¿Cuándo y quiénes utilizaron por primera vez una rueda en San Juan? ¿Conocían los aborígenes sanjuaninos este artefacto antes de la llegada del conquistador español? Estas son algunas de las preguntas que responde Alberto Sáez Rodríguez en este interesante texto.
Aunque la rueda parece haber sido inventada por los Sumerios en el III milenio antes de J.C., en el Imperio Inca no se la conocía (tampoco los mayas o los aztecas) o no llegaron a aplicarla en ninguna de sus labores prácticas, tales como la rueda de torno de alfarero. Recordemos que fue Arquímedes el que inventó el sistema de poleas como instrumento para multiplicar el valor de una fuerza, y ello no es más que una de las tantas aplicaciones de la rueda. El uso del arado con rueda tampoco era conocido en la Europa del siglo XVI, que fue precisamente el período que marcó la expansión colonial de España. Por ende, los huarpes (probablemente directos herederos de la antiquísima cultura de Ansilta), tampoco conocieron o no le dieron ninguna aplicación práctica a la rueda, como por ejemplo, en algún instrumento para hilar la lana de alpaca.
Así pues, las civilizaciones precolombinas no dieron a la rueda ninguna aplicación práctica, tales como, por ejemplo, la rueda de carros, la rueda con manivela para ascender baldes con agua de pozo o de río (como en el caso de la noria), en cuyo caso, en el siglo VIII, los árabes aplicaron mecanismos a la noria para suplantar las fuerzas de tracción a sangre. Otra aplicación práctica de la rueda desde la antigüedad ha sido la rueca, que es un instrumento de madera que sirve para hilar, es decir, para transformar la lana de la oveja (o la alpaca) en hilo.
Mientras que en civilizaciones de Asia y de Europa la rueda logró un uso más eficiente de la fuerza animal aplicado a la agricultura en otras civilizaciones, en América, al no existir ningún tipo de medio de transporte sobre ruedas, los huarpes transportaban todo caminando. Gracias al uso de un calzado resistente con forma de sandalias (las ushutas) hechas de cuero de guanaco, llamadas ojotas de cuero, los huarpes eran excelentes caminadores. Igual que los chasquis, estos resistentes caminantes asombraron a Juan Jufré y a sus hombres al llegar por primera vez a Cuyo, cómodamente montados en sus caballos, un animal que no existía en América.
Gracias a diversos hallazgos arqueológicos, aunque con los colonizadores llegó la edad de hierro a América, se comprobó que las civilizaciones precolombinas sí conocían la rueda. Pero ello no resultó de utilidad productiva ya que no se la aplicó, por ejemplo, en carruajes con animales de tiro debido a que, según se explica, en la zona cordillerana o en las selvas donde se encontraban, con una difícil topografía del terreno, el uso de la rueda se limitaba, pues, a la fabricación de juguetes.
Pero hay que reconocer, también, que los conquistadores españoles enriquecieron la productividad con la introducción del caballo, el ganado vacuno, la oveja, las aves de corral y al menos veinte productos agrícolas desconocidos en América, entre los cuales, está el trigo, la cebada y el arroz. Además de introducir por primera vez el uso de la rueda en los carruajes, cabe mencionar, también, una surtida gama de herramientas de hierro, como azadones, palas, hachas, serruchos, martillos y tenazas que facilitaron en gran medida las labores manuales de los pueblos autóctonos de nuestro continente.
Para responder a la interrogante planteada al principio, probablemente, las únicas ruedas que hayan traído los conquistadores a América sean su par de espuelas coloniales, que se utilizaban ya en aquél entonces en España para estimular al caballo a ir hacia delante (acicatear al caballo). Es evidente que, para lograr cruzar la cordillera de Chile al valle de Uspallata en Mendoza, Juan Jufré y el Capitán Pedro del Castillo (fundador de Mendoza en 1561), aunque Francisco Villagra al mando de ciento ochenta hombres la había hecho ya en 1551, lo lograron acicateando a sus caballos con las espuelas. Es muy probable que los primeros caballos que llegaron a San Juan hayan sido, precisamente, los de estos exploradores. Cabe recordar que los primeros caballos que corrieron por las pampas fueron los que trajo al Río de la Plata Don Pedro de Mendoza en el año 1536. Así, igual que lo hizo Don José de San Martín y el Ejército de los Andes tres siglos más tarde, el cruce de los Andes resultó ser una verdadera hazaña para Juan Jufré y sus hombres. En tal expedición hubo que preverlo e improvisarlo todo sobre la marcha, fue menester llevar consigo un equipo de profesionales, tales como, veterinarios, forjadores, herreros, herradores, cocineros, etc.
Domingo Faustino Sarmiento lo afirmó en Facundo al declarar: "había triunfado quien debía triunfar: el más de a caballo".
Referencias bibliográficas:
Bárcena, R. 1994. Datos e interpretación del registro documental sobre la dominación incaica en Cuyo. Xama, 4-5: 11-49. Mendoza.
Rex González, Perez, J.A. 1983. Argentina indígena: vísperas de la conquista. (Piados), Buenos Aires
Los Huarpes Protohistóricos. 1983. Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo.
Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de San Juan.
El autor nació en Pocito, San Juan, el 10 de octubre de 1944. Luego de terminar la Facultad de Humanidades, estudió en el Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Sarmiento, actualmente Universidad Nacional de San Juan.
De 1967 a 1972 fue becario en Moscú, donde realizó estudios de Ciencias Económicas y Planificación de la Economía Nacional en la Universidad PFUR, Moscú, ex Unión Soviética.
Está radicado en Ginebra (Suiza) desde 1973, donde se dedica a la investigación científica. Últimamente ha publicado artículos en revistas científicas con comité de lectura, tales como EJREP, Journal of Stored Products Research y Sociologie.ch.
Volver al índice de trabajos de Alberto Sáez Rodríguez
Fundación de San Juan
Ver Culturas aborígenes