Raúl Ontiveros: "La droga te propone un paraíso artificial que se termina transformando en un infierno real"

Es psicólogo. Armó la comunidad terapéutica Lihué, fundada en 1994 y es responsable del programa de prevención y asistencia de adicciones. Raúl habla, informa y aconseja sobre un tema que fue, es y será de actualidad y que, lamentablemente, nos afecta a todos.

-¿Qué es una droga?
-Una droga, en el sentido que nos importa desde las adicciones, es cualquier sustancia cuyas moléculas van a producir alteraciones de estado de ánimo, alteraciones de estados cíclicos, y que van a producir algún tipo de daño en función de la dependencia que generan. Tienen un grado de toxicidad que a lo largo del tiempo va a ir provocando un daño progresivo y que siempre tiene algún tipo de “enganche”

-¿Cómo es ese “enganche”?
-Droga significa trampa en griego y toda trampa tiene un cebo. El enganche del cebo es, básicamente, producir placer, ya sea el poder atravesar un periodo de tiempo agradable, transitorio, que con el tiempo se va acortando o la ausencia del dolor. Hay personas que pueden hacerse adictos a la morfina pero realmente tienen algún problema o algún dolor físico. Esto se basa en la búsqueda de placer por un lado o la evitación de dolor por otro.

-¿Lo que busca la droga, entonces, es anestesiar una situación que puede estar viviendo el sujeto?
- A veces el placer es solamente no sufrir. Cuando el estado de ánimo de una persona está deteriorado, está en una situación angustiante o en un estado depresivo, hay todo un trastorno donde el sólo hecho de no sufrir da cierta sensación de bienestar. Como uno se acostumbra a estar mal, esa ausencia de dolor le hace creer a la persona que está en el paraíso. La persona que está en un estado de ánimo normal va ascender a estados superiores.

- ¿A eso se llega? ¿A creer que no estar mal significa estar perfectamente bien?
- ¿Quién no querría tomar algo y estar mucho mejor de lo que está? El asunto es que siempre, con todo tipo de droga, existe lo que se llama “efecto rebote”. Significa que lo que primero produce placer después de un tiempo, a la media hora o a la hora, te produce todo lo opuesto. Es decir, cuando pasa el efecto no se vuelve a un estado de normalidad, sino que se pasa a un estado de mucho displacer, de mucho dolor, mayor que el que se tenía previamente antes de consumir.

- ¿Cómo funciona el cerebro de la persona que siente que está necesitando una droga?
- Hay una palabra en inglés que caracteriza esto, el “craving”, que significa voracidad, muchísimo hambre. Existe en el cerebro, y esto es una de las maravillas que hace nuestro sistema nervioso, lo que se llama un circuito de “recompensa”.

- ¿En qué consiste?
-En que uno de los tantos neurotransmisores, que son moléculas que de neurona a neurona pasan información, es la dopamina, que se encarga del placer. Por ejemplo, si estamos haciendo algo lindo, agradable, se segrega una determinada cantidad de dopamina que nos da una sensación con base neurológica de que está todo bien, estamos en bienestar, en armonía.

- Pero…
-Pero habría un atajo, que es incorporar una sustancia que me genere la secreción de dopamina sin que realmente esté pasando algo agradable, es decir, generarse placer independizándolo de la misma realidad. Yo puedo estar en una situación totalmente desagradable, traumática, y a la vez sentir placer por haber consumido droga. Lo cual hace que se refuerce la idea de volver a consumir para volver a sentir ese placer, por eso se le llama de “recompensa”. La base de esto está en lóbulo límbico y es algo que se ha descubierto en los últimos 20 años. Hasta ahí funciona todo bien, paradójicamente, a pesar que está todo mal. Cada vez que se van consumiendo drogas, en particular cocaína, este circuito de recompensa se va alterando a tal punto de que por más cocaína que se consuma, no hay más placer.

- ¿Se genera una resistencia, como si el cuerpo y el cerebro adquirieran “estado físico” y aguantaran más?
- Claro, esto se llama tolerancia. Por más que consumas y consumas no se produce el efecto pero mientras tanto te vas intoxicando más, a tal punto que la dosis que consumís sobrepasa lo tolerable por el organismo y eso es lo que llamamos sobredosis. Previamente la persona va empezando a correrse a un polo depresivo, aquello que hace un tiempo nos generaba tanta alegría y energía, en la etapa más avanzada del camino, sobre todo del consumo de cocaína, básicamente tenés una persona depresiva.

- ¿Qué consecuencia sufre el cerebro a raíz de este engaño que uno le hace al inducirlo a producir la dopamina, cuando en realidad no la quiere producir?
- Hay un fenómeno que se llama desfrontalización. Si vemos el cerebro desde arriba, esto se comprueba en un mapeo cerebral, hay un daño que se va produciendo desde el lóbulo frontal hacia atrás. Por eso se habla de los desfrontalizados, sobre todo con Paco.

- ¿Qué consecuencias trae esta desfrontalización?
- El lóbulo frontal, además de estar de cargo de la parte motora, es donde residen ciertos núcleos pequeñísimos pero de extrema complejidad que hacen a lo humano, como por ejemplo el control de impulsos. Existe un centrito que es del tamaño de una cabeza de alfiler, que es el centro de control de impulsos en el lóbulo frontal y es una de las primeras zonas dañadas. Entonces después de tanto consumo esta persona está totalmente descontrolada, desbordada y cualquier tipo de freno inhibitorio es obsoleto. La misma droga hace que la impulsividad esté totalmente exacerbada. Lo que obtenemos finalmente y conductualmente es un pibe fuera de control.

- ¿Esos daños son irreversibles?
- Los daños se pueden revertir si detenemos el consumo a tiempo, si le damos una rehabilitación que contenga una fuerte actividad cognitiva como jugar al ajedrez, leer, poner el cerebro en necesidad de reproducir neuronas. Esto es basado en la teoría del aprendizaje neuronal. Hoy sabemos que las neuronas se reproducen, entonces hay que ponerlos en situación de exigencia, con una buena alimentación y que dejen de consumir drogas. Por eso la idea de que las drogas se pueden regular, que la persona lo puede ir manejando…quienes trabajamos en la trinchera hace años sabemos que es un lindo cuentito que no es real.

- ¿Cómo funcionan los placebos en este campo?
- Es raro, existen algunas drogas con un importantísimo quantum de dependencia psicológica más que dependencia física real. La marihuana, por ejemplo, tiene una dependencia física mínima, prácticamente nula y la mayor parte es dependencia psicológica.

- ¿Cómo funciona eso?
- En la dependencia psicológica la persona cree y está convencida que esto la va ayudar para algo, pero no ayuda. No hay razón ni fundamento pero el hecho de creer la ayuda, le hace depender de esto y capaz que funciona. Muchas de estas drogas tienen un efecto placebo de poder funcionar, pero en realidad le está proveyendo de nada más que desinhibición. La persona cree que en una fiesta puede hablar mejor, ser más convincente o más seductora, pero en realidad no se lo está proveyendo la droga, sino que se lo está dando ella misma. Mucho de lo que trabajamos en prevención y asistencia consiste en explotar y desarrollar esta capacidad que naturalmente tiene todo ser humano y que en realidad no necesita de una droga, pero la droga se mete en este circuito y le hace creer que la necesita

- ¿Cómo es la personalidad de un sujeto que depende de una droga?¿Se aísla, se retrae, causa problemas?
- Totalmente variado. Hoy en día no se puede hablar de un perfil de adicto. Hay personas que son muy retraídas e inhibidas socialmente pero hay otras que de por sí son bastante histriónicas. La droga en ambos funciona de manera diferente pero lo que más nos interesa es que en las personas tímidas hay otro efecto. Por ejemplo, la marihuana al ser un desinhibidor de la corteza cerebral hace que la persona esté más dada. Ojo, al cabo del tiempo todo eso desaparece y es la clásica figura del consumidor ya adicto, consumiendo solo en su casa, en su habitación, en un estado todo gris que llamamos alexitimia, donde no hay sabor por nada y es, básicamente, un cuadro depresivo.

- ¿La persona que cae en una adicción, sea la droga que sea, busca siempre lo mismo? Por ejemplo, lo que hablaba anteriormente de buscar una recompensa u olvidar una situación angustiosa.
- El adicto busca estar bien, el problema es que lo busca a través de un medio enfermo. El adicto busca su alegría, su felicidad, su paz, es decir, hay algo que lo atormenta, como experiencias infantiles traumáticas, de golpes, de abusos sexuales, de ausencias y él busca irse de eso.

- ¿Conoce el caso de alguna persona que haya adquirido voluntariamente esta conducta autodestructiva?
- Hoy en día hay un perfil de cuarentones que están incorporando a su vida la cocaína. Ya tienen una vida hecha, con trabajo, socialmente activa, con amigos, pareja e hijos. Uno mira de afuera y piensa que no le falta nada. La cuestión es que quizás no le falte nada del otro mundo, pero tarde o temprano la sustancia empieza a ejercer su poder adictógeno. Yo siempre pongo el mismo ejemplo, quizás no me quiera suicidar pero de tanto tomar todos los días una gotita de cianuro, tarde o temprano me voy a morir aunque no tenga una motivación depresiva de suicidio. Esto es lo mismo. Hay muchas personas que después de unos años de consumo de cocaína han notado que no lo pueden parar, se les fue de las manos y siempre tienen el mismo discurso; “es para los fines de semanas, yo si lo controlo, no pasa nada”… pero el día que no encontraron al transa, que por alguna razón no pudieron conseguir o por un desborde de dinero, se vuelven locos y aparece este “craving”, esta voracidad que los lleva a hacer cualquier locura

- Esto último se suele reflejar en películas y series. Antes habló de los daños mentales que produce la desfrontalización, ¿qué tipo de daños sociales le causa a la persona?
- Tengo cierto problema con algunas expresiones que en Argentina se utilizan en los últimos años. Una de ellas es el consumo “recreativo y social” de las drogas. Quienes tenemos algunas horas de vuelo en esto y hemos visto generaciones y décadas pasar, sabemos que el adicto termina solo, totalmente desocializado. Cuando me hablan de un consumo social solamente porque se fuma en grupo, esa persona dentro de 5 o 10 años va a estar consumiendo sola. El deterioro social es enorme porque tarde o temprano va a afectar sus vínculos familiares, sus vínculos de pareja y si son adultos el vínculo con sus hijos termina muy dañado… sobran casos de artistas y futbolistas donde lo vemos.

- Hay un caso de actualidad con un cantante que dice disfrutar de fumar marihuana con sus hijos.
- Hay que ver dentro de un tiempo como sigue eso. Ciertas películas empiezan bien pero terminan bastante mal y ni hablar laboralmente. Pasa inclusive a nivel rural, donde la jornada se paga el sábado, todo el fin de semana se toma alcohol, el lunes no aparece en el trabajo y después de un tiempo los terminan echando o ellos mismos abandonan el trabajo. Entonces termina habiendo toda una implicancia a nivel familiar y social; y ni siquiera hablar de cómo los chicos abandonan el colegio.

- ¿Entonces siempre se trata de una cuestión de tiempo?
- Es una bomba de tiempo que tarde o temprano explota. Yo siempre digo que algunas personas tienen la mecha más larga o más corta, pero tarde o temprano la chispa va a llegar a la pólvora. No hay mucha vuelta que darle, por eso se trabaja mucho en prevención o pretendemos trabajar en prevención porque no es solamente una frase poética, realmente es así la droga, te propone un paraíso artificial que se termina transformando en un infierno real.

- Un debate de actualidad, que en algunos países se lleva en práctica, es si la droga debería ser legal. Hay distintas teorías, por ejemplo, al ser legal se acabaría el narcotráfico porque no habría necesidad de traficarla. ¿Qué opina al respecto?
- En Argentina cualquier chico entre 15 y 18 años te trae cinco o seis drogas de base; Alcohol, tabaco, pastillas, pegamentos-solventes y marihuana. Podemos mencionar cocaína como algo un poquito más avanzado, pero de estas cinco drogas cuatro son legales. ¿Cómo me pueden convencer que legalizando la marihuana se va a controlar cuando el alcohol es totalmente legal? Y yo te pregunto, ¿se lo puede controlar en ámbitos adolescentes? El tabaco es totalmente legal, puede ir un niño a comprar y el tabaco mata en Argentina 45.000 personas por año, es una locura, un genocidio. Está también el tema de pastillas y psicofármacos con la receta archivada, que por poco no te hacen un ADN para venderte un psicofármaco. Los pibes consiguen con cierta accesibilidad pastillas en la calle. El gran problema que tenemos, y esto es indiscutible, son las drogas legales.

- ¿De dónde vienen la prohibición a ciertas drogas y la permisividad que tienen otras?
- Culturalmente se armaron así. Por ejemplo en los países árabes el alcohol está prohibido y la marihuana está permitida. El hachís es otra forma del uso del cannabis. En las guerras de la conquista española había una tribu musulmana que consumía mucho hachís antes de entrar en combate y eran famosos por su salvajismo y su violencia. Los hispanos los llamaban “hashashinos”, y de ahí viene la palabra “asesino”, viene del hachís. Entonces hay algunas drogas que, naturalmente siempre las tuvimos, como el alcohol y el vino. Crecimos con ellas. También somos un país productor de tabaco.

- ¿Y respecto a las drogas más criticadas?
- Y…no crecimos con la marihuana, pero si vos me preguntas a nivel de salud pública, una persona que fuma tabaco no va más allá del daño que se está haciendo a sí mismo, no está alucinando. Si se sube a un auto no va a chocar. Con la marihuana se altera la percepción de la distancia y del tiempo, con lo cual si vas manejando tarde o temprano aumenta 25 veces la posibilidad de que tengas un accidente de tránsito.

- Otro tema de actualidad que genera debate es el uso de aceite de cannabis para tratar ciertas enfermedades, ¿el uso de aceites puede generar dependencia en las personas?
- Se está estudiando y cualquier manejo debe ser absolutamente científico, lo que la ciencia nos vaya mostrando. En nuestra vida cotidiana estamos en contacto con remedios, analgésicos, y si vas a operarte te van a inyectar como anestésico algún derivado del opio, probablemente. El tema con una planta como el cannabis… yo me acuerdo de un médico que me decía “toda planta algún beneficio tiene” y me acuerdo de mi abuela que decía “si Dios puso esta planta en la tierra es para que esté al servicio del hombre”. A ver, no hay ninguna planta 100% mala ni 100% buena.

- ¿Entonces cómo debe ser el trato que hay que darle a esas sustancias?
- Podemos de una planta, en este caso el cannabis, extraer, sintetizar una molécula o una sustancia y con eso fabricar un remedio. La mayoría de nuestros remedios son así. Eso no significa que por epilepsia refractaria te vas a fumar un caño de marihuana, eso ya es otra cosa. Hay casos estrictamente de epilepsia refractaria que con aceite de marihuana, que es todo un proceso de sintetización y fabricación, las convulsiones han disminuido notoriamente y han mejorado la calidad de vida de muchos chicos.

- Anteriormente mencionaba casos de adultos con una familia armada y con la vida hecha que caen en el consumo de drogas. ¿Por qué cree que han cambiado los hábitos de consumo y los grupos sociales?
- Primero, porque hay más drogas transitando en los ámbitos sociales. La presencia de sustancias hoy es mayor que la que teníamos hace 30 años en Argentina, hay muchas situaciones vivenciales del ser humano que tienen que ver con la falta de algo y aprendías a vivir con ello o lo llenabas con situaciones saludables. La droga se ofrece como un llenador de vacío, como un aplacador de angustias muy rápido, muy a mano y muy tentador. Es un atajo que te termina llevando a un acantilado sin paracaídas y que se ofrece como una diversión. Durante mucho tiempo en Argentina hemos tenido un mensaje de banalización del consumo, en particular de marihuana, donde se nos decía no pasaba nada, que no había problema, no era adictiva, y bueno… no es así.

- Antes a cada grupo social se lo podía relacionar con cierta droga. ¿Cree que eso se ha desmitificado y que todos estamos expuestos a los distintos tipos de droga? Sea marihuana, pasta base o cocaína.
- Totalmente. Todos usan pantalones, algunos utilizarán un pantalón más barato y otros tendrán uno más caro. Algunos podrán tener más acceso económico a determinada calidad menos mala. Si hay algo para desmitificar es que hay buena y mala calidad de drogas. Todas son malas. Por ejemplo en cocaína, cuando se habla de máxima pureza es un 38% de cocaína, mientras que el resto del papel es lidocaína, azúcar impalpable, vidrio molido, etcétera. El resto son sustancias llamadas “de corte”, sustancias adulterantes que ayudan a abultar. En todo caso hay que hablar de drogas malas y muy malas.

- Es cierto lo de la banalización. Es común hacer chistes diciendo “vos estás consumiendo de la mala” cuando alguien dice algo absurdo.
- Cualquier adicto te va a contar la misma historia. Cuando no puede comprar "de la buena" y tiene un par de pesos en el bolsillo, sabiendo que es de la mala va y compra lo mismo por necesidad. Toman lo que venga. Es lo que le pasa al alcohólico que está acostumbrado a determinado champagne o whisky. Había un humorista que murió, muy ligado al consumo, que decía que una noche lo único que quedaba en un bar era un licor de mandarina… y se lo tomó todo. Se dice que la necesidad es la madre de la osadía. La locura a la que accede conductualmente un adicto tiene que ver con esa necesidad irrefrenable, esa necesidad que hace que no se pueda controlar y que lo lleva a consumir lo que sea.

- ¿Donde tienen que empezar los cuidados para que una persona no caiga en esto?
- Antes de que el chico nazca, desde la elección de la pareja. La prevención inicia desde cómo yo vivo mi vida y cómo mis hijos me están viendo vivirla. Hay algo que está comprobado y bastante estudiado a nivel social, ¿cuál es el primer contacto que una persona tiene con la droga? El primer contacto que la mayoría tiene es de niño y con tabaco, cuando papá, mamá, el tío o el abuelo le dan una platita al nene para que vaya al kiosco y le compre puchos. Aquello que va a matar a estos niños unos años después fue iniciado a través de los padres, con dineros de padres. La primera borrachera fue en un boliche o en el asado del domingo en la casa del abuelo. Entonces la prevención de mis hijos empieza por mí, empieza por cómo vivo, cómo trato, cómo doy afecto, cómo me comunico, cómo escucho, cómo le pongo límites, cómo lo amo.

- ¿Existe una salida, mentalmente hablando, para la persona que tuvo una adicción o siempre está expuesta a caer de nuevo?
- Existe una salida y esto es lo bueno, porque si no, más que centro de rehabilitaciones nos hubiéramos dedicado a poner salas velatorias y listo. Lo que más conozco es de Lihué, es donde 24 años desarrolle mi actividad, pero conozco muchísimas comunidades terapéuticas en Argentina y más allá. A mí me invitaron la semana pasada a un egreso de tratamiento en Buenos Aires de 17 chicos, eso es un milagro de la vida. En Lihué la semana pasada terminaron el tratamiento dos chicos y en lo que va del año terminaron seis o siete.

- ¿Cuánto dura el tratamiento o depende de cada caso?
- Depende de cada caso. Hay chicos que hacen su tratamiento en un año y medio y hay casos que lo hacen en tres años. Desde ya que ninguna rehabilitación es comparable, porque los obstáculos que hay que vencer tienen que ver con la historia de cada uno y con los recursos. No es lo mismo un chico cuyos padres se comprometen a cambiar que un chico cuyo padres venden droga, no es lo mismo un chico que empezó a drogarse a los 12 años que otro que empezó a los 16 o que otro que empezó a drogarse a los 40. Son situaciones muy diferentes.

- ¿Cuáles son los cuidados que hay que tener para no recaer en una nueva adicción?
- Se deben tener cuidados diarios. Trabajamos mucho en prevención de recaídas brindando herramientas de cambio familiar, desarrollo de reinserción social a través de trabajo, estudio, espacios saludables y diversiones sanas. Siempre es un desafío y con el tiempo la persona hace de su abstinencia, su estilo de vida. Al principio, luego de terminado el tratamiento, sí que es difícil pero como te dije, hay salida.



NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 16 DE DICIEMBRE DE 2016

GALERIA MULTIMEDIA
Raúl Ontiveros - Psicólogo