Miguel Gómez: El hombre que más títulos mundiales le dio a la Argentina

Miguel Gómez fue entrevistado por Juan Carlos Bataller en el ciclo Qué hiciste con tu vida en septiembre de 2018. Como DT condujo muchos años la selección sanjuanina de hockey sobre patines. Obtuvo tres títulos mundiales en varones, un sub 20 y uno femenino. Además fue campeón olímpico en las Olimpiadas de Barcelona en 1992.

-Comencemos hablando de tu niñez, ¿naciste en España?
-Nací en España, en la provincia de Málaga, en el pueblo de Antequera.

-¿Dónde queda eso?
-Es un pueblito muy cerca de Nerja, creo que está a 20 o 25 kilómetros. Ahí es donde mi padre conoce a mi mamá, porque mi  padre es de Nerja y mi madre vivía en Antequera. Parece que ahí se conocieron.

-¿A qué se dedicaban tus padres allá?
-Bueno, por parte de mi papá tenían una fonda, un restaurante, se dedicaban a eso. Por parte de mi madre, su padre era panadero.

-O sea, ¿siempre relacionado con la alimentación?
-Sí, siempre con la alimentación.

-¿Que los hizo decir un día “nos vamos a Argentina”?
-Mi papá siempre ha sido una persona muy inquieta. Dos veces se sacó la lotería en España y una de esas veces apareció a los tres días. Un día le dijo a mi madre “Remedios, nos vamos a la Argentina”. “Antonio pero…”. “Nos vamos a la Argentina”. Mi padre se vino uno o dos meses antes y luego nos mandó a llamar. Esas decisiones de mi padre, en los tiempos difíciles de España por supuesto, pero fue el único de todos los hermanos que se vino a América, como decían ellos.

-Y pensaban que acá estaba el futuro.
-Sí, pensaban eso, pero por lo menos acá encontraron una familia mucho más grande. Vinimos tres hermanos, hoy somos siete. Después nos casamos y hoy mi mamá es abuela, tatarabuela; entre hijos y nietos somos más de cien. Argentina nos dio una familia espectacular.

-¿Con cuántos años viniste?
-Tres o cuatro años. En 1950 y pico.

-En ese tiempo se viajaba en barco.
-En barco. El nuestro se llamaba “Cabo de Hornos”, que es el nombre de la empresa que nosotros tenemos hoy. Mi padre se había venido antes y yo, mi mamá y mis dos hermanas veníamos en ese barco. Hay anécdotas lindas porque, lo que es la vida, hace poco tiempo estuve trabajando cuatro años en Santa Cruz de Tenerife. Cuando salimos de Cádiz para América, como se decía antes, hicimos puerto en Tenerife, y también así lo hizo mi padre cuando vino. Eso lo descubrí en los pasaportes que traíamos. Estuve cuatro o cinco años en Tenerife y comentábamos con mi mamá “¿quién iba a decir que nosotros íbamos a estar acá?”.

-Tenerife es vivir en una isla.
-Para mí es hermoso, tenés las cuatro estaciones, es un sueño. Lo único que por ahí incomoda es tener todo agua alrededor. Es todo agua. Bellísimo. Los cuatro climas en coche los recorrés en dos o tres horas.

-¿Es cierto que tienen una influencia argentina? Muchos argentinos han vivido ahí.
-Sí, y sanjuaninos, principalmente en Santa Cruz de Tenerife. Más al sur y en las otras islas también. En Santa Cruz de Tenerife hay familias muy conocidas de San Juan, dentistas.

-¿Vivir en una isla implica que todos se conocen?
-Sí, todos y con un buen puerto al que todos los fines de semana llegan barcos y cruceros. Bajan rubios ojos celestes “a la vuelta” y están ahí en el día. En la tarde uno ve cómo vuelven al barco porque parten. Se vive muy bien, muy bien.

-Vos sabés que la hotelería española de primer nivel, los Meliá, los Barceló, todos son de las Islas Canarias. Ahí comienza.
-¿Ah sí? Yo usé mucho toda la cadena Meliá en el tiempo que estuve trabajando allí porque salíamos una semana sí y otra no de Tenerife. Íbamos a la península y hacíamos Madrid o Barcelona. Ahí nos desplazábamos en vehículos por la cadena de hoteles Meliá y otra que era del presidente del Barcelona. Estábamos muy ligados por el deporte y cuál de todos los hoteles mejor. España es una de las capitales importantes del turismo en el mundo.

Los Gómez en San Juan
-De pronto llegan a Argentina. ¿Ustedes venían a San Juan directamente?
-Sí. Mi padre vino directamente a San Juan.

-¿Por qué vino a San Juan?
-Porque teníamos unos parientes por parte de mi padre, los Ramírez Criado, él es Antonio Gómez Criado. Ellos eran los propietarios de los cines Gran Rex y Renacimiento. Mi padre se vino antes y comenzó trabajando con ellos. Después trabajó con Osvaldo Montaño en la Cervecería San Juan y luego nos mandó a llamar a nosotros. Creo que nuestra primera vivienda fue en la calle Santiago del Estero y Santa Fe, frente al Registro Civil, que en esa época estaba ahí. Nosotros vivíamos en la esquina.

-A pesar de haber ganado la lotería en España comenzaron de nuevo, humildemente.
-Sí, mi padre era muy trabajador y hacía de todo. Limpiaba cocinas, desarmaba gasificadores, porque las cocinas de antes andaban a kerosene y tenían gasificadores. Trabajó de chofer en la Cervecería San Juan, después incursionó mucho como mozo. Así empezó hasta que llegó Pepita de Triana y Máximo Oviedo. Ellos estuvieron viviendo en nuestra casa cuando ya vivíamos en la General Acha.

-¿Cómo empezó esa relación? A mí siempre me apasionó la historia de los inmigrantes, sobre todo aquellos que tenían una historia detrás. Tengo entendido que Oviedo aparte de ser guitarrista era medio un revolucionario.
-Exacto.

-Y que estuvo en otro país.
-Venezuela

-Y de pronto tuvo que venirse para acá.
-Estuvo en Buenos Aires actuando porque tanto él como Pepita hacían un show espectacular de flamenco, hasta que llegaron a San Juan. Acá se contactaron con nosotros y estuvieron muy ligados con don Miguel Abecasis, de grandes tiendas GEA. Ese fue uno de mis padrinos de casamiento. Llegó un momento en esa relación con nuestra familia, que don Máximo y Pepita se fueron a vivir a nuestra casa. Ahí mi padre trabajaba como mozo en un restaurante que se llamaba el Cortijo, que estaba por la Entre Ríos, después trabajó en el Centro Andaluz.

-En la Entre Ríos y Santa Fe había otro lugar donde se hacía fiesta.
-“El Clavel de Oro”. Ahí se juntaban todos. Mi padre terminaba de trabajar y a la hora que fuera, él iba. Ahí se juntaban la mayoría de los andaluces y los gitanos. Les gustaba el canto, el baile, como dicen ellos “el cachondeo”. Terminaban en “El Clavel de Oro” y después se iban a nuestra casa, en calle General Acha.

-Que en aquel tiempo se llamaba Ruperto Godoy.
-Claro y ahí fueron Juanito Valderrama, Dolores Abril, los Duendes Gitanos, Esteban de Sanlúcar, todos los artistas por la vinculación con la Pepita. Y se ponían ahí en el patio…

-¿Pepita era conocida en España?
-Sí, ella nació en Triana.

-Triana se llamaba el lugar.
-Exactamente. Tuve la oportunidad de ver donde pasaba el río Guadalquivir y ahí estaba Triana, pero no pude ir a ver de dónde era ella. Con el tiempo Pepita y don Máximo se convirtieron en nuestra familia y nosotros éramos la familia de ellos.

Los Gómez en el Super
-Y un día se les ocurre poner el negocio en el Súper, que acababa de inaugurar.
-Claro, ahí comenzó mi padre con don Máximo, los dos como socios. Tenían dos localcitos. Me acuerdo que en aquella época eran el 27 y el 28. No había mesas, era muy pequeño y, como en las tabernas españolas, tenían los banquitos alrededor y nosotros del lado de adentro. Servíamos un vasito de manzanilla, una cerveza, un vino.

-Los consumos eran distintos. Los vinos espirituosos eran importantes, todo tenía un jerez o una manzanilla.
-Exactamente. En aquella época era muy famoso el Barbera d''''''''''''''''''''''''''''''''Asti y el Semillón, que eran de Gualino. Esos eran los vinos más famosos. Y siempre tanto del Súper como de “El Clavel de Oro” en la noche, ¿dónde terminaba la juerga? en la General Acha. Español que venía, flamenco, todos al Súper. ¡Ahí se armaba un cante! Sansierra estuvo ahí, en el contorno de los dos locales, tomando vino de la bota.

-Estamos hablando de monseñor Sansierra, obispo de San Juan.
-Exactamente, tiene mucha historia.

-Realmente fue una época especial. Siempre lo cuento, uno salía a la calle y veía a los italianos con sus toscanitos, escuchaba hablar en árabe, en dialectos de Italia. Era un mundo de inmigrantes.
-Y en el club Olimpia estaba la cancha de trinquete en el fondo, ahí jugaban los valencianos. Ahí aprendí a escucharlos a ellos y a jugar al trinquete.

-De pronto ustedes fueron muchos hermanos. Siempre digo que sos un ejemplo de trabajo, has trabajado mucho y empezaste muy chiquito
-Sí, yo empecé a trabajar a los 6 o 7 años. Cuando vivíamos en Santiago del Estero y Santa Fe, en  calle Mitre y Santiago del Estero había una panadería de un paisano de mi padre. Ese fue uno de mis primeros trabajos. Luego, cuando vivíamos en la General Acha, mi madre hacía churros y yo los repartía. Después frente a mi casa estaba don Evaristo Alés, que tenía la empresa Del Plata. Tenía cuatro micros, cuál de todos más bonito y yo iba, hacía alguna cosa, estaba con ellos. Teníamos muy buena relación. Después trabajé con El Porteñito, incluso en la época en la que se produjo ese gran incendio. En los diarios salió que uno se cayó en el toldo de La Familiar, que era un café, ese fui yo.

-Te largaste por el incendio.
-Claro, salí por la ventana, había una cornisa, me subí ahí y me largué. Era día domingo y en esa época corría en patines. Me había ido con los patines y las zapatillas en los bolsillos. Entonces llegaba, me ponía las zapatillas, dejaba los patines y nos poníamos a trabajar. Eso fue en una víspera de navidad, porque el mesón de todos los petardos y cohetes fue lo que provocó el incendio. Y yo trabajaba  en el cotillón.

-Me acuerdo que los Sambrizzi también tenían el negocio y que se les quemó.
-Exactamente, estaba ahí cerca.

-Cuando decís que salías a repartir churros ¿eso era en la madrugada?
-Te voy a contar una historia. ¿Te acuerdas del Palacio, el “Picado”, el diariero de la Mitre? Yo salía de mi casa en la bicicleta de mi padre y no llegaba a sentarme en el asiento. Andaba de lado a lado. De ahí salía hasta donde estaba el Bar Noche y Día, en Avenida España y Mitre, en la esquina. Ahí llevaba los churros. Yo tenía que bajar por Mitre y la única luz que había era la de una pescadería. Hacía mucho frío en invierno, las manitos se me congelaban y en aquella época se sacaba la basura en cajones. Palacio me decía “Miguel esta semana te toca a vos”. ¿Y sabés que era?, que yo en una o dos casas tenía que dar vuelta la basura, cargar el cajón y prendíamos fuego. Nos juntábamos el que repartía churros, el del diario, todos ahí en la esquina. De ahí me iba a la Charito, que era un café y dejaba los churros. Y de ahí otra vez a la casa.

-Era un trabajo de noche, con frío y para un niño. Nadie se murió por trabajar de niño.
-No, estábamos sanitos

-Hoy con todas las leyes no sé qué es lo que lograron.
-Y de zapatillas, sin medias, con lo que había y pantalocito corto, porque en esa época no se estilaba el largo.

-Y las zapatillas eran Championes, nada más.
-Sí, exactamente.

-Paralelamente a todo ese trabajo tenías el Olimpia, que no solo era trinquete, sino también hockey.
-Era nuestra segunda casa, era hockey y básquet. Todos esos deportes uno los practicó. Era un club lindo, a mí me dio muchas satisfacciones, no tantas como jugador pero en otro ámbito, muy buenas.

-Deben ser pocos los tipos que han logrado seis títulos mundiales. Ya vamos a llegar a la parte del hockey, pero quería seguir un poco con la gastronomía. Los años fueron pasando, tu padre se murió, quedaste vos y tu madre.
-Yo monté un restaurante que fue muy conocido, en Belgrano y Mendoza, Los Faroles. El que me puso un slogan muy bonito, que decía “ole ole con los faroles”, fue Rony Vargas. En aquella época éramos muy amigos y Rony estaba en LV1. Ahí comenzamos con churros en la mañana, ahí yo hice de todo para trabajar, hasta que la misma clientela me llevó a un restaurante de mariscos y pescados.

-¿En esa cuadra vivía tu esposa?
-Al lado. Esa esquina era mi suegro. Yo estuve viviendo ahí un tiempo después de casado.

-La historia se va juntando, de a pedazos. De pronto descubrís que los tiempos fueron pasando.
-Fue muy duro para mí también el estudio. Yo terminé la primaria en la Escuela Salvador María del Carril, después hice un añito en la Boero y me fui a estudiar de noche en la Escuela de Comercio.

-Por ahí me pongo a hacer memoria. Nosotros veníamos desde cerca del Olimpia hasta la Escuela del Carril. A mí me habrán acompañado a la escuela en primer grado Superior pero después veníamos solos caminando sin problema. Hoy los chicos están en la secundaria y los padres los siguen acompañando. Qué distinto era el San Juan de aquellos tiempos.
-Decimos distinto pero creo que todo tiene un por qué, estamos viendo cosas tan extrañas. Hay tantas tentaciones, personas de mala fe que se aprovechan de los niños para llevarlos.

-Lo que recuerdo de aquellas caminatas desde el Olimpia hasta el centro era que todavía era un San Juan de baldíos, de viento zonda con mucha tierra, mucho frío en invierno y los sabañones.
-En las orejas, ahí apuntaban las maestras y te dolía.

Miguel en el deporte
-Habíamos quedado en hablar del Miguel deportista. Tu formación deportiva fue indudablemente en el Olimpia, por una cuestión de cercanía. Todos los niños de la zona  se criaban en el Olimpia. Y era el club de los turcos, había muchos en esa época.
-Turcos y valencianos en el fondo.

-Al trinquete se jugaba por plata. Corría mucha plata.
-Sí, yo era asiduo permanente y veía valencianos que en un momento se enojaban, sacaban la billetera, la tiraban ahí y se lo jugaban todo, gente de mucho dinero, viñateros y bodegueros, que eran la mayoría de la colonia valenciana.

-Mi abuelo valenciano hacía guantes de trinquete y los vendía.
-Yo tengo un guante y una pelota.

-Él pedía los zapatos viejos y con eso hacia el guante de trinquete.
-Y abajo se le ponía un cuerito o cartas y de acuerdo al asentamiento de pelota en la mano se producían moretones.

-Yo he visto tipos jugar a mano pelada y pegarle bárbaramente.
-Uno de los que no eran valencianos, el Roly Calivar, jugaba a mano pelada, era uno de los buenos.

-Y el hermano de Roly, el Babi, yo lo veía en los entrenamientos ponerse al arco sin patines, sin careta y sin nada, atajaba con la mano. Eran balinazos los que le pegaban.
-El Babi se hizo famoso por eso, porque no tenía pechera ni careta. Era de su ser hasta que lo vio a Fontana, que jugaba para Italia en el mundial de 1978 y atajaba sin pechera. Una noche que jugaron contra Argentina lo llevaron al hospital, lo habían ametrallado a pelotazos.

-Era una época linda del hockey, todavía no éramos grandes campeones, recién empezábamos. Era la época de Santos Álvarez, de Rubén Alonso, de los Fraifer.
-De Raed, de los Fraifer. Ahí jugó el “Flaco” Paneta, el “Chiro” Putelli. Ahí practiqué todos los deportes. Básquetbol, con grandes figuras; después los baby fútbol y el hockey, toda mi vida. Jugué hasta el año 1980 en Olimpia.

-¿Y de ahí pasaste a la UVT?
-Claro. UVT en esa época estaba en Serie B.

-Recién empezaba.
-Tenía hockey pero recién empezaba. Me voy como entrenador y yo ya había estado trabajando en la escuela de hockey de Olimpia. Fue una carrera maratónica, estuve 18 años en el club.

-Lo sacaste campeón varias veces
-El título al que se pueda aspirar como club lo tiene la UVT.  El primer Campeón Intercontinental  fue la UVT, le ganamos al Barcelona; sudamericanos, fuimos varias veces campeones oficiales. Fue una época espectacular con un hombre muy visionario, don Juan Monserrat. Era muy visionario juntó todas las piezas y lo consiguió.

-¿Cómo hacías para trabajar, ser un técnico exitoso, viajar?
-Yo desarrollaba el hockey después de las 6 de la tarde y hasta las 12 de la noche. En ese ínterin, cuando tenía Los Faroles, la que me bancaba era mi señora. Ella no sabía nada de cocina, era única hija, profesora de música en colegios. Cuando nos casamos, con la mentalidad del hombre de antes, le dije “no vas a trabajar, me vas a ayudar a mí”. Se convirtió en un momento en la cocinera de Los Faroles. Ella me bancó cuando no estaba, a veces me iba hasta por 50 o 60 días. Me bancó todo eso. Después cuando estuve con mi hermano Antonio, eran los dos los que bancaban mis salidas. Ahí comencé y aposté mucho a la parte deportiva hasta que en un momento dado vendí Los Faroles porque era muy duro y me dediqué a la finca y me metí con mi padre, le compré y ahí comencé a trabajar con mi hermano Antonio.

-Que fue otra historia, creo que hablar del Súper es hablar de los Gómez.
-Me acuerdo patente que se estaba construyendo, yo iba, abría una puertita  y me metía a ver los locales. Eso en el año 1962. Después cuando empezamos a trabajar yo no me veía en el mostrador. De los que están ahora creo que somos los únicos que estamos desde el primer día.

-Sí, estaban los Gallerano pero ya no están más. Estaba Lus San.
-Los Minin, estaba el banco, don Dino Minozzi, al Café do Brasil. Fue un centro muy importante, era el primero de San Juan.

-Siempre fue una especie de templo de reunión. Venía gente de cualquier lugar y uno con orgullo lo llevaba al Súper. Creo que sigue siendo en parte así.
-Actualmente en el negocio veo cosas que a mí mismo me llaman la atención. Hará un año Esteban Bullrich vino a San Juan, en una misión, y él dijo “quiero ir a comer al Súper”. El hijo de Horacio Lucero, que estaba encargado de esa logística, lo llevó. La custodia decía “dónde va a ir”. Bullrich llegó antes que la custodia, ya habíamos preparado la mesa y él se puso un delantal. Así como él, vienen los del TC 2000, Darío Vittori, cada personaje, Palito Ortega. Hace poquito un cliente me dijo “Don Gómez, estos mariscos no los como ni en Mar del Plata, ¿de dónde los trae?”. “Usted porque no conoce las playas de Ischigualasto”, le dije.

Miguel en la selección
-Entonces, los éxitos en la UVT hicieron que te convocaran para la selección, primero la sanjuanina y después la argentina.
-Primero la sanjuanina. La persona que yo observaba y de la cual aprendía era Santos Álvarez. Empecé con el seleccionado sanjuanino y en 1984, estando don Pancho Yanello como presidente de la Federación, y don González Molina en la Confederación, fui nombrado técnico de la selección argentina. Ya había sido técnico de la selección argentina sub 20, que salimos campeones en Chile. En esa selección iba jugando el actual técnico selección de España, un argentino, Alejandro Domínguez. Yo lo llevé a ese Sudamericano y salimos campeones. Luego me nombran en la mayor. Fue en Novara 1984 que salimos campeones del mundo y ahí fueron 18 años al frente de la selección.

-¿Y conseguiste tres títulos mundiales?
-Cinco.

-¿Todos de varones?
-Tres de varones, un sub 20 y uno femenino. Y después ganamos lo máximo, las Olimpiadas de Barcelona en 1992, pero fueron duras.

-¿Cómo es dirigir una selección? En un club vos lo hacés, lo vas viendo desde chiquito. Pero llegás a una selección y todos son estrellas. Es más una tarea de armonización que otra cosa.
-Sí, es muy psicológico. Poder mandar no es cuestión de decir “esto es así” sino llevar a los jugadores  a que participen. A los jugadores de Argentina uno los maneja bien pero los que vienen de Europa, hay que tener en cuenta que el 90% son salvadores de sus clubes. Son los mejores jugadores de los mejores equipos de Europa. Entonces, por sistema, por un montón de cosas, están elevados en todo. Uno tiene que tener cuidado para que no le digan “no, usted está equivocado”. Hay que ir con cuidado, manejándolos y llevándolos a lo que uno quiere y siempre mi forma de trabajar era el objetivo. Nosotros teníamos un objetivo y si cada uno ponía lo que tenía, lo conseguíamos. He tenido muy buenos resultados. Me ha tocado muy buena gente, muy buenos chicos, muy buenos profesionales. Con ellos he tenido tres generaciones, después de la de oro. Le llamo de oro a la de Martinazzo, los Coria, Agüero. Después de esa tuvimos tres generaciones que tuve que ir renovando y con las tres fuimos campeones del mundo. Son satisfacciones muy lindas  y personales.

-Con tu experiencia personal ¿alcanza con el equipo o tenés que tener el jugador diferente para ganar un mundial?
-Los argentinos, por nuestra forma de ser, somos distintos. En Europa no necesitan un distinto. Ellos se manejan a base de una disciplina, una táctica, un sistema y logran todo. Nosotros, por nuestra forma  de ser, que la gambeta, la levantada, la individualidad, siempre tenemos que adaptarnos a lo que tenemos. Dentro de nuestro sistema de juego y nuestro movimiento, siempre está el creador, el de la fantasía y el que te salva.

-México 1986 en fútbol, sin Maradona era una selección más. Acá se han dado grandes selecciones como la de 1978, pero también tenían un Martinazzo en su mejor momento.
-Martinazzo, Coria, Agüero.

-Era un equipazo.
-Sí. Es por eso que el jugador argentino es tan requerido en la mayoría de los deportes en Europa, porque traemos algo distinto. El deportista argentino siempre está creando. Aparte tiene un amor propio y asimila muy pronto los conceptos, se adapta muy bien a la disciplina europea.

Miguel en familia
-Miguel, te casaste, ¿cuántos hijos tenés?
-Tengo cuatro hijos y nueve nietos.

-Uno de tus hijos es abogado, otro chef.
-Uno abogado, otro chef, una médica.

-Gerardo es quien está siguiendo tus pasos.
-Sí, él le ha dado una mano y una creatividad para la cocina. Me hace acordar mucho a mi papá y a mi hermano. La cocina era un amor, les salía de adentro. He tenido la suerte de que a él le guste. Cocinar le gusta mucho, trabajar no sé, pero le gusta.

-Por ahí se queja de que vos viajás mucho y que él está todos los días.
-Bueno ,pero es que los años pasan.

¿Y después?
-Está Miguel Ángel, que se recibió de abogado; Cristina que es la segunda, que es profesora de declamación, maestra. Hoy tiene un centro de estética. Después está Gerardo, que es el chef y después está Marcela, que es médica. Ella vive en Córdoba.

-Un motivo para viajar.
-Ese es uno de los motivos para viajar.

-Preguntarte qué hiciste con tu vida ya es ocioso, son tantas cosas. ¿Te imaginás sin hacer nada? Sin el Súper, sin el hockey…
-Por ahí quiero pero me pierdo. No sé qué hacer. Me costó mucho cuando dejé el hockey. Fue muy duro porque mi vida siempre fue entre las 18 horas y hasta la 1 de la noche hockey. De un día para otro, después de que vine de dirigir en de Europa, estuve un año con eso y no dirigí más. Se me hizo muy duro, porque eran las seis de la tarde y ya estaba en mi casa. Y uno de mis hermanos, que es socio del Club Sirio Libanés, me dijo “te vas a venir conmigo”. Me lleva toda las tardes, juego al dominó, estoy aprendiendo. Ahí me junto con un montón de amigos del hockey, del trabajo y de la vida. Así que me quedo desde las siete de la tarde como hasta las nueve y media con un desenchufe total. Y por ahí me invita mi hijo con mi nieto a ver algún partido de hockey y me prendo.

-¿Estás contento con todo lo que has hecho?, ¿has sido feliz?
-Sí, muy feliz. Si tuviera que nacer lo haría igual porque hay cosas muy especiales. Uno sale a la calle y le dicen “eh, Miguel”. Uno recibe mensajes de afuera, te consideran ¿Y por qué será? Un amigo, el “Nene” Allende dice “uno cosecha lo que siembra”. Es tan lindo.

-¿Estás contento incluso de haberte quedado en Argentina siendo español?
-Sí, muy contento, porque España lo viví tres años, ni me acuerdo. Soy muy orgulloso de ser argentino a pesar de todo. Estoy orgulloso porque tengo una familia maravillosa, es uno de mis orgullos más grandes, haber formado una familia como quería. Solo me queda agradecer.

-Si te pido una canción para cerrar esta charla, ¿cuál sería?
-¿Moderno?

-Lo que a vos te guste, eso habla de vos. Puede ser desde el flamenco, a lo que sea.
-Hay una canción que yo siempre escuché mucho en mi casa y que hace muy poco, que fue el Día del Inmigrante, la volví a escuchar. Es una de las canciones que más emociona a mi madre. Es “El inmigrante”. Uno se emociona mucho.  A pesar de que yo de España ni me acuerdo, no sé si es la sangre, cuando uno escucha flamenco, las palmas, se te pone la piel de gallina.


Cómo lo vi
 Éramos niños los dos cuando el destino nos hizo vecinos de la calle General Acha, casi frente al Olimpia. Y aunque cada uno siguió su camino, ese encuentro temprano fue quizás el primer motivo para un afecto y respeto compartidos durante muchas décadas.
Entrevistar a Miguel tiene, pues, matices distintos a cualquier otra entrevista.
En primer lugar porque este escribidor puede dar fe de todo lo que dice.
Y en segundo término porque este periodista no puede menos que festejar la trayectoria de alguien que se hizo desde muy abajo y se ganó un lugar en base a trabajo, dedicación, honestidad y capacidad.
Miguel trabajó desde muy niño y ha sido exitoso como empresario gastronómico al extremo de transformarse en un referente indiscutido de su rubro.
Se dedicó al hockey sobre patines y fue el técnico que le dio más triunfos mundiales a la Argentina.

Nació en España y fue tentado para quedarse a vivir allá pero San Juan siempre fue su casa.
Y ha logrado ser el ejemplo de una familia numerosa que suma hijos, nietos, hermanos, sobrinos, deportistas, profesionales, trabajadores todos.
Por eso y por el origen común, entrevistar a Miguel Gómez es un gusto personal y la confirmación de que aún se puede transitar la vida con la frente alta y ser exitoso.

JCB



El perfil psicografológico
Por: Elizabeth Martínez – Grafoanalista

 »» El margen izquierdo es normal y de forma creciente, manifestando extroversión, generosidad, buen gusto y tendencia a la proactividad.
»» Se observa necesidad de independencia, optimismo, impaciencia en determinados momentos.
»» Momentáneamente podría sentir importante cansancio, fatiga, abatimiento temporal.
»» Posee un pensamiento libre y creativo, no queda rígidamente fijado a las reglas que se deben observar. Sus procesos emocionales o motivacionales podrían perturbar la claridad del pensamiento que lo caracteriza.
»» La forma de los trazos es predominantemente curva, revelando simpatía, bondad, buenos modos.
»» Se presencia un buen nivel de autoestima, siendo consciente tanto de sus posibilidades como de sus limitaciones. Se observa una expansión moderada, equilibrada.
»» Se detecta un equilibrio entre la reflexión y la acción. Muestra aptitudes tanto para analizar como para sintetizar.
»» Dada la inclinación de las letras hacia la derecha en una graduación moderada, se manifiesta una armonía entre la razón y el sentimiento. Posible madurez de criterio y capacidad de reflexión.





El Sr. Miguel Gómez  presenta las siguientes características psicografológicas:

* El margen izquierdo es normal y de forma creciente, manifestando extroversión, generosidad, buen gusto y tendencia a la proactividad.

* Se observa necesidad de independencia, optimismo, impaciencia en determinados momentos.

* Momentáneamente podría sentir importante cansancio, fatiga, abatimiento temporal.

* Posee un pensamiento libre y creativo, no queda rígidamente fijado a las reglas que se deben observar. Sus procesos emocionales o motivacionales podrían perturbar la claridad del pensamiento que lo caracteriza.

* La forma de los trazos es predominantemente curva, revelando simpatía, bondad, buenos modos.

* Se presencia un buen nivel de autoestima, siendo consciente tanto de sus posibilidades como de sus limitaciones. Se observa una expansión moderada, equilibrada.

* Se detecta un equilibrio entre la reflexión y la acción. Muestra aptitudes tanto para analizar como para sintetizar.

* Dada la inclinación de las letras hacia la derecha en una graduación moderada, se manifiesta una armonía entre la razón y el sentimiento. Posible madurez de criterio y capacidad de reflexión.

Por Elizabeth Martinez
Cómo lo vi
Éramos niños los dos cuando el destino nos hizo vecinos de la calle General Acha, casi frente al Olimpia. Y aunque cada uno siguió su camino, ese encuentro temprano fue quizás el primer motivo para un afecto y respeto compartidos durante muchas décadas.
Entrevistar a Miguel tiene, pues, matices distintos a cualquier otra entrevista.
En primer lugar porque este escribidor puede dar fe de todo lo que dice.
Y en segundo término porque este periodista no puede menos que festejar la trayectoria de alguien que se hizo desde muy abajo y se ganó un lugar en base a trabajo, dedicación, honestidad y capacidad.
Miguel trabajó desde muy niño y ha sido exitoso como empresario gastronómico al extremo de transformarse en un referente indiscutido de su rubro.
Se dedicó al hockey sobre patines y fue el técnico que le dio más triunfos mundiales a la Argentina.

Nació en España y fue tentado para quedarse a vivir allá pero San Juan siempre fue su casa.
Y ha logrado ser el ejemplo de una familia numerosa que suma hijos, nietos, hermanos, sobrinos, deportistas, profesionales, trabajadores todos.
Por eso y por el origen común, entrevistar a Miguel Gómez es un gusto personal y la confirmación de que aun se puede transitar la vida con la frente alta y ser exitoso.

JCB

      

El artículo fue publicado en La Pericana el 25 de enero de 2018. En la edición Nº 140

GALERIA MULTIMEDIA
Antonio Gómez Criado, su padre
Remedios García junto al mayor de sus hijos varones, Miguel Gómez, en la cocina del restaurante de la familia
Miguel junto a su esposa Isabel Carmen Ortiz
Los hermanos Gómez y sus hijos
Olimpia Rey de Reyes-Campeon 2004
El perfil psicografológico de Miguel Gómez. Por Elizabeth Martínez (Grafoanalista)
Miguel Gómez en una entrevista con Juan Carlos Bataller
La imagen muestra el texto manuscrito de Miguel Gómez sbre el que la grafoanalista Elizabeth Martínez dio el perfil psicografológico del entrevistado.
Miguel Gómez durante la entrevista realizada por Juan Carlos Bataller en el ciclo Que hiciste con tu vida, en septiembre de 2018