Coca Ripoll. La familia de orígenes españoles que cultivó el porvenir de destacados profesionales

El apellido Coca se hizo popular en el ámbito universitario y de la comunicación de la provincia, sobre todo por dos integrantes de esta familia, las hermanas Mónica y Carina Coca. La primera llegó a ser vicerrectora de la Universidad Nacional de San Juan. La segunda comenzó trabajando en periodismo para luego abocarse a la que es su pasión, la fotografía. Ellas son descendientes de familias andaluzas y valencianas y esta es su historia.

Mónica y Carina son la hija mayor y menor de Miguel Coca y Ana Ripoll. Entre ellas nació el único varón de los hermanos, que lleva el nombre de su papá, Miguel Ángel. Miguel padre conoció a Ana en uno de los tradicionales bailes de carnaval de la Libanesa. Ella era hija de valencianos, viajó desde España en el vientre de su madre y, aunque asomó por primera vez al mundo en suelo argentino, creció arraigada a las costumbres de la tierra de sus ancestros. Él era hijo de andaluces, un campesino “agrandado”, que se atrevía a tomarse el colectivo desde Pocito para venir a la ciudad a ver a la joven Ana.

Aunque valencianos y andaluces no hacían buenas migas en España, en esta tierra el amor de Ana y Miguel tuvo otra chance. Claro que él tuvo que aprender valenciano para poder estar de novio y casarse con ella. Además, respetaba religiosamente los dos días en los que le permitían ir a visitarla. Se bajaba del colectivo en la Escuela Antonio Torres y caminaba media cuadra hasta llegar a la casa de Ana.

De Granada a Pocito
Miguel era hijo de Manuel Coca y Dolores Pellegrina. Aunque su historia estuvo teñida por grandes dificultades, como buena familia andaluza, cualquier excusa era motivo de festejo para ellos. Manuel y Dolores eran oriundos del pueblo de Monte Frío, ubicado en la provincia de Granada y ella era prima hermana de la madre del reconocido dramaturgo Federico García Lorca. Se casaron siendo muy jóvenes y el hambre que vivía España a principios de siglo XX, antes de la Guerra Civil, los forzó a viajar a Argentina. Venían prácticamente solos, ella tenía catorce años y él poco más de veinte. En Europa dejaron prácticamente toda su familia, solo algunos primos se radicaron en Rodeo del Medio, Mendoza. Manuel y Dolores instalaron en Pocito. Durante un tiempo él trabajó en otras fincas, hasta que logró hacerse de un capital para comprar su propia tierra.

En San Juan el matrimonio Coca Pellegrina tuvo nueve hijos, aunque solo siete vivieron: Pedro, que fue padre de Ricardo Coca, quien llegó a ser decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan en dos oportunidades entre 2008 y 2016; José, Juan, Diego, María, Remedios y el menor, Miguel. Cuando Dolores cursaba el octavo mes de embarazo del más chico, Manuel falleció. La pérdida volvió a poner a la familia en una situación económica complicada. A pesar de eso, decidieron seguir en Argentina y los hijos mayores, que ya podían trabajar, se ocuparon de la finca de su padre. Entre sus labores estaba la diaria visita a la feria de la ciudad, donde compraban y vendían verdura. Allí, uno de los hermanos Coca, Juan, que tenía gran talento para el canto, aprovechaba para cantar y sumar otras monedas para la familia. En una de sus actuaciones en el precario entorno, lo vio un cazatalentos que le propuso llevarlo a actuar Buenos Aires. El joven se hizo conocido en la gran ciudad como cantaor de flamenco y lo hacía bajo el seudónimo Juanito Moyano. Con su trabajo artístico, él también contribuyó económicamente para que la familia saliera adelante.

Miguel Coca Pellegrina, que era bastante menor que el resto de sus hermanos, fue prácticamente criado por Remedios y María y tenía casi la misma edad que algunos de sus sobrinos. Al igual que sus hermanos se dedicó a trabajar la tierra y en los momentos de festejo él solía tocar el acordeón, también bailaba y cantaba.  Tenía muchos amigos y era muy sociable. Así fue que siendo joven, en una de sus salidas a la ciudad, en la Libanesa, conoció a Ana Ripoll.
 
Los alicantinos que eligieron la ciudad
Ana era hija de Bartolomé Ripoll y Carmen García. Ambos llegaron desde el pueblo Xaló, ubicado en Alicante, Valencia. Vinieron a principios de siglo XX, acompañados por varios familiares, entre ellos padres, e incluso uno de sus abuelos. Al igual que en España, en San Juan se dedicaron a trabajar la tierra. Bartolomé tuvo propiedades en Angaco y en Trinidad, cerca de la UVT, y el matrimonio tuvo su casa en calle General Acha, entre Córdoba y Santa Fe. Allí crecieron las dos hijas de los valencianos, Ana y Carmen. Bartolomé y Carmen tuvieron la satisfacción de poder darles a ambas  la educación que ellos no habían recibido. Para su alegría Ana se recibió de profesora de piano. Carmen también estudió música y tenía como hobbies la fotografía y el dibujo.
 


Ana Ripoll y Miguel Coca se casaron en 1956. Él siguió trabajando en el campo, alternando con otras actividades, como la propiedad de camiones y la venta y compra de vehículos. Ana tuvo su propio conservatorio, en el que dio clases hasta que tuve su segundo hijo. A la par de la música, su otro gran amor fue la lectura. Fue una activa socia de la Biblioteca Franklin, cada semana visitaba la sala en busca de nuevas lecturas. Además, cuando tuvo sus hijos y nietos, a medida que aprendieron a leer, fue incorporándolos entre los socios de la institución.

Un amor andaluz valenciano
En 1960 llegó la primera hija del matrimonio, Mónica, luego Miguel Ángel y bastante después la pequeña Ana Carina. La familia vivía en el centro, así que los hermanos Coca Ripoll crecieron cerca de sus abuelos maternos. Además, vivieron gran parte de su infancia en la UVT, ya que su padre fue uno de los fundadores del club. En esa época usaban lo que ganaban con la cosecha de los tomates, el zapallo, entre otras verduras, para concretar la construcción de las instalaciones del club.

Si algo tenían claro Ana y Miguel, era que sus hijos no podían prescindir de educación, y querían que ellos construyeran un camino diferente. No había otra alternativa. Las hermanas estudiaban en el Colegio El Tránsito y, a la par de la escuela, Mónica iba a inglés y Carina a danza. Cuando terminó la escuela Mónica optó por estudiar Comunicación Social. Fue a fines de la década de 1970, cuando la carrera tenía apenas un par de años y estudió en plena dictadura militar. Fue Cristina López, quien más tarde llegaría a ser diputada provincial e intendenta de Albardón, quien la incentivó a que siguiera ese camino. Se conocían de la escuela, también por los veranos en la UVT, y Cristina le dijo a Mónica que allí tendría oportunidad de hacer lo que a ella le gustaba, escribir. Después del golpe militar cambiaron el plan de estudios y para mantenerse en el que había comenzado Mónica tenía que llevar al día las materias, así que no tardó mucho en terminar la carrera. Fue docente del departamento de Ciencias de la Comunicación, también secretaria de posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ y en 2012 fue electa vicerrectora, junto al rector Oscar Nasisi. En 2016 ambos fueron reelectos para seguir desempeñándose en esa función.

Miguel decidió estudiar geología; durante años trabajó fuera de la provincia, teniendo su residencia principal en San Juan y en el último tiempo se dedicó a la consultoría. Luego la menor, Carina, entró  a la misma carrera y  luego se cambió a comunicación. Así como a su hermana la atraían las letras, ella desde el principio quedó fascinada con la imagen. Estudió la Tecnicatura en Publicidad y Propaganda, y luego también completó la formación de la Licenciatura en Comunicación. Trabajó como periodista, empezó en la revista Contratiempos con Daniel “Chango” Illanes, luego en Diario Las Noticias con Ricardo Azocar, tuvo un corto paso por Diario de Cuyo y finalmente por Diario Huarpe. Esto fue hasta que se sumergió por completo en el mundo de la fotografía. Durante mucho tiempo esa fue una afición, hasta que decidió convertirla en su principal profesión. Comenzó capturando imágenes en eventos, también para comerciales, hasta que pudo empezar un camino artístico, siendo el retrato su expresión favorita.

Mónica es madre de Romina Reta, Rodrigo Reta, ambos trabajan en el estudio Inmobiliario Reta e Isabella Reta, que se dedica al teatro aéreo.

Miguel es padre de Pablo, es músico y canta en el Coro Arturo Beruti y Belén.

Carina es madre de Facundo. Él sigue con pasión el camino del diseño gráfico, también escribe y es asistente de iluminación en algunas de las sesiones de Carina.

       

GALERIA MULTIMEDIA
Carina Coca junto a su hijo Facundo, en los noventa.
Carina Coca junto a su hijo, Facundo.
Las mujeres de la familia Coca Ripoll. De izquierda a derecha, Carina Coca, Isabella Reta Coca, Romina Reta Coca, Mónica Coca y su madre Ana Ripoll.
Los hermanos Reta Coca, Romina, Rodrigo e Isabella.
Carmen García, hija de valencianos, nacida en San Juan.
Miguel Ángel Coca junto a su esposa Teresa y sus hijos Pablo y Belén en el norte argentino.
Bartolomé Ripoll y su esposa, Carmen García, junto a su nietas Mónica Coca Ripoll y sus bisnietos Romina, Rodrigo e Isabella.
Anita Ripoll junto a su esposo Miguel Coca, poco después de su casamiento, en la década de 1950.
Miguel Coca Pellegrina, hijo de andaluces, nacido en San Juan, padre de Mónica, Miguel y Carina Coca.
Bartolomé Ripoll, valenciano radicado en San Juan.
Mónica Coca, vicerrectora UNSJ, en el programa La Ventana
Carina Coca, licenciada en Ciencias de la Comunicación, Técnica Universitaria en Publicidad y Propaganda, profesora de danzas clásicas, en el programa La Ventana
Carina Coca: Anita Ripoll, mamá de la expositora, junto a Isabella Reta, Teresa Estévez y el hermano de Carina, Miguel Coca.
Miguel Coca junto a su esposa, Anita Ripoll.