Memoria de mis putas tristes

Hace unos días vi en un kiosco la película Memoria de mis putas tristes. Filmada en México, pensé que el film podría desvirtuar la última novela de un gran escritor. Me equivoqué. Gracias a la producción pirata, por 12 pesos me llevé una excelente película.

Hace unos días vi en un kiosco la película Memoria de mis putas tristes.

Filmada en México, pensé que el film podría desvirtuar la última novela de un gran escritor.

Me equivoqué. Gracias a la producción pirata, por 12 pesos me llevé una excelente película.

Con la actuación de  Emilio Echevarría, Geraldine Chaplin y Ángela y Olivia Molina, el filme está basado en la novela del ganador al premio Nóbel de Literatura, Gabriel García Márquez.

Memoria de mis putas tristes, relata la historia de un viejo periodista apodado "El Sabio" que decide festejar sus noventa años a lo grande, dándose un regalo que le hará sentir que todavía está vivo: una jovencita virgen. Y con ella el principio de una vida nueva a una edad en que la mayoría de los mortales están muertos.

En el prostíbulo llega el momento en que ve a la mujer de espaldas, completamente desnuda. Ese acontecimiento cambia su vida radicalmente. Ahora que conoce a esta jovencita el sabio entiende que se encuentra a punto de morir, pero no por viejo, sino por amor.

Así, Memoria de mis putas tristes cuenta la vida de este anciano solitario, un apasionado de la música clásica, nada aficionado a las mascotas y lleno de manías. Por él sabemos cómo en todas sus aventuras sexuales (que no fueron pocas) siempre dio a cambio algo de dinero, pero nunca imaginó que de ese modo encontraría el verdadero amor.

El libro – que ya había leído- fue publicado en 2.004 y es un verdadero poema. Me quedaron grabadas algunas frases, fielmente respetadas en la película:



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El primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre.

>Es un triunfo de la vida que la memoria de los viejos se pierda para las cosas que no son esenciales.

>No hay anciano que olvide dónde escondió su tesoro.

>Uno de los encantos de la vejez son las provocaciones que se permiten las amigas jóvenes que nos creen fuera de servicio.

>Una mujer no perdona jamás que un hombre le desprecie el estreno.

>Me parece contra natura que un hombre se entienda mejor con su perro que con su esposa, que lo enseñe a comer y descomer a sus horas, a contestar preguntas y a compartir sus penas.

>La edad no es la uno tiene sino la que uno siente.

>Hoy sé que no fue una alucinación, sino un milagro más del primer amor de mi vida a los noventa años. Bueno, esto debe ser lo que los médicos llaman demencia senil.

>Fue un hombre a quien quisimos mucho, el mejor bailarín de burdeles que existió jamás, y de tan buen corazón que le tenía lástima el diablo.

>Quedé al borde de la ruina pero bien compensado por el milagro de estar vivo a mi edad.



>Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo y cada palabra en su estilo, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza.

>Ya lo sabes, Delgadina, la fama es una señora muy gorda que no duerme con uno, pero cuando uno despierta está siempre mirándonos frente a la cama.

>El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor.

>Y escribí: Niña mía, estamos solos en el mundo.

 

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Memoria De Mis Putas Tristes