¡Hay que verd lo que hizo Aburnio!

El poeta sanjuanino Rufino Martínez escribió para el semanario El Nuevo Diario una serie de textos que integraron la sección "La Gran Aldea". En ella pintaba la ciudad de San Juan y sus personajes.
El texto que aquí se reproduce está dedicado a Aburnio Verd. Fue publicado el 10 de octubre de 1986.

¡Hay que verd lo que hizo Aburnio!


Cuando, por teléfono, concerté una entrevista con Aburnio W. Verd, me guiaba el propósito de recoger datos precisos del boxeo de los años treinta, para hacer una crónica de época de un deporte muy controvertido pero, que mueve multitudes y desata pasiones tempestuosas.
Con ese propósito el domingo toqué el timbre en la casa de Aburnio. El grabador y los buenos deseos guiaban mi ánimo. Pero, estaba visto, que una cosa es lo que uno piensa y otra distinta es lo que Aburnio hace. La teoría de Ortega y Gasset (¿los dos?) de que el hombre es él y sus circunstancias, se vino al tacho con este hombre de inagotable energía y creatividad. ¡Aburnio Verd hace él las circunstancias! Con que, Ortega o Gasset: cualquiera de los dos, a corregir la premisa.
Ya al entrar a su escritorio o lugar donde sueña, me llevé la primera sorpresa: todas las paredes, hasta el techo, están cubiertas por pergaminos, diplomas, distinciones, recortes, trofeos, medallas, álbumes, fotografías y recuerdos de ochenta años de participación en la vida el deporte y la cultura sanjuanina. Con lo que Aburnio guardó y participó puede hacerse un museo del quehacer de San Juan en los últimos cincuenta años.
En el grabador atesoro una conversación de una hora con mi anfitrión, donde desfilan las más diversas personalidades de todas las áreas deportivas y creativas de nuestro medio. Pero, eso lo guardo, algún día servirá para relatar, en pormenores, los hechos y perfiles de las personas que, todos los días, escribieron (y escriben) lo que luego será Historia y orgullo.
Supe en la conversación que en la prieta y multifacética vida de mi entrevistado, habían incursionado todas las actividades e inquietudes del hombre en la sociedad.
Aburnio Verd fue atleta (Club venezuela) en varias disciplinas; practicó tiro con pistola (cuando Don Domingo Elizondo); fue sobresaliente ajedrecista, músico, futbolista, boxeador, peleó con Sebastián BaIle, Olloqui, lpinza, Sotomayor, Molina (el torito de Santa Lucía) Goycochea, el “patada de burro’’ Leoncio Watren… es decir lo más granado y solvente de los años ‘30. En ese medio fue estrella de primera magnitud y pocos como él congeniaron un estilo depurado con una caballerosidad intachable. Es de los pocos que podrían jactarse de llegar a los 80 sin enemigos! iSalud, camarada del deporte!
Aburnio me contó una anécdota del deporte de los puños: Olloqui era un boxeador de increíble fortaleza; se jactaba de no haber sido “doblado” nunca. Y volteado, menos que menos. Cuando vino a San Juan a medirse con Verd, llevaba 49 peleas sin haber caído y comentó en rueda de amigos que, festejando la pelea número 50, en un pasaje de la misma, iba a bajar los brazos y ofrecer la cara “limpia” para que Aburnio le pegara y así demostrar que nadie podía voltearlo.
¡Algún pajarito travieso le contó eso a Verd y éste armó su estrategia! Se veía que Olloqui lo “sobraba”. Hasta el round 8 todo iba okey para el visitante, que iba ganando por una legua. Todo era risitas para el público, muecas y saltitos de gallito hasta que en el octavo, después de hacer una señita al ring side, Olloqui baja las manos y con una risita de suficiencia, ofrece su ‘‘cara limpia”… para que Aburnio le pegue y éste, que se había tragado ocho rounds fingiendo debilidad y pegando sopapitos de cine. Vaya a saber de dónde sacó un áperca digno de Superman, lo calzó a Olliqui en la pera y lo mando al suelo. ¡El concierto de pajaritos ya lo quisieran los bosques de Palermo!
Cuando el árbitro iba por ¡nueve! El segundo tiró la toalla. ¡Esa cuenta podía seguir hasta setenta veces siete! Cuando Olloqui despertó hacía rato que estaba en el hotel… claro, él no lo sabía.

La radio. Páginas de oro del deporte


En 1935, hace cincuenta y un años, Aburnio Verd, con otros, inicia en Radio Graffigna, la audición “Páginas de oro del deporte”. Reunía lo más capaz y solvente del material humano de entonces en el campo del deporte. Angel Mancini, Derito, Siri, Simón Ge, entre otros formaban un elenco de excepcional calidad, conocimientos y caballerosidad que dio a esa audición prestigio y fama en todo el país. En la parte técnica estaban Don José Rocha y en los comerciales Conforti y Guido Lima.
No es poco mérito y galardón mantener una audición durante más de cincuenta años. Algo debe tener de calidad y sinceridad para que el oyente le sea fiel y seguidor durante tanto tiempo, máxime en un país donde lo chabacano y mediocre es norma de mal gusto y fugacidad en los propósitos.
En los cincuenta años de “Páginas de oro del deporte” muchas cosas ha vivido el país (mejor no menearlo). En ese lapso perdimos la democracia; se hicieron los más absurdos ensayos políticos de toda índole, enseñoreó la violencia y el fraude; floreció el más grande movimiento político de masas; se conquistaron leyes sociales inéditas en América Latina. Hubo dos ensayos democráticos, dos intervalos entre la oscuridad y el desatino. Los dueños del poder ensayaron los más crueles y descabellados planes que llevaron al país al borde del desastre y desmembraron la armonía jurídica y la convivencia entre los argentinos. ¡Sí, señor, muchas cosas han pasado en esos cincuenta años!
Al final hemos recuperado la democracia. Todavía nos falta mucho, pero, en esos trajines andamos. La negra noche de los sables y las botas ha pasado (¿ha pasado?). Se vislumbran tiempos nuevos. La democracia nace entre el dolor, la miseria, el hambre y la incertidumbre. ¡Roguemos por que el niño sea robusto y sanito!.
Todo eso y mucho más ha pasado en el país durante los últimos cincuenta años. Y entre tanto desacierto y caos, no es poco mérito el haber sostenido en ese apocalíptico tiempo la mesura y la limpia conducta de “Páginas de oro del deporte’’.

¡Salud, camarada del deporte, allá estaremos!

GALERIA MULTIMEDIA