Danza
Pérez Lobos Violeta , el arte del cuerpo
Una historia de música, teatro, letras y movimiento, en la provincia de San Juan.
Violeta Pérez Lobos nació el 29 de mayo de 1941, hija de Vicente Pérez Lobos y Violeta Florencia Aguado, en la ciudad de San Juan. Fue la segunda hija del matrimonio, luego del primogénito Marcelo. Después de ella nació su hermana menor, Virginia.
Violeta fue concebida en el seno de una familia de artistas sanjuaninos y el tiempo demostraría que esa vocación también corría por sus venas. Su abuelo materno, Inocencio Aguado, era compositor y entre sus obras figuran el himno a Sarmiento y a Juan Jufré. Su padre fue docente y rector del Colegio Nacional, escribía y cantaba. Su madre tenía un gusto especial por la música clásica, una satisfacción que compartió con sus hijos.
En 1976 la artista se casó con Fernando Colqui, su primo oriundo de Buenos Aires.
La danza de película
A Violeta le gustaba mucho el cine y, con frecuencia, visitaba las salas del Estornell. En esa época, era común que en las películas aparecieran bailarinas y representaciones de danza clásica. Cada vez que llegaban a su casa, ubicada en las inmediaciones del Colegio Nacional, imitaba a los personajes de la pantalla y soñaban que era premiada.
Maravillada por los cuerpos danzantes del cine de los cincuenta, les contó a sus padres que quería bailar. Pero, durante un tiempo, no la dejaron. Tenía un espíritu rebelde e inquieto y no creían que ella pudiera tener la disciplina para bailar.
Violeta no se dio por vencida. Un día, le contó a Vicente que había tenido un sueño horrible. En la pesadilla ella soñaba que se quedaba inválida y que nunca podía cumplir su deseo de ser bailarina. No era verdad, pero sirvió para que le permitieran bailar.
Empezó la función
A los dieciséis años entró en el mundo del clásico. En el año 1957 comenzó a aprender en el recién creado instituto de la bailarina Nebita Alladio, que más tarde se convertiría en el “Pavlova”. Allí compartió muchas experiencias junto a dos compañeros: Juan Carlos Abraham y Evangelina Burgarat.
El Instituto Superior de Artes
Hasta los veintidós años Violeta bailó junto a Alladio. Cuando egresó se unió al Instituto Superior de Artes (ISA) y se desenvolvió como ayudante de cátedra y profesora. Formó parte de los departamentos de danza y teatro. Mientras trabajaba en el ISA, incursionó en un nuevo campo: el teatro. Violeta se unió a Oscar Kummel y Víctor Correa para formar el grupo “Nuevo teatro”, dedicado a la pantomima. Juntos participaron en concursos internacionales de mimos y en el programa “San Juan en Alta Visión”, que se emitía los días lunes, por Canal 8, a mediados de la 
década de 1960.
Su ballet
En 1964 el Instituto Superior de Artes se incorporó a la nueva Universidad Provincial Domingo Faustino Sarmiento y fueron cerrados los departamentos de Arte y Teatro. Fue en ese momento cuando Violeta, junto a Juan Carlos Abraham, comenzó a pensar en alternativas para desenvolverse en el campo que tanto amaba.
Así, tuvieron una idea: crear un espacio independiente para la enseñanza de danza. A mediados de la década de 1960 crearon el instituto “Alba”, que significa apertura a la vida. Se convirtieron en pioneros de la enseñanza de danza contemporánea en San Juan. En 1976 cambiaron el nombre de la institución por el de “Estudio Coreográfico Argentino”, denominación que permanece hasta el siglo XXI.
Desde el estudio buscaron transmitir el amor a la danza, la belleza de la estética y del alma, y la autenticidad, porque “la persona que es clara, es clara bailando”. Violeta y Juan Carlos permanecieron juntos a cargo del instituto hasta el fallecimiento del segundo en 1987.
Más allá del movimiento 
Violeta también incursionó en otros campos artísticos, como el dibujo y la poesía. Su inspiración es el ser humano. En el año 2011 presentó su primer libro de poesías. Ese mismo año fue reconocida como ciudadana ilustre de la ciudad de San Juan.
La publicación de Pérez Lobos tiene más de 70 poemas y entre ellos se destacan los versos que la artista dedicó a su esposo, a su madre y hermanos, a Juan Carlos Abraham, a la zanda, a lugares sanjuaninos y a diferentes hechos sociales, entre otros temas.
A lo largo de más de cincuenta años en la danza, Violeta tuvo la oportunidad de actuar en el Teatro San Martín de Buenos Aires, en los canales 7 y 9 de la misma ciudad, en el Teatro Independencia de Mendoza y en el canal 9 de la provincia vecina.
Violeta reconoce que la danza supone un gran sacrificio, dejar familia, dejar reuniones sociales, viajes. Pero no se arrepiente de haber dedicado su vida al movimiento y, si tuviera que volver a nacer, volvería a elegirlo.
“Mi vida es la existencia y el sentimiento más difícil de realizar
y el más preciado de expresar.
Mi vida es el esfuerzo
Más querido de ejecutar
como una sinfonía de sentimientos
que debe afinar y armonizar.
Mi vida es todo un cosmos de sensaciones y miedos
que superar.”
(Fragmento poesía “Mi vida”, del libro de Violeta “Cantar de mis emociones”)
Fuentes:
Violeta Pérez Lobos
Violeta Pérez Lobos “Cantar de mis emociones”, 2011
