados y la causa de muerte fue la presencia de metanol, alcohol de quemar, en el vino. Su padre terminó aceptando la responsabilidad. Guillermo tenía 25 años cuando ingresó al Penal y le fue denegado el permiso para estudiar.

Guillermo Torraga
“Es un sistema para amontonar gente”

-¿Cómo es o funciona el sistema?
-Es un sistema que está hecho para amontonar gente, donde realmente apuestan a que estén drogados y peleándose entre ellos o haciendo su vida sin que los molesten, es como que no quieren hacerse cargo de los que están adentro.

-¿Hay contención para personas como vos que no venías del mundo del delito?
-No, ninguna, ni para nosotros ni para ningún tipo de gente. Hay personas con problemas de droga que podría tener un tratamiento pero no les interesa.

-¿Cómo es el trato de los penitenciarios?
-No están preparados los penitenciarios para afrontar ningún tipo de tarea salvo la seguridad muros hacia afuera, pero hacia adentro no hay especialistas.

-¿Existen los códigos de los cuales tanto se habla afuera?
-En este momento no sé, antes sí, ahora tengo  mis dudas. Antes existían y eran respetados, estuve hace 20 años, pero me da la sensación que ya no existen.

-¿Te tocó rozarte con todo tipo de delincuentes?
-Sí y no tuve problemas. Me tocó tratar con los Camargo, Albornoz, Guevara y nunca tuve ningún problema.

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El caso Muñoz
Estuvo condenado por varios delitos, todos contra la propiedad. Ingresó por primera vez al Penal cuando tenía 18 años. Dice que estuvo cerca de veinte veces en la cárcel. Reclama un cambio en las políticas internas, por ejemplo poner en funcionamiento bloquera, carpintería y otras actividades que signifiquen trabajo. Actualmente trabaja en los hornos de ladrillos de la Agrupación Virgen de Fátima.

Claudio Muñoz
“Salís peor de lo que entrás”

-¿Cómo funciona el sistema de contención y reinserción para quien cumple condena?
-Nunca se prepara a nadie, estuve más de veinte veces en el Penal, jamás me dieron contención de nada, nunca supe de la existencia de un psicólogo dentro del Penal.

-¿No tener contención te obliga a qué?
-Te obliga a ser más malo de los que sos o entraste y salís peor, esa es.

-¿Tenés que aprender los códigos?
-Obligado, ahí adentro es  la ley de la selva, manda el más fuerte, siempre fue así y va a ser así.

-¿Cuándo vuelven a la calle se sienten desprotegidos o hay alguna ayuda?
-No tenés nada, yo fui con mi hermano al Patronato de Presos y no te dan respuesta de ningún tipo, te piden un montón de papeles.

-¿Entonces para vos, el sistema no sirve?
-No sirve, para que pueda mejorar no tiene que haber tanta corrupción ahí adentro, como primer paso porque si se repartiese bien el dinero capacitarían a las personas, habría ayudas.

-¿Qué tipo de ayuda?
-Antes teníamos la ripiera, la fábrica de bloques, la carpintería, ahora todo es distinto porque son pocos los presos que salen a trabajar.


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El caso de “el Nene” Sosa Domínguez
José Sosa Domínguez, alias “el Nene”, participó de dos robos millonarios, uno en Mendoza y otro en San Juan. El de Mendoza ocurrió en tiempo de los militares y para eso se disfrazó con un uniforme de teniente y junto a su banda entró en la financiera Exprinter. En San Juan participó del robo a la sucursal Mercado de Abasto del Banco San Juan. Se llevaron más de un millón de pesos. También fue condenado a 10 años de reclusión por dos asaltos: el frustrado robo de 23.800 pesos de la constructora Sabino Pignatari, el 4 de junio de 2005 y el robo de 28.000 pesos al subcontratista Pedro Bravo, en ruta 40 y calle 12, el 9 de abril de 2005.

José “el Nene” Sosa Domínguez - Ladrón de bancos
“Hay demasiadas horas para pensar”

-¿Cuáles eran sus códigos?
-Me los enseñó mi papá, que no era ladrón. La primera vez que vino a visitarme a la cárcel me preguntó si iba a dejar de vivir de este modo. Yo le dije que no, que cuando saliera iba a seguir. Entonces me dijo que respetara lo siguiente: 1) nunca le robes a un pobre; 2) Nunca toques a una mujer si no quiere que la toquen y 3) Ningún dinero alcanza para pagar una gota de sangre de una persona.

-¿La diferencia está en que son capaces de matar por diez pesos?
-Eso es cierto. Antes, cuando uno se decía ladrón era porque tenía trayectoria, había hecho cosas grandes. Ahora cualquiera se dice ladrón y algunos dicen con orgullo que han matado a alguien.

-¿El encierro lleva que se droguen más para que pase el tiempo?
-El que se droga sabe que drogado el tiempo pasa más lento, así que no sirve. El tema está en que la gente no tiene alguna ocupación.

-¿Cuál es el fondo del problema?
-Uno de los problemas es la cantidad de horas que se tiene para pensar. Salvando la hora del recreo, las veintitrés horas restantes se la pasan pensando qué van a hacer cuando salgan. Aquí casi nadie trabaja. La primera vez que estuve preso en San Juan éramos 80 presos y los 80 trabajábamos. Ahora no, trabajan unos pocos. El resto ni siquiera hace algún deporte. Por eso habría que tener otra hora de recreo pero para que hagan gimnasia así se van a dormir cansados y no andan pensando cómo robar.



NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 30 DE NOVIEMBRE DE 2012.

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