José "el Nene" Sosa: "Las cárceles son la universidad de la delincuencia"

Es un famoso ladrón de bancos y financieras y conoce no menos de dieciséis cárceles de todo el país. Está escribiendo un libro sobre su vida y está prófugo. Esta entrevista fue realizada hace 5 años y tiene gran actualidad.

Un hombre dejó mal estacionado su auto sobre el puente de una cochera en la Capital de Córdoba. El vecino llamó a la policía y el conductor cayó preso por averiguación de antecedentes.
Esto ocurrió a las 15.20 del domingo 9 de febrero último.  Y a las 22 horas la Justicia de Córdoba ya había liberado al conductor.
La historia siguió 3 días después, cuando llegó un fax a la Policía de San Juan solicitando la averiguación de antecedentes del conductor.
El día 14 la Policía informó que el hombre era el famoso asaltante José Eduardo Sosa Domínguez (63), apodado “Nene”, quien estaba con pedido de captura del Juzgado de Ejecución Penal de San Juan desde el 10 de agosto de 2011 y  debía cumplir condena hasta el 2021.

HISTORIAL
Tal vez el hecho más famoso por el que saltó a la fama éste delincuente es el robo millonario a la sucursal Mercado de Abasto del Banco de San Juan. Eso fue el 18 de octubre de 1995 y se robaron 1.064.623 pesos. Por ese hecho, Sosa fue detenido y la justicia le dictó una falta de mérito por no tener pruebas suficientes para condenarlo, pero siempre estuvo vinculado a esa investigación.

Tiempo después sí lograrían atraparlo. Fue el 4 de junio de 2005, cuando cayó preso por el robo de 28.300 pesos a la empresa constructora Sabino Pignatari  y por el robo a Pedro Pablo Bravo. Le dieron 10 años de reclusión.
El 30 de abril de 2008, la Sala I de la Cámara Penal le hizo un cómputo de la pena en el que se determinó que desde el 4 de junio de 2010 ya había cumplido la mitad de la condena, por lo que empezó a gozar de salidas transitorias.
Por esos fue años fue cuando Pedro Morales le hizo una larga entrevista al Nene Sosa para La Ventana y El Nuevo Diario. Poco después, Sosa violó el régimen de confianza, no se presentó más y el 10 de agosto de 2011 fue declarado en rebeldía, por lo que la jueza de Ejecución Camus dictó su pedido de captura. Desde ese momento, su condena a 10 años de reclusión automáticamente se hizo extensiva hasta el 2021. Pero, si no lo atrapan hasta esa fecha, su pena habrá prescripto sin estar preso.
Dueño de un lenguaje propio de un empresario, confiesa que esa preparación le abrió la puerta de muchas empresas a las que estudió antes de robarles. Le dicen “el Nene” y afirma que conoce por lo menos dieciséis cárceles de todo el país. Precisamente ese conocimiento le permite hablar “con autoridad” de lo que está pasando con la delincuencia en la actualidad.
Esta es la entrevista que se hizo en ese entonces y que tiene plena actualidad.

-Si algo rescata la policía de los viejos delincuentes es que tenían códigos. ¿Cree que eso es lo que se ha perdido?
-Los códigos se han perdido en todos lados, los ha perdido la delincuencia pero también los policías, los guardiacárceles, la sociedad también. Si un kiosquero puede se deja el vuelto o nos da más caramelos en lugar de una moneda. El problema es general.

-Pero en el caso de la delincuencia la diferencia está en que son capaces de matar por diez pesos.
-Eso es cierto. Antes, cuando uno se decía ladrón era porque tenía trayectoria, había hecho cosas grandes. Ahora cualquiera se dice ladrón y algunos dicen con orgullo que han matado a alguien. Yo con esos no me junto. No creo que se pueda sentir orgullo de matar a una persona.

-¿Cuáles eran sus códigos?
-Me los enseñó mi papá, que no era ladrón. La primera vez que vino a visitarme a la cárcel me preguntó si iba a dejar de vivir de este modo. Yo le dije que no, que cuando saliera iba a seguir. Entonces me dijo que respetara lo siguiente: 1) nunca le robes a un pobre; 2) Nunca toques a una mujer si no quiere que la toquen y 3) Ningún dinero alcanza para pagar una gota de sangre de una persona.

-¿Los respetó?
-Siempre. Si estoy aquí es porque los respeté. Yo podría haberme salvado de que me atrapen en el último asalto si le echaba la camioneta encima a un auto que estaba esperando para doblar. Pero alcancé a ver que iban niños atrás. Y frené. Imagínese que con una camioneta Ford a no menos de 80 kilómetros por hora, iba a partir ese auto. Si usé armas en los asaltos era para asustar pero nunca para matar.

-¿Cuánto de influencia tiene la droga en esa pérdida de los códigos?
-No sé si se debe a eso. Cuando yo empecé con esto, también había droga pero sólo la usaban unos pocos. Recuerdo que en un asalto que hicimos a un club donde se realizaba una fiesta, encontramos un paquetito con droga junto al dinero. Pero no sabíamos qué hacer con eso así que lo dejamos. Ahora en cambio algunos roban solamente para pagar su droga. Algo hizo que el uso de la droga se generalice y en eso habría que preguntarles a algunos políticos cuánto tuvieron que ver.

-¿En las cárceles corre mucha droga?
-Los que se drogan traen eso de afuera. Me preocupa que ahora se dan con pegamento o el paco que realmente les destruye el cerebro. Son veneno.

-¿El encierro lleva que se droguen más para que pase el tiempo?
-El que se droga sabe que drogado el tiempo pasa más lento, así que no sirve. El tema está en que la gente no tiene alguna ocupación.

-¿Cree que el encierro sirve de algo entonces?
-Las cárceles en general, no me refiero sólo a esta, no sirven para nada. No se readapta nadie, nadie deja de robar.

-¿Cuál es el fondo del problema?
-Uno de los problemas es la cantidad de horas que se tiene para pensar. Salvando la hora del recreo, las veintitrés horas restantes se la pasan pensando qué van a hacer cuando salgan. Aquí casi nadie trabaja. La primera vez que estuve preso en San Juan éramos 80 presos y los 80 trabajábamos. Ahora no, trabajan unos pocos. El resto ni siquiera hace algún deporte. Por eso habría que tener otra hora de recreo pero para que hagan gimnasia así se van a dormir cansados y no andan pensando cómo robar.

-¿Qué más haría usted con los presos?
-Otro de los problemas es que aquí se mezclan todos con todos. Un ladrón que recién empieza se junta con los que ya tienen varias entradas y viven de lo que roban. Yo los separaría, les pondría un profesor de gimnasia, les enseñaría un oficio, no sé, algo para que cuando salgan puedan trabajar honestamente.

-¿O sea que es cierto eso de que la cárcel es una universidad de la delincuencia?
-No quiero que se crea que me estoy refiriendo a la cárcel de San Juan donde creo que hay personas muy buenas y el trato que me dan es de mucho respeto. Me refiero a las cárceles en general. En mi libro lo digo, la primera fruta que robé fue mi jardín de infantes. Cuando robé mi primer cajón de frutas, ese fue el comienzo de la primaria. La plata de los cajones de los turcos que tenían almacenes, ese fue el egreso de la primaria. Mi primera vez con un arma fue comenzar la secundaria. A la universidad llegué cuando entré a la cárcel. Ahí aprendí todo lo que no sabía.

LAS DEFINICIONES DE UN PROFESIONAL
<< Que robes no te hace ladrón. No sé como llamarles, porque rateros me parece muy despectivo, pero no son ladrones. La de ladrón era una ocupación respetada en todo el mundo. Ahora no. Lo que no sé es cómo separar el término ladrón de la palabra delincuente. Eso me duele cuando me lo dicen>>.

<< En Devoto aprendí a tratar a los violadores. Pedí un jabón en la ranchada (grupo con el que se comparte todo) para lavar la ropa sucia. Un amigo, un ladrón muy famoso, me dijo que yo no tenía por qué lavar y llamó a “Dominguito”. Le ordenó que contara por qué estaba ahí. Al principio el hombre no quería pero después de algunas cachetadas comenzó a relatar que había violado a un niñito de 8 años en el edificio en el que trabajaba de portero. Me dio la impresión de que se excitaba al contarlo y llegó a decir que lo violó porque el chiquito lo provocaba. Era un degenerado. Desde entonces aprendí cómo tratarlo y en esa cárcel nunca tuve que lavar mi ropa. No participe de las violaciones que hacían otros presos, pero sí usé a los violadores para que me sirvieran. Son seres degradantes >>.

<< No soy de los que piensan que los que más tienen merecen que les roben. Sé que está mal robar y por algo es uno de los mandamientos. Si no pensara eso no podría explicar por qué no quiero que mis hijos sean ladrones >>.


“MI ESPOSA NO ME CREE QUE DEJA”
-¿Cómo se le ocurrió escribir un libro sobre su vida?
-Me lo sugirió un policía sanjuanino, de apellido Villanueva, a quien conocía de las veces que caí preso. La última vez que me engancharon me lo sugirió y yo le preguntaba qué podía interesar de mi vida y me dijo. Hay robos que no sabemos cómo los hiciste, contá eso que a muchos les gustaría saber.

-¿Y de eso se trata?
-Es la historia de mi vida. El de una pareja en la que el hombre empieza a robar para comer y después sigue robando y a veces cae preso y a veces se escapa…

-¿Siempre lo acompañó la misma mujer?
-Siempre con la misma mujer. De algún modo la historia del libro es una historia de amor muy grande, porque ella me acompañó siempre y merece todo. Yo la amo y aunque no me cree, le he prometido que esta es la última vez que robo y estoy preso.


“No quiero morir en la cárcel”
-¿De verdad piensa en retirarse?
-Hace poco tuve algunos problemas de salud y creí que tenía cáncer. Eso me llevó a pensar que podía morir y realmente creo que esa sería la peor muerte, que en lugar de estar rodeado de mis hijos y mis nietos, mi última visión sea una reja. No quiero morir en la cárcel.

-¿Y cómo piensa hacer para no tener que robar de nuevo? ¿Tiene bienes suficientes como para sobrevivir?
-Algo tengo y quiero vender todo menos las casas de mis hijos y la mía, para poner algún negocio. Si las cosas en el 2000 hubieran estado como ahora, no hubiera tenido que robar de nuevo, por eso me arrepiento de estar preso y no poder aprovechar este buen momento que está pasando el país y San Juan.

-Dicen que usted dio varios golpes millonarios. ¿Qué fue de esa plata?
-El robo más grande que hice, unos 15 kilos de joyas de altísimo valor, se las quedó un joyero muy famoso de Morón, me las robó o como se dice en este ambiente “me rostreó”. Con el dinero de los robos compré algunas propiedades y casas para mí y para mis hijos. También he gastado mucho. He dormido en los mejores hoteles, manejado los mejores autos y comido en los mejores restaurantes. No me privé de nada y también he jugado mucho dinero en los casinos.


DOS ANTECEDENTES FAMOSOS
Sosa Domínguez participó de dos robos millonarios, uno en Mendoza, y otro en San Juan.

El de Mendoza ocurrió en tiempo de los militares y para eso se disfrazó con un uniforme de teniente y junto a su banda entró en la financiera Exprinter. La gente le creyó cuando dijo “este es un procedimiento por subversión económica” y mandó a sus compañeros a que apresaran a los dos custodios que llevaban las sacas con dinero. Fue tan convincente que un policía le preguntó cómo podía ayudar y lo mandó a que mantuviera el público a distancia. Los dos custodios fueron liberados en el parque San Martín y el dinero desapareció.

De la sucursal mercado de Abasto del banco San Juan se llevaron más de un millón de pesos. Sosa, que aprendió el oficio de “chapista de automóviles” fabricó una caja metálica oculta bajo el chasis de un camión. Al lugar llegaron en auto y, según relata, se encargaron de que lo vean para que luego busquen a ese automóvil y no al camión que los esperaba cerca del lugar. El auto fue abandonado y los asaltantes desaparecieron con el dinero, ocultos en el viejo camión “adaptado”.

El Nene Sosa se enojó cuando el periodismo lo presentó como el cabecilla de la rebelión en el penal de Mendoza. “Yo sólo hice de mediador para que no maten guardiacárceles”. Después corrió la versión de que integraba una banda mixta con policías. “jamás trabajaría con policías”, dice muy serio.




NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EN EL 2009

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José "El Nene" Sosa Dominguez, famoso ladrón de bancos.