Marcela Podda. Con un micrófono en el alma

Marcela Podda fue entrevistada por Juan Carlos Bataller para el ciclo Qué hiciste con tu vida, a fines de 2017

- Marcela Podda yo creo que en tu ADN estaba marcada la Marcela Podda de hoy.
- Probablemente haya sido así. La verdad, si es por el tema laboral, siempre supe desde que entré a la escuela primaria, que iba a ser periodista.

- Hay un foto tuya con Alfonsín en la Escuela Normal...
-Yo iba a tercer año de la escuela secundaria, tenía 15 años.

- Se ha transformado en una foto casi emblemática no sólo tuya, de la escuela por el valor que tiene. 
 -Fue el primer presidente constitucional que visitó la escuela en septiembre de 1984. Alfonsín había asumido en diciembre del 83, así que era el señor democracia avanzando por el patio de la escuela. Fue una foto muy especial porque él me está tomando la cara y parece un beso medio apasionado a lo sanjuanino.

-¿Cómo se dio esa foto?
-Yo me acuerdo que la custodia de Alfonsín era brava y nos habían advertido nada de querer acercarse... Y yo decía cuando termine de hablar, como sea, voy a tratar de saludar al presidente porque era un honor. Él se acercó a mí y me agradeció, fue muy cariñoso. A la semana me hizo llegar a mi domicilio una fotografía en su despacho con una muy linda dedicatoria.

- ¿Por dónde comenzamos por los Moreno Delgado o por los Podda?
- Por cualquiera de las dos ramas hay cosas lindas para contar 

- ¿Quién empezó primero, los Moreno Delgado?
 - Por el lado de mi mamá, mi abuelo Raimundo Moreno Delgado era locutor de radio Los Andes y era poeta. Mi mama abrevó mucho en eso y en su mamá, que se llamaba Consuelo y era cancionista, porque en aquella época a la gente que cantaba en la radio se le decía así.

- Eso fue casi al comienzo de la radio en San Juan...
- Si, la verdad que yo he visto por ahí álbumes con recortes de diario de la tarea que hacía mi abuelo. Hacía muchas cosas, muchos festivales populares, al aire libre y además, componía. Tenía muchas cosas escritas. Llegué a ver guiones de sus programas porque antes todo era guionado, encarpetado y guardado en mi casa. Un lindo privilegio ese.

- La radio fue muy importante.
Yo recuerdo que en radio Sarmiento, en los años 60 había un programa los domingo que se llamaba "Los estudiantes en el Arte", conducido por don Enrique Pérez Sarmiento, un hombre ya mayor, que había organizado un concurso de canciones para estudiantes y congregaba multitudes.
- La radio tenía una gran presencia. Obviamente no existía la televisión, había uno que otro diario. Yo vengo de esa familia, de esa rama de los Delgado donde la música tenía un lugar preponderante.

-La música estaba presente en tu casa...
 -Mi mamá cantaba mucho folclore y siempre hablábamos sobre lo que había querido decir el autor cuando componía. Le gustaba mucho comentarme eso, no sólo repetir por repetir una frase. Era lindo ese momento de la infancia. Mi adolescencia fue muy enriquecedora.

- Y después tuviste como padre a un buen amigo mío, Héctor Podda, que debe ser de los periodistas más correctos que he conocido. Era un tipo muy serio, muy formal, como que ponía una distancia con el resto.

- Mi papá era un tipo de muy buen humor, era muy gracioso en la intimidad y muy formal y correcto. Hacia afuera tenía un histrionismo particular, de hecho él se conoce con mi mamá estudiando actuación en la escuela de arte dramático que existía acá en San Juan. Se conocen ahí y después él se va un tiempo a dirigir teatro a Rio Gallego.

-¿De chica mamaste el mundo del periodismo...?
 -A mí siempre me resultó atractivo su mundo y le prestaba mucha atención. De hecho cuando empecé a compartir un tiempo con él, hacía los informativos de la noche de LV5. En ocasión del último aniversario del terremoto del 77 yo recordaba que esa fue la primera vez, yo con 8 años, que vi llorar a mi papá. Él estuvo con nosotros en la mañana, se aseguró que toda la familia estaba bien y partió a Caucete, obviamente a cubrir el terremoto. Cuando mi padre le contaba a mi mamá lo que había visto en Caucete lloró y a mí me impresionó mucho. Tengo ese recuerdo muy marcado.

-¿Tu padre influyó mucho en vos?
- Yo creo que sí, porque hablábamos de las mismas cosas, todo lo que él me contaba me interesaba. Era un hombre que leía mucho, hacía comentarios sobre sus actividades y algún personaje que había conocido. Siempre me llamó la atención que fue el primero en decirme que no me dedicará al periodismo, que me iba a morir de hambre. Mi padre quería evitarme dolores de cabeza de una profesión que él en su tiempo  abrazó con tanta pasión. Pero cuando uno lo lleva adentro es medio difícil pasarle por el costado.

- Y aunque pudieran haber hecho otra cosa habrían vuelto a ser periodistas ellos también.
- Yo creo que sí. Cuando yo empecé a los 19 años, un tramo de mi actividad periodística en LV5 fueron los noticieros con él. Yo sufría porque mi padre era tan exigente. A veces les levantaba el tono a los operadores y me ponía tan mal. Pero era súper dedicado.

- Eran épocas en las que los periodistas, primero, tenían una cultura general muy amplia y segundo, tenían voces trabajadas. Eran periodistas-locutores.
- Eran muy cuidadosos con el uso del lenguaje. Yo recuerdo que mi papá redactaba los noticieros para radio porque como venían escritos en los cables era para diario. Decía esto no es un esquema para decirlo por radio hay que volver a armar la redacción y se tomaba ese trabajo.

- Y un día empezaste vos en la radio. ¿Dónde fue? ¿En qué radio?
- En LV5, además tuve una pequeña participación en Radio Nacional mientras iba a la escuela secundaria, un programa dedicado al italiano porque en mi familia hay una raíz importante.

- Yo empecé a estudiar italiano con una tía tuya.
- Claro,  a través de Elena Podda. Tenía un pequeño programa que se llamaba "Andata e ritorno" (Ida y vuelta), en una media horita dedicada al italiano. Después ya en lo periodístico fue en LV5 con mi papá en la noche y creo que al poco tiempo fue Nina Galván la que me llevo de la mano y ahí nomás vino la convocatoria de Canal 8 en su momento y así fui andando.

- Una etapa muy buena tuya fue cuando fuiste movilera en Colón.
- Yo digo que esa es la mejor escuela. Yo tuve una suerte que creo que hoy no tienen los chicos que están empezando con nosotros. Yo ingresé con 19-20 años al equipo periodístico que integraban Francisco Bustelo, Juan Carlos Malis, Pedro Yélamo, era la época en que Román se había ido de Colon pero también estaba súper vigente.
Me acuerdo muy bien que participaba del "Informadísimo", que a las 13 era un clásico. En la época de elecciones tenía debates entre los principales candidatos. Un año estuve ahí sin abrir la boca, otro año veía cómo se hacía y tenía mínimas participaciones pero jamás lo sentí como que me dejaban de lado o no me daban la oportunidad. Era una escuela y encima me pagaban por aprender. Qué más podía pedir.

- Uno que lleva tantos años en esto, que no sé si es un oficio o una profesión, creo que es una forma de vida, en ese tiempo no teníamos internet. Digo que ahora es más fácil hacer periodismo. Vos que estás haciendo radio y televisión, simplemente abrís el teléfono y tenés todo ahí.
- Antes había que ubicar un entrevistado que no estaba en el teléfono fijo de su casa o de la oficina, no había otra forma. Fue una muy linda etapa, fueron siete años. También fui movilera del “Pajarito” Benmuyal que era el conductor de la mañana de Radio Colon, hacía de todo en el móvil, notas comunitarias, vecinales, oficial, agenda de gobierno, era como foguearse en un montón de temas al mismo tiempo. Fue una etapa hermosa.

- Tuviste en Nina también otra maestra
- Claro. Nina "La madre", como le digo. Nina, desde que me vio en ese acto de Alfonsín en la escuela secundaria, le decía a mi papá: esa chica tiene que hacer televisión. Yo quería terminar la escuela y estudiar en la facultad y de hecho fui unos años y cuando surgió la oportunidad de ir hacer una práctica al canal, Nina fue quien me llevó y me presentó a Juan Carlos Iglesia y así empecé a hacer una pequeña práctica. Después me tocó hacer un reemplazo y pasó el tiempo y después me llamaron en el momento que Adriana Luluaga dejó de hacer su clásico Primer Plano para que hiciera Mujer 2000. Yo decía no tengo esa ductilidad, esa gracia que tienen las conductoras, yo sé leer noticias nada más. Se ve que me fueron formando en eso y a Nina la acompañé en su regreso a la televisión en los 90, cuando había tenido un periodo en que no había estado en la tele y volvió con su clásico Femenina.

-Nina llegó a ser una marca 
- Sí, totalmente. Nina es un estilo, una manera, una vigencia.

-Y de pronto llegó también la Fiesta del Sol. La gente podrá decir lo que quiera de la Fiesta del Sol, pero ya la asumió San Juan como algo propio, lo demuestran los debates que hay al día siguiente. Si no fuera algo que importa, nadie se ocuparía.
- Fue una convocatoria hermosa, porque con el devenir de los años empecé hacer actividades en los escenarios que es de lo más difícil que a uno le toca. Uno hace un programa de radio y cree que está con los compañeros del estudio, uno hace un programa de televisión y cree que está con el camarógrafo y los entrevistados. Cuando te parás en el escenario donde la gente está presente, uno ve las caras, ve los comentarios, los codazos, el gesto, aunque uno quiera ser muy profesional y abstraerse, estás en vivo y uno tiene que saber hasta dónde llegar. Me parece que eso es de la tarea más difícil y después, si sale bien, es muy gratificante

-¿En qué año comenzaste?
-En el 2007, que fue la primera vez que se hizo la fiesta grande en el Autódromo. Después, lógicamente muchos cuestionan por qué tanto tiempo está la misma gente y alguna vez alguien me dijo que los presentadores de una fiesta popular son parte de la identidad de esa fiesta, si no no hubiera existido un Mahárbiz en Cosquín, un Antonio Vodanovic en Viña del Mar. Como todo tendrá su etapa de recambio, siempre digo que mientras me sigan convocando, voy a estar y el día que no me llamen, me siento en la platea y aplaudo, porque a la fiesta la quiero más allá de mí.

-Vos decís hay más de cien mil personas que te están viendo en directo, eso es una masa que late, pero atrás de la pantalla que trasmiten todos los canales está todo San Juan y después las repeticiones en el orden nacional. Si te cae la ficha en ese momento y tenés que pensar en la palabra que vas a decir, seguramente te olvidas.
- Uno no se debe bloquear, si se pone a pensar en todo eso, sí. Uno ve la trascendencia cuando sale, cuando va a una ceremonia en otro lugar del país y te dicen yo te vi por televisión en la Fiesta del Sol, alguien de Jujuy, de Neuquén. Yo porque soy conocida acá, pero eso tiene una llegada a una trascendencia nacional y es un orgullo. Me gusta pensar más allá y que algún día a mis hijos, a mis nietos le voy a poder contar yo fui parte de eso.

-Cuando te vi en la entrega de los Mercurio, vi como de a poquito pueden ir transformando la simple presentación en casi un show y hay gente que se adapta y gente que no.
- Si, por ahí el pedido tiene que ver con eso, que busquemos la manera de innovar algo que viene tan encasillado durante tanto tiempo. Por ahí no es fácil y hay que encontrar un equilibrio entre algo que sea novedoso y al mismo tiempo no sea chocante. Uno trata de manejarse en esa delgada línea buscando el equilibrio y nos ha ido bien hasta ahora, esperemos no perder el rumbo. 

-¿Te consideras más de radio o de televisión?
- Que no me escuchen los de la tele, pero de radio. Yo siempre digo que a la radio la quiero más, tiene una magia, esa ida y vuelta constante con la gente. Ahora está cambiando el formato de radio que hice todo este tiempo,  tiene el sistema de aplicación de video para radio, que hace que también se vea un poco lo que uno hace.

-Ya no podés ir con cualquier ropa
- Pero es como que uno se olvida y sigue teniendo esos códigos y esas complicidades tan propias de la radio.

-La gente que hace radio es distinta a la que hace televisión o no tiene la misma eficacia. Tu caso es un caso muy particular 
- Y será porque he hecho casi las dos cosas a la vez todo el tiempo. No es lo mismo en la televisión, que tenés una serie de elementos desde la ropa, el movimiento, todo que en la radio lo tenés que llenar vos sola. Es menos espontánea la tele porque uno si se va a mover o se va a trasladar, el productor lo tiene que saber, el director lo tiene que saber; sin embargo, es cierto hay muchas cosas que en la tele ayudan, los recursos visuales.

- Mientras tenías tanto éxito en tu carrera, ibas construyendo también tu vida.
 - Sí, yo trabajé desde los 19 hasta los 27 años casi en exclusiva y todo era ¿quién puede ir?, ¿quién está disponible? y respondía siempre yo. A los 27 años me casé con un camarógrafo de televisión porque pasaba muchas horas dentro del trabajo. Con Jani Estévez, que es el papá de mis hijos, estuvimos 16 años casados, tenemos dos hijos y hace 5 años que me divorcié. Por suerte, inteligentemente, logré armar una estructura familiar que se sostiene en forma amigable y muy llevadera. Pero fui mamá grande, porque mi primera hija, que tiene 17, la tuve con 31 años. Dedique casi 10 años de mi juventud solo a mi carrera y no me arrepiento porque para mí fue una muy buena fórmula. No me sentí postergada en ninguno de los dos planos.

-¿Y para tus hijos?
- También encontré una manera de armonizar y cuando mi hija más grande entró a primer grado, me di cuenta que me estaba necesitando un poco más. Ahí fue donde dejé la televisión y me quedé solo con la radio en la mañana. Cinco años después nació Ignacio y hasta este momento siempre he tenido estructurada mi vida para trabajar con horario mientras ellos van a la escuela y a la tarde poder ser esa mamá que sirve la merienda, que va a la librería, que los lleva al médico y que no está todo el tiempo por teléfono pidiendo que alguien le haga esa función.

-Los chicos tienen una mamá famosa, ¿cómo lo reciben?
- Yo vivo de una manera muy relajada, también a mí siempre me dicen: “la gente te reconoce...”,  pero yo puedo ir al supermercado, a hacer fila en el banco, me tomo un taxi, no es que la gente no me deja caminar por la calle. Pero mis hijos saben en qué trabajo, les gusta, lo entienden como un trabajo. Me parece que todavía no absorben la parte cuando me critican o cuestionan, porque tal vez no se conectan mucho con eso, pero lo llevan muy bien.

-¿Cómo te llevas con las redes sociales?
- Y ahí nomás. Tengo Facebook donde pongo fotos sociales, no hago mucha crítica política.

-¿Te molesta la agresividad que hay hoy?
- Y sí, a quién no le duele que le digan cosas feas. Muchas veces uno da una entrevista para un diario o alguna publicación y después ve los comentarios y si son hirientes, te duelen. A nadie le gusta, sobre todo cuando uno cree que son injustos. Yo creo que puedo tolerar que alguien diga no me gusta como hace tal cosa y no que digan ella es tal o cual cosa.

-Hay gente que se especializa en eso.
-Hay gente que dice ella es así y no sabe cómo sos. La red social lo que hace es dar mucha impunidad y uno tiene que estar preparado cuando hacés tu trabajo, es como cuando vas a un concurso y hay un jurado, perdiste y le echás la culpa al jurado. Es decir, vos te sometiste a una votación y sabías que podías ganar o perder. En el caso de nuestro trabajo, que es tan expuesto, uno tiene que saber que hay gente a la que no le va a gustar.

-Es como el hombre común que va a la cancha y putea al árbitro. El objetivo no es ver fútbol, es putear al árbitro desde el primer minuto. Yo me los imagino por ahí a estos puteadores seriales que hay en las redes ¿Cómo serán en la vida privada? 
- Yo siempre digo que me gustaría alguna vez que alguna persona de esas que escriben con nivel de agresión y de insulto se plantara en frente y me dijera: Sabés que vos sos esto y no lo hacen, es más fácil desde la compu, desde el teléfono. 

-Ahora separada, ¿tu estado civil es separada?
- Estado civil rebelde, sola de pareja, con una vida muy activa y muy linda que yo siempre agradezco porque tengo muchas amigas. Creo que al principio, cuando me separé, me daba un poco de pena pensar si me iba a quedar sola, qué iba a ser de mí y después uno le va agarrando el gustito a esto de poder hacer lo que uno quiere sin dar tantas explicaciones. Creo que si me gustaría algún día encontrar un compañero pero eso un compañero. 

-Cada vez es más esa la tendencia. 
- Sí, se hace difícil, yo entiendo mucho que por ahí el trabajo que uno tiene no es fácil de llevar para el otro.

-Pero en otras actividades pasa lo mismo. 
- Por ahí está difícil el tema de las relaciones humanas en general. Yo escucho a mis amigas que dicen: no hay hombres y si hay, pero no coincidimos. Seguro hay pero uno no coincide en el lugar preciso y en el momento indicado. 

- Y por ahí se privilegia más la realización personal.
- Claro, pero yo creo que pueden convivir perfectamente, hay un montón de ejemplos de parejas que lo llevan fantásticamente bien. Yo ya estoy camino al quinto piso porque ya voy acercándome más a los 50 y creo que a esta altura de la vida uno pretende estar con alguien para hacerle bien a ese alguien y que ese alguien le haga bien a uno. Para todas las demás mezquindades ya pasó el tiempo.

-¿Vas a algún club, practicás algún deporte?
- Yo soy un fracaso como deportista, no práctico nada, hobbie de cantar, bailar y esas cosas, tampoco. Mi tiempo libre lo dedico en compartirlo con mis amigas y por ahí acompañarlas en sus actividades. Pero tengo una deuda pendiente con la actividad física, que eso me parece que va más allá del hobbie hay que hacerlo por una cuestión de salud, pero no tengo ninguno fijo.

-¿Podrías hacer teatro como tu papá?
- Podría, como volver a cantar en coro. Cantaba cuando era adolescente. Me gusta mucho cantar pero lo he abandonado.

-Para hacer teatro tenés condiciones, ¿estás en un club de vino?
- Esa es una hermosa actividad. De tanto presentar acontecimientos o ceremonias de vinos, se acercaron a mí integrantes del grupo “La Gamela”, que se dedica a catar y conocer sobre vinos. Yo no tomo prácticamente vino pero me recibieron igual con mucho cariño y es un grupo que me encanta. Hace más de diez años que se juntan. Es un grupo abierto, donde puede ir entrando gente cada tanto, donde son absolutamente heterogéneos, hay desde abogados, director de coros, enólogos, periodistas, docentes, de todo un poco y nos juntamos a catar vinos, charlando un poco de la actividad de cada uno.

-¿Te afectó esta grieta que nos guste o no está, con tus amigos?
- En realidad existe, yo trato de no engancharme demasiado. Soy más de escuchar que de hablar, porque si uno se apasiona mucho con las cosas, ahí sí que contamina los ambientes. Uno está en una charla en el club a la orilla de la pileta o está con amigos o salió a comer o va a un cumpleaños y en algún momento aparece esta cuestión del que está de un lado o del que está del otro. Está muy marcada y nos va a llevar un tiempo largo eso. Si no, hay que poner reglas en esta mesa no se habla, como decían los abuelos, de política, de religión. Cuesta mucho intercambiar ideas o lo que yo pienso está bien o lo que vos pensás está mal y no hay otra.

-¿El cine te gusta?
- Sí. Veo cine argentino y lo valoro, me gusta y lo disfruto. “El hijo de la novia”, de Campanella, me impresionó de una manera muy grata porque era directo al corazón. A uno le hace rever un montón de cosas de la vida, de como uno maneja la relación con los hijos, con los padres. Me gustó mucho esa película. Muy emotiva.

-El sentido de esta charla es saber qué hiciste con tu vida. La primera pregunta lógicamente es ¿Si sos feliz, si fuiste feliz? ¿Y si repetirías tu vida? 
- Soy feliz, he sido muy feliz y repetiría mi vida con algunas correcciones. Repetiría mi vida pero mejoraría en muchas cosas, que miro hacia atrás y me doy cuenta que podría haber manejado de otra manera. Me pelearía con menos gente, estaría menos molesta por un montón de cosas, pero bueno dicen que se llega con el tiempo y si me llegó ahora será porque es el momento. Yo no tengo a mis padres y me parece que hoy me harían una falta enorme pero los disfrute un montón mientras estuvieron y me legaron cosas muy maravillosas. Mi papá se fue muy joven, tenía 53 años, y mi mamá se fue con un cáncer que se la llevó en seis meses. Era una mujer a la que había que seguirle el ritmo porque le encantaba vivir, era una gozadora de la vida.

-Tenemos una foto de ella, que debe haber sido de las últimas. Estás poniéndole el nombre de tu papá a una calle y ella ya está en silla de ruedas.
- Su tiempo de cáncer fue acotado en esos seis meses  y en un momento llegó a no poder caminar, pero ella no se iba a perder esa ceremonia. Obviamente le ponían el nombre de una calle a su marido, así que allá fue. Era sumamente voluntariosa y muy disfrutadora de la vida, de juntar amigos. Eso me gustaría heredar de ella, ese espíritu de ir adelante con todo positivamente.

-Para terminar siempre elegimos una canción. Todas estas preguntas que parecen un poco de relleno, por ejemplo elegir una película o un libro o elegir una canción, generalmente generan otra charla. ¿Cuál es tu canción?
- No sé si mi canción propiamente, solo me quedo con el mensaje de algunas canciones. Ya que estamos hablando de qué hiciste con tu vida, “La vida es una canción”, que no es de Jorge Rojas, pero la canta maravillosamente y habla de nada de tristeza y de ir a gozar porque la vida es buena. Me quiero quedar con esa parte, con que la vida es buena, tiene cosas lindas. Así que la vida podría ser la canción.



Cómo la vi
 El cronista se planteó un ejercicio: inventar roles para Marcela.

Quiso imaginarla en distintas situaciones. Desde piloto   de aviación hasta amante de Napoleón, pasando por boxeadora    profesional, botinera, odalisca o émula de Teresa de Calcuta.

La dibujó en su mente con un habano en la boca o un clavel en el  cabello, la vistió con la ropa de Blancanieves, el kimono de una geisha y hasta la pícara mirada de una joven que vende su cuerpo  en la vidriera de la zona roja de Amsterdam.

Rotundo fracaso.

Marcela hija, Marcela madre, Marcela esposa, Marcela amiga.

Marcela indignada, Marcela cálida, Marcela alegre, Marcela de   madrugada, Marcela de trasnoche, Marcela incansable, Marcela solidaria.

Siempre aparecía Marcela con un micrófono, en un escenario, en  un canal de televisión, en un estudio de radio.

JCB


El Perfil psicografológico de Marcela Podda

Por Elizabeth Martínez – Grafoanalista

»» Presenta un margen izquierdo grande, lo cual mostraría necesidad de poner distancia con situaciones del pasado que habrían resultado difícil de resolver.

 

»» Se detectan márgenes internos que representarían que esas situaciones pasadas, podrían haber dejado una huella de angustia marcada en ella. Sin embargo es una persona con fuerza, con importante energía vital, por lo cual posee recursos anímicos fuertes que la ayudan a salir airosa de esas situaciones.

 

»» Se detecta agilidad y rapidez mental.

 

»» Se trata de una persona que tiende a mostrarse de forma transparente y fluida, sin ocultamientos.

 

»» Se detecta combinación de rasgos de intro y extroversión. Es decir posee muy desarrollados ambos recursos, pudiendo relacionarse con los demás de forma natural y espontánea, y además posee un mundo interior muy rico que disfruta de explotar.

 

»» Se observa creatividad, no le gustan las imposiciones externas. Ama poder sentirse libre y fluir libremente.

           

GALERIA MULTIMEDIA
Caricatura de Marcela Podda, realizada por Lucho Velazquez
Festejo de cumpleaños de Marcela Podda. En la foto junto a su padre Héctor Podda y su madre Stella Maris Delgado
La pequeña Marcela Podda en la calesita.
Foto de 1984, con el ex presidente de la Nación Raúl Alfonsín, cuando visitó por primera vez a la provincia de San Juan. Marcela tuvo la oportunidad en ese año de hacerse cargo de las palabras de bienvenida en nombre de los estudiantes, es por esto que Alfonsín con un afecto le agradeció a la alumna en aquel entonces. El acto se realizó en la Escuela Normal Sarmiento.
Festejo de los 15 años de Marcela. En la foto junto a su padre Héctor Podda y su madre Stella Maris Delgado
Festejo del Día del Niño. A comienzos de los 90, Radio Sarmiento y LV1 Radio Colón organizaron juntas un festejo por el Día del Niño en la intersección de Avenida Ignacio de la Roza y Mendoza, junto a la Catedral. En la imagen aparecen Osvaldo Benmuyal, Marcela Podda, Adriana Vera. Detrás, con anteojos oscuros, Sergio Eiben.
1992 - Marcela Podda, fue movilera de Radio Colón. En esta foto aparece junto al chofer del móvil, José Luis Melero, en los jardines del Auditorio junto a la legendaria break Renault 12 gris de la radio
1992 - Marcela Podda, fue movilera de Radio Colón. En esta foto aparece junto al chofer del móvil, José Luis Melero, en los jardines del Auditorio junto a la legendaria break Renault 12 gris de la radio
1992 - Marcela Podda, fue movilera de Radio Colón. En esta foto aparece junto al chofer del móvil, José Luis Melero, en los jardines del Auditorio junto a la legendaria break Renault 12 gris de la radio
1993. Salones de Ausonia, en el interior del Chalet del Bono. Grabación del programa Feme- Nina conducido por Nina Galván. Aparecen Tuky Alvarez, José Zamora, Marcela Podda y Rody Alba
1993 - Nina Galván y Marcela Podda participan de una ceremonia en los salones del Club Sirio Libanés
1995: Juan Carlos Bataller con Délfor Pérez y Marcela Podda, conformaron el primer equipo del programa La Ventana que se comenzó a emitir por TVO
En el año 2017, Telesol ganó el Martín Fierro de Oro, y fueron los encargados de recibir la estatuilla, Gustavo Toledano y Marcela Podda, conductores del noticiero.
Marcela se puso de novia con el camarógrafo Alejandro Estévez, con quien se casó y tuvieron 2 hijos Valentina que es la mayor e Ignacio el menor
Marcela junto a su madre Stella Maris Delgado
Marcela Podda fue entrevistada por Juan Carlos Bataller para el ciclo Qué hiciste con tu vida a fines de 2017. La imagen los muestra luego de finalizada la entrevista.
Marcela Podda fue entrevistada por Juan Carlos Bataller para el ciclo Qué hiciste con tu vida a fines de 2017
Marcela Podda fue entrevistada por Juan Carlos Bataller para el ciclo Qué hiciste con tu vida a fines de 2017