Más de setenta años dando la hora a los sanjuaninos.
Rogelio Fernández nació un tres de mayo de 1943, hijo de Rogelio Fernández y Estrella Vázquez. Fue el mayor de tres hermanos. Después llegaron sus dos hermanas Estrella Iris y Myryam Azucena.
Rogelio (padre) era relojero. Trabajaba en diferentes lugares dando cuerda a los relojes. Entre otros, se ocupaba de la hora en el Hospital Rawson y en la Iglesia de la Inmaculada Concepción. Además, era empelado de la relojería “Rut”, que estaba ubicada en calle Mitre. Allí había aprendido el oficio.
Trabajó como dependiente hasta que, junto a otro trabajador de Rut, Antonio Caputo, decidió abrir su propio negocio. Así fue como, el primero de abril de 1942, nació la joyería y relojería Tic - Tac. Un año más tarde llegaba también su hijo, el mayor y único varón. Rogelio (hijo) comenzó a trabajar en la relojería cuando tenía sólo 14 años. Todavía recuerda con precisión ese día, un 27 de agosto de 1957. Su padre había sufrido un pre infarto y tuvo que empezar a aprender el oficio de la mano del resto de los empleados. Incursionó como cadete y haciendo cobranzas.
A fines de la década de 1950, el negocio contaba con 8 relojeros, algunos se dedicaban a arreglar los relojes pulseras, otros los despertadores. Eran tiempos de mayor movimiento, la gente compraba más joyas y los relojes se arreglaban, no se descartaban para comprar uno nuevo.
Una década más tarde, con sólo 23 años, Rogelio (hijo) se casó con Alicia Beatriz Sirerol, un 7 de mayo de 1966. De ese matrimonio nacieron tres hijos: Sandra Milva, Claudia Silvina y Gustavo Ariel. Además, tuvieron cuatro nietos: Tomás Alejandro, Fátima, Paulina y Guadalupe.
El mismo año de su casamiento, el 4 de julio, Fernández (hijo) le compró a su papá una parte de la sociedad de la relojería. Así, la corporación quedaba integrada por Rogelio (padre), su esposa y su hijo. La asociación se mantuvo hasta el fallecimiento de Fernández (padre), el 6 de agosto de 1986.
Desde entonces, Rogelio (hijo) se hizo cargo del local. En los años 1999 y 2004 sufrió dos grandes robos que casi lo dejaron en la calle. Pero, cuenta el joyero, la clientela lo ayudó a salir adelante.
Después de estar más de medio siglo entre los sanjuaninos, el comerciante afirma “tengo la suerte de haberme jubilado y de seguir trabajando de lo mismo”. Sin embargo, ninguno de sus hijos piensa seguir adelante con el negocio.
Fuente: Rogelio Fernández