Mateando en El Palque con Doña Eva Pastén

La siguiente nota realizada por Mauricio Manzi, fue publicada en El Nuevo Diario el 27 de marzo de 1991 en la edición 501

 El Palque, muy querido por los que lo conocen, desconocido para algunos e ignorados por otros, es un lugar ma­ravilloso perdido en nuestra precordillera.

Camino a Calingasta, doscientos metros antes de llegar a Pachaco hay un cartel en el que debería leerse “El PaIque 8 km” y sólo puede verse debajo de éste, escrito desprolijamente con letras rojas, "CAMPING”.

Hoy ese hermoso lugar está más lejos que nunca. Ni siquiera existe la antigua huella que permitía llegar en vehículo. ¡Desde 1983 que no lo repasa una máquina de vialidad.

—El camino se ha mantenido con los camiones que sacaban guano de mi corral y del rancho La Fi­nada!—, exclama Doña Eva Pastén quien hasta 1983 fue la encar­gada del camping.

Hoy la municipalidad de Zonda es, por medio de un en­cargado que vive en el camping con su familia, la responsa­ble de cuidar y mantener lo que antes era un impecable lugar que mucha gente solía visitar.

Mesas y parrilleros tapizados en higos es el triste es­pectáculo que se nos presenta desde hace años. ¿Por qué desde 1983 han habido más de 5 encargados y antes uno solo duró casi 30 años?


 Álamos, higueras centenarias, sauces que entre cuatro personas no logran abrazar, nogales, eucaliptos, durazne­ros, parras, membrillos y ni seguir nombrando la cantidad de plantas que forman este increíble lugar. Coloridos cerros, pequeñas cascadas, escondidos arroyos que aparecen y desaparecen por doquier y la gran pared del cerro Pachaco hacen de este pequeño oasis un lugar ideal para descansar, caminar y, por qué no, pasar un buen fin de semana con toda la familia.

En El Palque hay una persona muy especial, sobre todo para los andinistas, que la consideramos como una madre que nos recibe con los brazos abiertos y nos despide, también, con una lágrima en sus ojos, esperando que regre­semos... ¿Quién no ha tomado sus exquisitos mates, sabo­reado su pan o su queso de cabra alguna vez?

Por 30 años, hasta 1983, fue encargada del camping y hoy, ya jubilada, vive en su pequeño rancho, muy cerca del camping.

-Llevo 37 años viviendo en El Palque y para mí no hay mejor lugar que este. Aquí tengo todo lo que quiero y necesito—, me cuenta Doña Eva entre mate y mate.

Con sus 79 años todavía cultiva sus propias verduras, cuida sus cabras, patos, gansos, gallinas, perros y gatos.

 Todas las mañanas se levanta apenas aclara. Primero unos mates, luego sale a buscar leña y...

-Voy a la leña todas las mañanas, doy de comer a mis animales y cuido las plantas... Regar la chacra, cosechar mis zapallos, chauchas, cho­clos, tomates y demás me lleva mucho tiempo. ¡A veces me olvido hasta de almorzar! Con algunos mates, pan y dulce paso el resto del día...


Los patos Interrumpieron nuestro diálogo cuando apare­cieron en la puerta en busca de su almuerzo. Mientras prepara la comida para nosotros y sus animales sigue contando infinidad de increíbles anécdotas de su larga vida...

Después de su rico almuerzo se hace la hora de la despedida. Algo tristes nos abrazamos con la esperanza de volver a vernos...

  

GALERIA MULTIMEDIA
Mauricio Manzi, autor de la nota, recorre la montaña en su bicicleta. Al fondo se ve el rancho donde vivía doña Eva
Doña Eva, a los 79 años, cuando vivía en El Palque, se la ve cuidando sus patos. La foto es de 1991
Doña Eva, a los 79 años, cuando vivía en El Palque. La foto es de 1991
Doña Eva Pastén junto a sus perros y en el ambiente natural donde pasa los días de una longeva existencia en el paraje El Palque. Foto publicada en El Nuevo Diario, en febrero de 1994
El rancho de doña Eva Pastén, mimetizado con la agreste geografía del oeste sanjuanino. Foto publicada en El Nuevo Diario el 4 de febrero de 1994
Doña Eva Pastén "arrequintada" adecuadamente para la fotografía en febrero de 1994, y que fuera publicada en El Nuevo Diario.