Esta familia nace con Cristóbal Carvajal Moreno y Adela Marin Rambaud. Ella fue maestra en la Escuela Antonio Torres y sobrina del reconocido artista plástico, Manuel Marín Ibáñez. Él fue abogado, ministro de Economía de La Rioja, presidente de la Federación de Viñateros, director de Diario Tribuna y vicepresidente del Banco Alianza.
De La Rioja a la Normal Sarmiento
Inquieto, de gran sensibilidad social y comprometido con su familia. Así era Cristóbal Carvajal Moreno, hijo de Matías Carvajal y Cirila Moreno y hermano de Celmira, Lidia, Ricardo y Matías. La familia vivía en La Rioja, donde Matías padre tenía campo y ganado. Mientras, Cirila se dedicaba al cuidado del hogar y de sus hijos, y era muy creyente, la fe católica fue una herencia que marcó a sus hijos y nietos. Cuando los chicos fueron ingresando a la escuela, Cirila se mudó con ellos a San Juan, para que estudiaran aquí y porque, además, acá estaban viviendo sus padres y hermanos.
Cristóbal hizo casi toda la primaria en La Rioja y el secundario en San Juan, en la vieja Escuela de Minas, que después pasó a ser la Escuela Industrial. Allí comenzó a mostrar sus inquietudes, liderando un movimiento para que se crearan facultades en San Juan, así luego nació la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Ciencias Exactas, al principio dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo.
El sanjuanino que rendía libre en Córdoba
Apenas terminó el secundario comenzó a trabajar y encaró el desafío de estudiar abogacía en la Universidad Nacional de Córdoba, con la condición de alumno libre. Trabajaba en San Juan y cuando tenía que rendir viajaba a Córdoba, donde ya tenía su catre instalado en la casa de amigos, las familias Plana y Aubone. Con ese esfuerzo, y en poco tiempo, logró obtener su título de abogado. De sus hermanos, la mayor, Celmira, fue Hermana de la congregación Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús; Matías fue enólogo, Lidia maestra y Ricardo hizo su carrera en el Banco de Desarrollo, fue gerente en varias provincias.
Casi cuando comenzaba con sus estudios universitarios, Cristóbal conoció a una joven tres años menor que él, Adela Marín Rambaud. El encuentro fue gracias a un primo de ella, Manuel Marin, que era hijo del pintor Manuel Marin Ibáñez. Todos eran militantes de la Acción Católica y fue en una de las reuniones de la institución donde Adela y Cristóbal se vieron por primera vez. Ella tenía unos 15 años y él 18. Pero pasaron dos años hasta que él se le declaró y fue a pedirle su mano a su padre, Miguel Marín Ibáñez, quien respondió a la solicitud “para jugar a las muñecas no hace falta estar de novia”.
El profe valenciano y la directora de escuela
Adela era hija de Miguel y de Juana Rambaud Amenábar y tenía una hermana mayor, Juanita. Miguel era trece años mayor que Juana. Era valenciano, del pueblo de Enguera y viajó rumbo a Argentina junto a su hermano, Manuel, que fue un reconocido artista plástico en San Juan. Años después también su hermana, Virtudes, se embarcó hacia estas tierras, a bordo del Príncipe de Asturias, pero no arribó a destino porque el barco se hundió en el Océano Atlántico.
Miguel llegó a San Juan a principios de siglo XX, fue profesor de la Escuela de Minas en las materias Geografía y Castellano; quien sería su futuro yerno, Cristóbal, estuvo entre sus alumnos. Además, escribió para Diario Nuevo “Las domingueras” bajo el pseudónimo Juan Luis y era habitué de Casa España. Aparte, tenía una florería en calle Mitre y Salta, se llamaba “Valencia” y a sus hijas los muchachos solían cantarles “Valencia, es tierra de las flores, de la luz y del amor” de Sara Montiel. Tiempo después de instalarse en el oeste del país, consciente de que este sería su parada y destino final, regresó a España para despedirse de su familia.
Juana era hija de una vasca y un francés, nació en Buenos Aires y luego se vino a San Juan. Estudió en la Escuela Normal Sarmiento y en 1913 egresó como maestra. Fue directora de la Escuela Superior Sarmiento y de la Escuela San Martin. En esa época, contaba, una maestra cobraba 175 pesos y ella, como directora, ganaba 300 pesos. Sus dos hijas fueron docentes y Adela trabajó siempre en la Escuela Antonio Torres. Desde los 18 años, cuando empezó a ejercer la docencia, aportó su sueldo a su familia. A la par de su profesión, como hobby, hacía bordados exquisitos con pedrería en ropa y mantelería.
Un incansable emprendedor
Cristóbal y Adela se casaron en diciembre de 1945. Él trabajó en Reconstrucción de la provincia, también tuvo su estudio jurídico. Fue presidente de la Federación de Viñateros entre la década de 1950 y de 1960 y miembro del directorio del Instituto Nacional de Vitivinicultura en dos oportunidades. Además, una de las causas en las que se desempeñó como abogado fue en defensa del gobierno y de la CAVIC, cuando los bodegueros iniciaron acciones en la justicia para declarar la inconstitucionalidad de la institución. Después fue director del IMTI (Instituto del Minifundio y de las Tierras Indivisas) y luego ministro de Economía de la misma provincia, en los sesenta, durante el gobierno de Guillermo Iribarren. También fue director de Diario Tribuna y un gran cooperativista, estuvo con el grupo que creó la cooperativa Alianza, que después se transformó en banco. Fue director del Banco Cooperativo Mundial y llegó a ser el vicepresidente del Banco Alianza y se desenvolvía en ese cargo cuando falleció, en 1981.
El matrimonio Carvajal Marin tuvo cinco hijos: María Teresa, José Luis, Adela, María Elena y Eugenia, fallecida.
Los hijos y nietos de Cristóbal y Adela
María Teresa, quien, al igual que su tía paterna Celmira, ingresó a la Congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, Colegio la Inmaculada, con 15 años. En el Instituto se recibió de maestra normal nacional, y posteriormente de licenciada en Ciencias Sagradas. Fue rectora del Colegio Parroquial de Obispo Trejo y en el Colegio de Santiago del Estero. Estuvo a cargo de las Casas de Retiro de Villa Allende y Cura Brochero. Se jubiló como rectora y reside en el Colegio la Inmaculada desde 2013 y continúa desempeñando actividades espirituales y comunitarias.
José Luis “Peri”, abogado y viticultor. Ejerció la defensa de dos jueces ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y de Walter Moreno Ferrer, ante el Consejo de la Magistratura. Se casó con Natalia Pizarro, también abogada y tuvieron cuatro hijos. El mayor es Emilio, abogado, llegó a ser coordinador de gabinete de la Municipalidad de la Capital durante la intendencia de Franco Aranda; Liliana, nutricionista; Diego, es médico y vive en Buenos Aires; y Miguel, abogado.
Adela “Moro” es politóloga y magister en Dirección y Gestión Pública Local. Se desenvolvió como docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan. Fue la primera directora de Posgrado de la FACSO y coordinó el primer Programa de Prevención de la violencia Familiar de la misma unidad académica. Fue responsable de la creación y fortalecimiento de las diecinueve Oficinas de Empleo de la Provincia, desde el Ministerio de Trabajo y Empleo de la Nación. Tuvo dos hijos: Emiliano Narváez, ingeniero químico y Santiago Narváez, Informático en el Ministerio de Hacienda de la Provincia.
María Elena es psicóloga y está casada con Juan Russo. El matrimonio tuvo tres hijos: María Celina, diseñadora industrial; Ana Paula, chef Internacional y Victorio, psicólogo.