Susana Rosselot y Eduardo Bettio. Una pareja con los mismos gustos

La siguiente entrevista realizada por Carmen Vega Mateo fue publicada en El Nuevo Diario, en la edición 633 del 19 de noviembre de 1993 en la sección La Nueva Revista. El texto completo.

 Viven en una casona enorme en pleno centro. Quien sale a recibirnos es Eduardo con esa jovialidad que le es proverbial. Adentro se conserva un grato frescor pese al calor sanjuanino. No tiene gustos extraordinarios en la decoración, yo diría que normales para una familia o en todo caso, que los gustos importantes están en otra parte o los disfrutan de otra manera.
Eduardo Bettio nació donde estaba antes el viejo Cine San Juan, un 14 de octubre de 1929.
—Cuando te duele algo y te dura el dolor, ahí notas que te estás poniendo viejo... Mi madre es española, nacida en Valladolid y mi padre era argentino hijo a su vez de un italiano del Véneto y mi abuela era una criolla de antiguo apellido: Ladrón de Guevara... Me recibí en el Nacional Monseñor Pablo Cabrera y me fui a estudiar medicina a Buenos Aires. Me fui en el ´47 una cosa así y me recibí en la U.B.A. en el ´55 y de ahí seguí trabajando (era auxiliar docente) y seguí en Neurocirugía en el Hospital de Clínicas, en el Instituto Costa Boero. En el ´57, me fui a Europa al I Congreso Internacional de Neurocirugía que se realizó en Bruselas. De allí viajé a Londres e hice cursos de mi especialidad en neurología y me presenté yo solito —fijate vos— a un concurso de oposición que gané entre 27 postulantes con lo que obtuve un cargo como residente en el Hospital de la Universidad de Londres y me quedé cinco años haciendo un postgrado. Recién en el ''''''''62 regresé, pero me quedé nuevamente en la Escuela de Medicina de Buenos Aires que es como decir que volvía a mis orígenes...


—Y a San Juan, ¿cuándo llegas? 
 —En el ''''''''64 se produjo el accidente que ocasionó la muerte de mi padre y debo volver a San Juan y cuando llegué me "enganché" con la Susi.

—¿Cómo la conociste?
—En este jardín de las praderas sanjuaninas...


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Susana hace rato que está con nosotros pero ocupada en otros quehaceres ha dejado que la verborragia de su marido sea la dominante, menos ahora, donde entre risas lo corrige: —En una iglesia me conoció...
—Por relaciones familiares, dos primos comunes se casaban y allí nos conocimos.
 —Vamos para 27 años.
—Dejame que ponga el grabador para poder escuchar lo que estás diciendo...

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 Si hay algo que distingue este matrimonio es el humor, un tremendo humor entre ambos. Un poco para no cortar la historia le pido a Eduardo que me diga finalmente ¿qué pasó una vez que se instaló en San Juan?
—Comencé a trabajar como neurocirujano en el viejo Hospital San Roque y en el Rawson. Finalmente haciendo medicina llegué a ser jefe de Servicio de Neurocirugía del Rawson y me jubilé como tal.


 Y nos dedicamos un poco a Stella Susana Rossellot, menuda, movediza e igualmente dispuesta como su marido a la charla.

Mis padres se casaron el 1 de abril de 1944 en una carpa y yo nací en el Hospital Rawson, el único que había entonces, un 5 de marzo de 1946. Mi niñez la transcurrí en el barrio Obrero Rawson donde puedo asegurarte que fui muy feliz. Los padres de mi madre eran españoles y mi padre, como dice Horacio Videla, fueron los primeros vascos franceses que llegaron a San Juan. Comencé a estudiar en la "Gabriela Mistral" y como dicen que era muy inteligente me pasaron directamente a segundo grado en la Belgrano y de allí a la Normal Sarmiento hasta que me recibí de maestra.


—¿Cómo encaminaste tu vocación por la Interpretación?
—Siendo  muy chica, frente a la escuela Estrada se detuvo un camión Cultural de Pedro L. Ruiz y allí gane mi primer premio como intérprete y seleccionada a nivel promocional. Yo organizaba puestas en escena con los chicos cuando tenía ya siete años. Donde está hoy el Hotel Nogaró se hizo la final y gané el primer premio que era una cocina y ahí comencé mi vida de intérprete. Mi primera profesora fue Teresita Gallac de Sarmiento y fui su niña mimada en su momento. En cuanto espectáculo montaba yo actuaba y eso me dio la posibilidad de madurar. Después quienes me brindaron apoyo fueron Juan Caros Abraham, Violeta Pérez Lobos, José Luis Rocha con los que trabajé mucho y también con el malogrado Guillermo Sacchi con el que grabé también mucho. Y con Rufino Palomas formando un equipo muy lindo… Con la muerte de Juan Carlos Abraham murió un creador insuperable.


Pero Susana tiene la capacidad rehacerse enseguida si le gana la pena y vuelta a las risas para retomar cómo fue qué se casaron:
—Mi padre fue durante 17 años el tesorero de la provincia y mi marido cuando se casó se dijo: “me llevo el tesoro de la provincia!”

— Qué va!, lo que yo pensé fue “aquí me paro para toda la cosecha” y me salió con que era honesto.

—Pero, ¿y cómo se conocieron por fin?
—Pasó un tiempito y yo estaba en El Molino comprando merengues y vi a uno que me sonreía…
—¡Y ahí nomás me dio el teléfono!
—Y empezamos. Dos años y medio de novios. Mi marido me lleva 17 años.
— La gente que no se enamora es como los diabéticos, les falta la insulina....
—Me casé con él y viajamos por todos lados. Conocemos casi todo el mundo con el justificativo de los Congresos.
—Y dimos la vuelta al mundo en un avión...
—Sabes también que somos ranchomovilistas? Hemos recorrido el país de esta forma y también en una ocasión, Europa.

—¿Cuántos hijos tienen?
—Tres. Eduardo Aníbal; Susana Carolina y Andrea Paula.

—¿Por qué no te dedicaste a actriz?
—Comencé a estudiar abogacía en la Católica y esos años me los pagué yo. El escenario me gusta pero para la interpretación poética porque tengo mis limitaciones y no me interesó ser actriz consciente de ello. Son las circunstancias por otra parte. Tuve oportunidades con Rony Vargas y Mario Pereyra que querían hacer grabaciones pero me absorbía la docencia…
 

—Ustedes ya han viajado mucho pero siempre retornan...
—Si. Aunque Eduardo tuvo oportunidad de irse.
—Cuando regrese a la Argentina mi contrato aún seguía en Inglaterra hasta 1964, pero la muerte de mi padre me descalabró. Pero no lo lamento. Para aquel que le gusta la familia San Juan es ideal. La calidad del amigo sanjuanino me hace acordar a la de los ingleses. Es difícil llegar a ellos, pero cuanto esto se logra, es una amistad que no se borra y en San Juan es igual. Lo que no se puede decir lo mismo de Buenos Aires.
— Yo soy sanjuanina y me encanta pasear, pero a la semana quiero regresar. Me siento muy cómoda y me preocupa San Juan.
— Allá podés ser pelo de la cola del león, pero acá podés ser cabeza de ratón. Yo prefiero esto porque es donde está el cerebro. A San Juan lo veo como un laboratorio donde todo se puede realizar y quizás estemos en el umbral de que así sea…



Ver artículo:
-- Teresa Montalvo y Gilberto Rosselot. El amor con humor

GALERIA MULTIMEDIA
Susana Rosselot y Eduardo Bettio posan en el living de la residencia durante la entrevista realizada por El Nuevo Diario en el año 1993
El matrimonio de Susana Rosselot y Eduardo Bettio posan a su hija Andrea Paola Bettio en el día de la entrevista realizada en el año 1993
Eduardo Bettio y Susana Rosselot se conocieron en la confitería El Molino comprando merengues
Eduardo Bettio y Susana Rosselot posan en los jardínes de su casa antes de la entrevista realizada en el año 1993
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