Con 34 años, el 4 de agosto de 2017, Cecilia Román ganó la corona en categoría Gallo y así le dio a la provincia uno de los títulos más importantes en la historia boxística y lo hizo con sacrificio y atravesando duros momentos en su vida particular.
Para María Cecilia Román su vida y el boxeo se retroalimentan. La flamante campeona del mundo Gallo de la Federación Internacional de Boxeo dice metafóricamente que los golpes que recibió en su vida la curtieron para el ring y también afirma que el boxeo le ha dado la posibilidad de ser una deportista profesional. Es en el ring, en las largas horas de entrenamiento y en las duras batallas, donde encontró la disciplina y dedicación que siempre le pone a todo lo que encara en su vida. El boxeo la completó como persona y fue precisamente en un ring de la localidad de San Isidro en Buenos Aires donde hace una semana le ganó a Carolina Duer (39 años) y se colgó el cinturón de campeona, pero Román es una campeona que trasciende el cuadrilátero.
Dos jueces vieron ganar a Román por 96-94 (Javier Geido) y 95-94 (Manuel Véliz), mientras que Marta Méndez se inclinó por Duer y puntuó 96-94.
La sanjuanina Román pesó 53,300, mientras que Duer pesó 53,200.
Los inicios
Cecilia Román es una mujer tranquila. Tiene 34 años y siempre mostró esa personalidad. Su voz es tenue, habla lo justo y necesario pero siempre intenta destacar que el sacrificio es casi un tercer nombre. Su vinculación con el deporte llegó cuando terminó la secundaria. A los 18 años comenzó a estudiar el profesorado de Educación Física en el INEF y su primer deporte fue el vóley. Pasó por diferentes clubes hasta que llegó a Obras, donde jugó hasta los 23 años. En el medio también practicó atletismo. Pero a los 23 conoció a Mario Cabello, un histórico boxeador sanjuanino que ya estaba trabajando como entrenador. Fue en ese momento que Cecilia decidió probar con un nuevo deporte y cuando tiró los primeros guantazos se enamoró del box. Rápidamente fue puliendo su técnica, abandonó el vóley y comenzó pelear en forma amateur. Fue ahí que se puso su primer gran meta: convertirse en la primera boxeadora profesional de la provincia y lo hizo. El 13 de mayo de 2011 Cecilia debutó en el campo rentado ante Yésica Muñoz. Esa pelea inicial fue con triunfo y nada más y nada menos que en el Aldo Cantoni.
A pelearla
Los primeros pasos en el profesionalismo no fueron sencillos para Cecilia, justo cuando iniciaba su carrera, su vida personal empezó a dar tumbos. En 2013 le diagnosticaron cáncer a su madre, quien en abril de 2014 falleció. Fue un duro golpe para ella, que además en ese momento transitaba la separación de su pareja (el padre de sus dos hijos). Por todo eso el boxeo quedó en segundo plano, pero no olvidado. Mientras Cecilia acompañaba la pelea de su madre, comenzó el proceso para volver a boxear. El primer paso debía ser la recuperación de su licencia como boxeadora profesional. Los trámites se demoraron hasta que le confirmaron que debía pelear en Buenos Aires, justamente en abril de 2014. Cuando tenía todo listo para volver al ring, falleció su madre. Cecilia se levantó rápido y una semana después de uno de los días más tristes de su vida fue hasta Buenos Aires y se subió al ring para pelear con Julieta Cardozo, quien terminó ganando la pelea. La sanjuanina rápidamente tuvo revancha, precisamente ante Cardozo (fue en julio de ese año) aunque también volvió a caer por puntos. “Después de perder esas peleas no bajé los brazos, todo lo contrario. El boxeo me ha permitido descargar todos los problemas que he tenido en la vida”, confesó la campeona.
La gloria
Y Román se levantó. Después de la última caída con Cardozo la sanjuanina empató una pelea y luego ganó nueve combates seguidos. Ganó el Campeonato Argentino ante Anahí Salles y así le llegó la oportunidad de pelear por el título mundial ante Carolina Duer. Pero esas victorias llegaron porque Román lo quiso. Hace unos meses y después de haber entrenado en el Club Landini durante un par de años, Cecilia evaluó qué debía hacer para mejorar su carrera y decidió buscar un entrenador en Buenos Aires. A través de internet dio con Juan Ledesma, un reconocido preparador. Cecilia hizo el contacto con Ledesma, quien le dijo que podía entrenarla pero la sanjuanina debía viajar seguido a Buenos Aires, y antes de cada pelea debía instalarse allí. Entonces Román pidió ayuda a sus sponsors y al Gobierno de San Juan para poder mantener a su familia y además poder viajar, vivir en Buenos Aires y entrenar. “La verdad es que no es fácil alejarme de mis hijos pero ellos entienden lo que significa para mí el boxeo”, subrayó Cecilia, que hace una semana llegó a la cima del mundo, un lugar del que no se quiere bajar. “Sé que todavía puedo dar mucho más y sueño con ser una boxeadora más completa”, cerró Cecilia Román, una campeona de la vida.
Trabajo duro
Cecilia Román siempre peleó en su vida y lo sigue haciendo. La nueva campeona del mundo mantiene a sus dos hijos (Ana de 5 años y Lucas de 9) gracias a las clases de boxeo y artes marciales mixtas que dicta en “Ring Side Boxeo y MMA Recreativo”. Además de boxear, Román también ha practicado MMA y Kick Boxing.
Cecilia Román: “Los golpes de la vida me ayudan en el ring”
—En el ambiente del boxeo se decía que era muy complicado que le ganaras a Duer, ¿vos también lo pensabas?
—No. Mi cuerpo técnico es de lujo y en el tiempo que pasé en Buenos Aires viví como un curso intensivo de boxeo que me ayudó mucho. Es más, hubo cosas que no me salieron contra Duer que espero poder seguir puliendo en el futuro.
—¿Crees que Duer te subestimó?
—Sí, hay mucha gente que subestimó mi experiencia y me récord, pero muchas veces el récord de un boxeador no dice mucho. Hay que fijarse con quién peleó y dónde fue la pelea para evaluar la carrera de ese boxeador.
—¿Pero cómo procesás eso de que te subestimaron?
—Son formas de pensar que hay que respetar. Yo pienso que no hay que subestimar a nadie, porque todos somos capaces y si yo me creo la mejor y que estoy por encima de los demás no voy a lograr nada como deportista, pero eso también pasa en el día a día de nuestras vidas.
—¿Qué sentís cuando te subís a un ring?
—Mucha felicidad porque hago lo que me gusta. Soy una agradecida de lo que hago y hay quienes dicen que subo para que me peguen, pero el boxeo es mucho más que eso y además creo que como te golpea la vida no hay nada que lo haga igual.
—¿Los golpes en la vida te ayudan en el ring?
—Sí. El boxeo es un deporte en el que las quejas no valen. Si te pegan fuerte no te podés quejar, lo que hay que hacer es seguir y mostrar que no sentiste el golpe. Hay que levantarse y seguir, tal cual nos pasa en la vida.
Nota publicada en El Nuevo Diario el Viernes 11 de agosto de 2017 en la edición 1780