Desde brujos a prácticos, las sociedades siempre recurrieron a personas que realizaban, con mayor o menor éxito, curaciones ante problemas de salud. En los tiempos remotos, más que curaciones se trataba de creencias sin ningún rigor científico. Recién al despuntar el siglo XIX aparece algún tipo de medicina. De eso precisamente trata este artículo.
A comienzos del siglo XIX, posiblemente en 1806, aparece en San Juan el protomédico don Clemente del Castillo, quien traía el certificado correspondiente para ejercer la cirugía y álgebra, título otorgado por el Protomedicato de Buenos Aires, siendo ésta una fuente de invalorable valor para la Historia de la Medicina.
El panorama que presentaba San Juan en cuanto a salud p ública y privada era realmente desolador. El mismo del Castillo lo afirma en una nota que les envía a los alcaldes, fechada en el año 1809:
Clemente del Castillo, cirujano de profesión, revalidado por el R.Tribunal del Protomedicato que reside en la ciudad de Buenos Aires, Capital de estas Provincias según consta del título que debidamente manifiesto y pido que se me devuelva.
Con que advertir los estragos que sufre la humanidad tanto en el Real Hospital de esta ciudad como en su vecindario, por hallarse abandonado en sus enfermedades y dolencias al capricho de algunos curanderos que ejercen las facultades médico-quirúrgicas impugnemente ( sic) sin principios, método ni regla. No hay dudas que parte de ellos, lo hacen conducidos de cierto espíritu de caridad o misericordia hacia sus semejantes, que más vale no la ejercieran y dejaran a la Naturaleza en sus propias fuerzas que con el principal agente con que combate las enfermedades que la afligen; cuando se le ha de prestar socorro sin los exactos conocimientos que a los teóricos les ministra una molesta pero útil práctica; porque faltándoles cualquiera de estas cualidades esenciales es inevitable que deseando el bien común causen mayor mal que el que desean evitar; pero en los otros ni aún concurren estas circunstancias, sino que lo hacen por negocio y utilidad por ser el método que han abrazado para buscar la vida.
A ustedes pido y suplico y habiéndose por presentado y por exibido el título que autoriza a mi individuo para el ejercicio de la facultad, se sirban mandar a los guardar de mi y justicia que imploro y gracia
Otro sí digo que admitiendo en dro. La determinación que debe recaer en razón de lo que solicito en lo principal, por tanto a Uds. Suplico se sirvan consultarla con profesor letrado en ciencias y conciencia por ser justa y Gra (¿).
Fdo. Clemente del Castillo.
Para aquel momento era abogado de las Reales Audiencias de Chile y Buenos Aires el licenciado don Francisco de Paula Oscariz. Fue nombrado por el Cabildo como asesor para atender el asunto planteado por del Castillo. Mientras que don José Tadeo Cano de Carvajal (abuelo de Gertrudis Funes) y don Justo Vázquez del Carril, en ese momento eran alcaldes de primero y segundo voto respectivamente. El 27 de julio de 1809 en que da fe, expiden lo siguiente:
Ante mí Juan Ventura Morón. Escribano. En veintiocho del mismo mes notifiqué por decreto anterior a don Clemente del Castillo en su persona de que doy fe.(Pasa al asesor quien dice no corresponde)
San Juan, Agosto 19 de 1809. Constando la negativa del abogado y que el título presentado acredita ser de esta parte facultativo en las operaciones de cirujía, devuélvasele para que libremente pueda ejercer las funciones de su oficio y pagarse de su trabajo sin excederse del Arancel que debe gobernarle. Reservándose estos juzgados tomar la Provid. Que estimen convenientes acerca de los demás puntos que abraza su presentación. Firmado Cano-Carril-Ante mí Juan Ventura Morón. En veinte y dos del propio mes de agosto, notifiqué el auto anterior a don Clemente del Castillo en persona de que doy fe.
Firmado Morón.
Las providencias que tomó el Cabildo para solucionar el problema de los curanderos, no las encontramos,
Pero suponemos que sí las tomó en cuanto a la persecución de los mismos, pero la situación era de difícil resultado, la falta de protomédicos, la pobreza, más la falta de educación debía ser un campo fértil para la actuación de aquellos.
En cuanto al título que presentó don Clemente del Castillo al Cabildo para poder ejercer la medicina, dice:
….el título presentado acredita ser de esta parte facultativo en las operaciones de cirujía devuélvasele para que libremente pueda ejercer las funciones de su oficio …..
La realidad es que a don Clemente del Castillo no se le devolvió el documento de invalorable valor por la cantidad de datos que arroja. La suerte de del Castillo no la sabemos. ¿Falleció en San Juan? no lo sabemos. ¿Se fue? lo ignoramos. Lo que sabemos a ciencia cierta es que su documento fue a parar a archivo y allí estuvo por más de dos siglos hasta que tuvimos la suerte de encontrarlo. Y que damos a conocer de manera completa a continuación.
Margen superior derecho Sello Real
Sello primero, veinte y quatro Reales, años de mil setecientos y ochenta y ochenta y uno (agregado a mano)sirba para los años 1784 y 1785
Nos el Dor. Dn. Miguel Gorman de los Claustros y Gremios de la Rs. Universidades de París y de Remy; Aprobado y Revalidados por el Rl. Proto Medicato de Madrid. Primer Médico del exto. (ejército) en la Expedición de Argel, y en la última a esta América Meridional; Primer Protomédico Gral. Y Alcalde Mayor de todos los facultativos en Medicina, Cirugía y Farmacia, y demás Artes subalternas, en todo el Distrito de esta Superior Gobernación y Presidente de este Tribunal en el Real Protomedicato de B. Ayres. Hacemos saber como ante Nos y en nuestro Tribunal Se presentó Dn. Clemente del Castillo, natural de la ciudad de Murcia, hijo de Dn. Marcos del Castillo y de doña Fran (cisc)a Muñoz, que es un hombre de mediana estatura. Pelo negro, con una pequeña cicatriz bajo la cien izquierda, de treinta y cuatro años de edad, a quien Por haber ejercido el Arte de Cirugía y Álgebra en el Real Hospital de esta Plaza, como lo hizo constar por Documento competente, le admitimos del examen de Cirujano Romanitá y que le examinamos. Nos y los Examinadores de este Tribunal, haziéndole quantas preguntas y preguntas fueran conducentes de este Arte y por haber satisfecho de ella con puntualidad, lo aprobamos.
En Cuya consecuencia dimos Licencia y facultades cumplidas al dicho Dn. Clemente del Castillo para que libremente sin pena ni calumnia alguna pueda usar el mencionado Arte de Cirugía y Álgebra los casos y cosas a el tocantes y concernientes en todas las Ciudades, Villas y Lugares de los dominios de S.M. con tal que las evacuaciones de sangre, purgas en las casas de dicho Arte.
(hay toda una línea ilegible, es donde el documento estaba doblado)
Y de él recibimos Juramento, de que defendería el Misterio de la Purísima Concepción de María, Sa. Señora Nuestra, que usará bien y eficientemente de su Arte. Que asistirá a los pobres de limosna sin llevarle dinero ni salario alguno y cumplirá en todo con las obligaciones de sus encargos, lo que prometió cumplir. Por tanto aparte de el rey Nuestro Señor (que Dios guíe). Exortamos y requerimos a todos y cualesquiera jueces y justicia lo dejen y consientan usar el referido Arte de Zirugía y Algebra sin ponerle impedimento alguno, ni que sobre ello sea vejado, ni molestado, vale las penas, en que incurriesen los que se entrometan a conocer de alguna agena Jurisdicción y de quinientos pesos oro aplicados a la Cámara de S.M., antes le guarden y hagan guardar todas las honras, gracias, mercedes , franquicias, libertades, prerrogativas en ciudades que a semejante Maestro suelen y deben ser guardadas bien y cumplidamente, sin que le falte en cosa alguna, haciendo se le paguen qualaquier maravedis y otras cosas que por razón de su arte le fueron debidos y aclaramos que el (¿?) ha pagado el dinero de la media Annata. En testimonio de lo cual mandamos dar y damos el presente firmado de nuestra mano. Sellado con el sello Mayor de este Tribunal y refrendado de el infra escripto Essno ( Escribano) Real e interino de él en Buenos Ayres y nueve de Noviembre de Mil setecientos ochenta y tres años.
Fdo.
Yo Dn. Joseph Lenzano Essno. De su Mag. Y Público ¿enunciado? De l (¿?) del Protomedicato de esta Capital, lo hice escribir con acuerdo y en fe de ello lo firmé (esta parte apenas se lee)
Han de rubricar los ssres. Lizdos (señores licenciados) Don Francisco Argerich y Dn. Joseph Capdevila.
Si consideramos que en nuestras investigaciones han aparecido personas que se desempeñaban como médicos como el Dr. Chrisman, que aparece nombrado en los Inventarios de los bienes jesuíticos, expulsados en 1767, parece ser que era el único al momento, porque dice que al irse el Dr. Chrisman, la cirugía la hacía un negro llamado Chantal, posiblemente abrir un flemón y hacer la compostura de huesos (álgebra)
En 1787, está el médico José Bentín, que avisó al Cabildo estar curando a don Mateo Castro, “que tenía la enfermedad de San Lázaro", y que la ropa del enfermo se lavaba en el Canal que venía de “Zonda”, que servía a la ciudad de San Juan, para todo uso, según la investigación realizada por Olga Salinas de Vico.
Luego aparecen otros con conocimientos de física, química y de homeopatía, tal el padre Cristóbal Cavalli, que hacían la función de médicos, todos extranjeros.
Pero el primero que hemos encontrado con el título de Protomédico dado por el Protomedicato de Buenos Aires y con la firma nada menos del Dr. Miguel Gorman, es don Clemente del Castillo, que sería el primero en San Juan.
Hasta hoy creíamos que era don Amán Rawson, padre de Guillermo, pero lo tenemos registrado recién en 1818. Don Amán era de religión protestante; ni bien llegó empezó a ejercer la medicina homeopática. Fue muy estimado en el gobierno de Nazario Benavides, de quien fue ministro en 1837 y consejero en todos los asuntos referidos a la sanidad. En 1822 fue electo diputado provincial, entre otros cargos no menos importantes. De manera que con el documento que aquí damos a conocer sería el murciano don Clemente del Castillo el primer protomédico que hubo en San Juan.
El primero que hemos encontrado con el título de Protomédico dado por el Protomedicato de Buenos Aires y con la firma nada menos del Dr. Miguel Gorman, es don Clemente del Castillo, que sería el primero en San Juan.
* Leonor Paredes de Scarso es hsitoriadora e investigadora
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