Una suegra difícil

 Doña Telésfora Borrego pertenecía a una antigua familia sanjuanina. Hija del difunto Pascasio Borrego Jofré, y de la acaudalada María de los Angeles Cano, era 13 años menor que Nazario Benavides, cuando conoció a quien fuera el hombre que durante más años gobernaría San Juan.
Horacio Videla cuenta que la boda de Telésfora y Nazario tuvo un singular encanto.

Al regresar Facundo Quiroga a San Juan de una de las campañas por el norte y después de pasar revista a la tropa en el cuartel de San Clemente, el general le comentó al comandante de la guarnición.

—¿Quién es ese oficial?
—Nazario Benavides. ¿Por qué lo pregunta, general?

—A ese hombre le perturba la traición o algo grave le sucede.

—Convocado Benavides al despacho del Tigre de los Llanos, éste lo interroga y pronto descubre la verdad de su tristeza: Nazario estaba enamorado.

—¿Y cuál es el problema? ¿Acaso la prenda no te corresponde?
—No es eso, mi general. Ella también me quiere. Pero yo soy pobre.


Al mediodía, Facundo citó al cuartel a la altiva doña Angeles Cano. No se sabe qué hablaron pero cuando la distinguida dama se retiró, ya estaba acordado el casamiento de Benavides y su amada Telésfora.
Es más, Facundo Quiroga, vistiendo su uniforme de gala, fue el padrino de la ceremonia, junto con doña Felipa Cano, tía de la contrayente.
Nazario y Telésfora tuvieron doce hijos y constituyeron un matrimonio ejemplar. Ella fue no sólo la gran esposa sino el paño de lágrimas de cuantos se acercaron a su casa —ubicada sobre calle Santa Fe en las inmediaciones de lo que hoy es la galería Estornell— en busca de ayuda o consuelo.


Extraída del libro “El lado humano del poder, anécdotas de la política sanjuanina”, de Juan Carlos Bataller, publicado en marzo de 2006


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Telésfora Borrego y Cano