A 200 años que San Martín fuera designado Gobernador de Cuyo, la habitación del Convento de Santo Domingo en la que pernoctó es uno de los pocos lugares originales en todo el país que se mantiene en pie tal cual era.
Tres olivos, una cepa, un algarrobo, una campana, dos habitaciones, un catre con tientos de cuero, el piso, las paredes de adobe, las puertas, las ventanas y el Libro de Gastos en el que se registró oficialmente la visita del General don José de San Martín a la provincia. Todo eso está al alcance de la mano, se puede ver, tocar, oler. Y está muy cerca de todos, en el corazón de la Ciudad de San Juan, en lo que se conoce popularmente como la Celda Histórica del Convento de Santo Domingo.
Lamentablemente el frente pasa prácticamente desapercibido al no tener la puesta en valor que se merece, sobre todo si se tiene en cuenta que ese lugar es uno de los pocos en el país que se mantiene tal cual era como cuando pasó por allí el padre de la patria. Sólo el Convento de San Lorenzo, en Rosario, tiene esas características históricas. Mientras que en San Juan es una de las pocas construcciones del Siglo XVIII que aún está de pie.
El 10 de agosto de 1814, José de San Martín fue designado Gobernador Intendente de la Provincia de Cuyo. Asumió en el cargo el 8 de septiembre de ese año. Esa intendencia tenía la sede central en la Ciudad de Mendoza, y la Provincia de Cuyo estaba integrada por Mendoza, San Juan y San Luis.
La información histórica dice que San Martín visitó dos veces San Juan. Y que ambas veces se hospedó en la celda (habitación) del Convento de Santo Domingo. Su primera vez fue en mayo de 1815, cuando llego para resolver un problema político que había entre el gobernador José Ignacio de la Roza y el Cabildo. Para garantizar su imparcialidad, decidió hacer la reunión de la mediación en Sala Capitular. Pero de esa visita no hay registro histórico palpable.
En cambio, sí hay registros de la segunda visita, la del 9de Julio de 1815, cuando llegó a organizar el Ejército Cazador de los Andes, el cual puso a cargo de un hombre de confianza, el comandante Juan Manuel Cabot. En esa visita estuvieron presentes, junto a San Martín, el gobernador De la Roza, Narciso Laprida y Fray Justo Santa María de Oro. La visita fue en el marco de la resistencia a la invasión de los realistas que se preveía que podía ocurrir en los meses de septiembre u octubre, cuando bajara la cantidad de nieve en la Cordillera de los Andes.
Esa reunión fue en esa Sala Capitular que se refugia atrás de una de las cuatro galerías que tenía el Convento Santo Domingo, de la cual queda una sola en pie.
Esas paredes de la habitación en la que descansó San Martín, como la de la Sala Capitular, están hechas con adobe, tienen más de 50 centímetros de ancho y datan de 1607. Lo único que fue reconstruido en ese lugar son los techos, que se reprodujeron de caña, barro y palos de álamo, tal cual eran en su momento.
El Libro de Gastos de la época registró la humildad del Padre de la Patria: el gasto mayor que tuvo en su visita del 9 de Julio de 1815 fue en brasas para calentar el ambiente; comió lo mismo que se comía en el convento y durmió en la cama del Prior Manuel Flores.
El humilde catre, escoltado por dos baúles, los olivos, el algarrobo y la cepa, aún resisten de pie como testigos fieles de los pasos del General de San Martín por San Juan.
Fuente: Tiempo de San Juan
Redacción periodística: Gustavo Martínez Puga
Fotografía: Marcela Palonés
Ver artículo de Fundación Bataller: San Juan en el Cruce de los Andes