Federico Cantoni hizo muchas cosas en San Juan, además de gobernar la provincia. En el siglo XX trajo ejemplares de vacas Freiburger, de Suiza. Gracias a esa acción estas vacas “overas”, cuya especie ha desaparecido en Europa puede encontrarse en San Juan y también en Chile, país al que llegó desde nuestra provincia.
La desaparición de ciertas especies animales y vegetales, como consecuencia de la agricultura intensiva practicada en los años 60, ha hecho reaccionar a organizaciones dedicadas a preservar las especies autóctonas. Tal es el caso de la Fundación suiza Pro Specie Rara, que se ocupa de luchar por la preservación de la diversidad del patrimonio genético, ya sea de plantas como de animales. Un ejemplo muy elocuente es el de la raza vacuna Freiburger-Race, cuyo último semental, llamado Heron, fue enviado al matadero en 1975.
Alarmados frente a la desaparición de tales especies del paisaje helvético, no sólo de la vaca Freiburger, sino también del cordero de Engadin, de la vaca gris Rética, dicha Fundación busca reintroducir las especies extinguidas. El objetivo es que las especies de antaño, ya desaparecidas, vuelvan a ocupar el lugar que tenían en los siglos pasados. Entre las especies vegetales ya desaparecidas o en vías de extinción, se encuentran varietales de uva fina introducidas para su cultivo durante el Imperio Romano en los valles alpinos.
Curiosamente, la especie vacuna Freiburger (de Fribourg, Suiza) ha ocupado un papel importante en la historia de San Juan, ya que Don Federico Cantoni importó dicha raza a nuestra provincia. Conciente de ser el único que poseía un tambo de la raza Freiburger en nuestra provincia, refiriéndose a las vacas de color “pío” (pelo blanco en su fondo, presentando manchas más o menos extensas de color negro), Don Federico proclamó: “Todas las vacas overas son mías”. Según cuentan nuestros abuelos, Don Federico hacía respetar estrictamente sus derechos sobre la raza Freiburger en el territorio de San Juan. Hubo varios ganaderos que tuvieron que devolver a Don Federico las vacas Freiburger que habían incorporado, ilegalmente, a sus tambos. Cabe recordar que durante la presidencia de Marcelo T. De Avear se sancionan las leyes 11.210, de represión de los trust (24 de Agosto de 1223); 11.266, de control del comercio da carnes; 11.227, de precios máximos y mínimos para la venta de carnes, y 11.228, sobre control de transacciones de ganado vacuno.
Lógicamente, los ganaderos sanjuaninos constataron que la raza Freiburger, que había surgido en Suiza, gracias a un proceso de selección en la segunda mitad del siglo XIX, se adaptaba maravillosamente a nuestra geografía, a nuestro clima, y a nuestros pastos cordilleranos. Los suizos no esconden su orgullo y su emoción al ver que su legendaria raza Freiburger sigue pastando apaciblemente en los Andes, a miles de kilómetros de su tierra natal. Actualmente, a la vaca overa de Don Federico se la puede observar hasta en Punta Arenas. Pasando por San Juan, el ADN de la Freiburger ha llegado, como dicen en Europa, casi al fin del Mundo.
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