Torcivia. Destacados profesionales con raíces en Sicilia

Los Torcivia vinieron desde Sicilia, como muchos otros inmigrantes, buscando prosperidad en el suelo argentino. Se radicaron en distintas provincias y Francisco Torcivia fue quien desembarcó en San Juan, dando origen a una familia de reconocidos profesionales. Uno de sus hijos, Rosario Torcivia, fue uno de los primeros contadores de la provincia y uno de sus nietos, Gustavo Torcivia, es bioquímico del Laboratorio Central del Hospital Rawson.

El tano comerciante

 Rosario Torcivia falleció en octubre de 2014, con noventa años y un importante legado. Fue uno de los primeros contadores de la provincia y fue docente de la carrera de Contador en los albores de la Universidad Católica de Cuyo. Al igual que muchos profesionales, Rosario era hijo de inmigrantes. Su padre, Francisco Torcivia, llegó a principios del siglo XX al país, junto a su hermano Miguel Ángel, que falleció muy joven. Ellos y otros parientes vinieron desde Sicilia, región ubicada al sur de Italia. Algunos Torcivia se instalaron en Salta, otros en La Rioja y él vino a San Juan. Francisco volvió a Italia para casarse con una prima lejana, Rosa Torcivia y luego regresaron juntos a la provincia, donde también se radicaron varios hermanos de ella.

 

 El matrimonio tuvo seis hijos, de los cuales dos fallecieron siendo pequeños. Los otros fueron: Concepción, José, Rosa y Rosario. De todos ellos, solo Rosario y Rosa tuvieron hijos. Ella se casó con Roque Disciascio y tuvo a: Roque, contador, Alicia y Fernando, ingeniero electrónico.

 

Acá, el italiano abrió un comercio que, como era usual en esa época, incluía rubros variados. Tenía librería, cigarrería, salón de lustrar y hasta peluquería. El negocio estaba en calle General Acha antes de Mitre.  Francisco trabajó en su negocio varios años, hasta que falleció en 1957, aunque el local no estuvo siempre en el mismo domicilio. Después del terremoto de 1944 se mudó a calle 9 de Julio y General Acha, donde siguió funcionando hasta la década del setenta, administrado por su mujer, Rosa.   

 

Un amor entre Sicilia y Verona

 Rosario se casó con Teresa Elena Zanón que, al igual que él, era hija de padre italiano. El padre de Teresa era Luis Adolfo Zanón, oriundo de Verona, Italia.  Era hijo único, su madre falleció cuando él nació y creció junto a una tía. A los 21 años, después de salir del servicio militar, cuando terminó la Primera Guerra Mundial, dejó Europa para radicarse en Argentina junto a su tío Adolfo Zanón, que vivía en Cañada de Gómez, al sur de la provincia de Santa Fe. Adolfo tenía una buena instrucción, por eso, pronto aprendió el español y trabajaba ayudando a hacer trámites a personas que no sabían leer ni escribir o que tenían una instrucción básica. Gracias a esa tarea hizo muchos contactos y le dijo a Luis que se viniera a Argentina, que él le conseguiría un trabajo. Cuando el joven llegó comenzó a incursionar en trabajos de electricidad, aprendió ese oficio  y logró entrar en la empresa Agua y Energía. Por ese trabajo, los Zanón Terluk vivieron en diferentes lugares: Tandil, Mar del Plata, Jujuy y Salta.

 

En Las Rosas Santa Fe, Luis Adolfo conoció a Elena Terluk, argentina de origen polaco, con quien se casó y tuvieron dos hijos: Teresa Elena y Juan Luis. Elena tenía dos hermanos radicados en San Juan, así que durante unas vacaciones de verano, en los años 50, Teresa vino a visitarlos. Fue en ese viaje que Rosario y Teresa Elena se conocieron, ya que los tíos Terluk le alquilaban una casa a Francisco Torcivia, que se encontraba a los fondos de la casa paterna de Rosario. Se pusieron de novios pero ella regresó a  Jujuy, para terminar su secundario obteniendo el título de docente.

 

 Teresa y Rosario se casaron en 1953 y vivieron en la misma casa que antes habían alquilado los tíos de Teresa. En la provincia ella nunca ejerció como docente, pero si se ha dedicado a trabajos manuales, con gran destreza: hacer tortas, tejer, bordar y pintar, habilidades que heredó su hija. En 1963, ya jubilado, Luis Adolfo Zanón se radicó en San Juan junto a su mujer, Elena. Acá el inmigrante concurría a la Alianza Francesa, donde aprendió su tercer idioma, el francés.

 

Destacados profesionales

Rosario estudió la carrera de Contador Público Nacional en la Universidad Nacional de Cuyo, de Mendoza, y fue uno de los primeros de su profesión en la provincia, su matrícula era la número 15. Sus hijos lo recuerdan como “un tipo ordenado y estudioso, gran consejero y cariñoso, muy solidario, con una férrea fe cristiana y una memoria envidiable hasta su fallecimiento”. Tal es así que siempre recordaba que fue un señor de apellido Pentimalli quien lo instó a estudiar Ciencias Económicas y lo ayudaba a estudiar. Este hombre tenía una escuela en General Acha, casi a la altura de Santa Fe, y allí estudiaban. El joven Torcivia y Pentimalli estaban juntos cuando los sorprendió el terremoto de 1944. Rosario solía contar que se pusieron debajo de una ventana pero todo comenzó a caerse, así que se pusieron bajo el marco de una puerta. Cuando el gran movimiento terminó estaban rodeados de palos, adobes y cables, que tuvieron que ir sacando para poder llegar a la calle.

 

El joven estudiante se recibió de Contador Público Nacional y Perito Partidor y luego obtuvo el título de Licenciado en Ciencias Económicas. Trabajó en el ámbito privado y en el público, fue Contador Revisor y Vocal del Tribunal de Cuentas, Contador de la Dirección General de Escuelas y Asesor del Ministerio de Finanzas desde 1960 a 1963.

 

 Pero su gran amor fue la docencia. Fue primero docente y luego vice director y director de la Escuela de Comercio Libertador General San Martín, también uno de los primeros profesores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica de Cuyo, cuando todavía funcionaba en el Colegio El Tránsito. Llegó a ser decano de esa facultad y miembro del Consejo Superior de la Universidad. Una vez jubilado, como reconocimiento a sus aportes a la profesión, el Consejo Profesional de Ciencias Económicas le dio a la sala de proyecciones de su edificio el nombre de Rosario Torcivia. También, antes de que el contador falleciera, el Consejo le entregó el premio Pluma de Oro a la trayectoria profesional. Aparte de su profesión, le encantaba leer, coleccionar corbatas y pipas y guardó cuidadosamente las libretas de notas de todos sus alumnos.

 

Rosario se destacó como contador y entre sus primos, hubo dos destacados profesionales: Juan Torcivia, reconocido cirujano que fue el primer jefe de la sala de operaciones del Hospital Rawson y tuvo una destacada actividad laboral atendiendo a las víctimas del terremoto de 1944. También fue primo de Rosario el odontólogo Cayetano Torcivia. El Instituto Odontológico de la provincia llega su nombre, en reconocimiento por la tarea que realizó el profesional.  

 

La familia Torcivia Zanón

Teresa Elena y Rosario tuvieron dos hijos: Gustavo Adolfo y Teresa del Rosario, ambos se dedicaron a profesiones de la salud. Teresa es Licenciada en Enfermería y Gustavo es Bioquímico. Él está casado con la médica ginecóloga Marta Alicia Bustos, jefa del Servicio de Adolescencia del Hospital Rawson y tienen dos hijos: Marta Victoria que, al igual que su abuelo, está terminando sus estudios en Ciencias Económicas y Martín Gustavo, que es abogado.  

GALERIA MULTIMEDIA
El casamiento de Francisco Torcivia y Teresa Zanón, a la izquierda de los novios está Luis Adolfo Zanón y a la derecha Concepción Torcivia.
Gustavo Torcivia junto a su esposa Marta y sus hijos Martín y Victoria.
Cuatro generaciones: Parado aparece Gustavo Torcivia, el pequeño es su hijo Martín Gustavo, el hombre a su derecha es su abuelo Luis Adolfo Terluk y el de la izquierda es su padre, Francisco Torcivia.
Rosa Torcivia, Francisco Torcivia, Teresa Zanón y Francisco Torcivia junto al pequeño Gustavo Torcivia, en el festejo por su segundo cumpleaños.
Elena Terluk de Zanón, Rosario Torcivia, Teresa Terluk, Gustavo Torcivia, MartaVictoria Torcivia, Marta Bustos, Martín Gustavo Torcivia y Blanca Morales de Bustos.