Philip Matesévac y Jana Jasíc´, ambos nacidos en Karlovac, condado vecino a Zagreb capital de Croacia, se casaron en sus país natal y tuvieron su primer hijo Boris. Philip en busca de un mejor porvenir, dejó en Croacia a su esposa e hijo y llegó a San Juan, aproximadamente en 1935.
Era técnico constructor, especialista en dinamitación, ya que Croacia es un país netamente montañoso y a fin de lograr terrenos aptos para plantaciones se debía dinamitar laderas de los cerros.
Una vez instalado en San Juan, sus primeros trabajos fueron en la construcción y encofrado de las columnas del edificio del Correo Central.
Luego y por años se dedicó junto a otros coterráneos al trazado y construcción del camino a Calingasta.
Corría 1938 se comenzaba a percibir en Europa, el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, Jana decide embarcarse a la Argentina ya que se encontraba sola, desde que Boris falleciera con seis años de varicela.
El matrimonio se instaló primero en Santa Lucía hasta que pudieron adquirir su propio terreno en Chimbas.
En nuestra provincia tuvieron seis hijos: Angelina casada con Juan Carlos Pereyra, Paula casada con Hugo Papavero, Francisco, Ana radicada en Córdoba, Felipe casado con Rosa Becerra y el menor Antonio casado con Silvia Marenna y con quien tuvo una hija, Natalia.
Philip falleció en 1970 y Jana en 1976. Antonio el menor de sus hijos, es uno de los más grandes ídolos del ciclismo sanjuanino. El “Payo” estuvo 10 años en la Selección Argentina, ganó la prueba del precampeonato del Mundo en Montreal y corrió los mundiales de Canadá 74 y Venezuela 77.
Matesevach. El "payo" ídolo de ciclismo
Antonio “Payo” Matesevach nació el 23 de agosto de 1944, hijo de Philip Matesevac y Jana Nacis, inmigrantes croatas. Antonio fue el menor de siete hijos, antes de él nacieron: Boris, Angelina, Paula, Francisco, Ana y Felipe. El adiós a Antonio El Payo Matesevach
Antonio fue jugador de fútbol y ciclista. Pero cuando tuvo que quedarse con un deporte optó por las carreras. Antes de alejarse de la pelota, jugó en las divisiones inferiores del Club Centenario Olímpico. Con quince años empezó a perfeccionarse en el arte de pedalear.
Desde 1960 y hasta 1963 compitió como corredor libre. En ese tiempo corrió alrededor de 120 pruebas, ganó unas 65 veces y alcanzó el récord de 18 victorias consecutivas. Luego, en la temporada 63/64 se convirtió en un ciclista federado del Club Sportivo Juan B. Del Bono San Juan. En esas condiciones debutó y se consagró en la “Vuelta al Gran San Juan”.
Fue un tiempo de grandes logros. Antonio obtuvo el primer lugar en las competencias contrarreloj, persecución individual y campeonato de novicios. Después de estas participaciones destacadas se alejó un tiempo del deporte para cumplir con el servicio militar. Volvió en 1965 y siguió ganando terreno con los pedales.
Desde entonces y hasta 1967 ganó más de diez carreras a nivel provincial, casi todas las clásicas del calendario provincial y la “Doble Calingasta” con récord absoluto de tiempo, entre otras. Además, se convirtió en campeón sanjuanino, cuyano y argentino de resistencia.
En junio de 1967 viajó a Winnipeg, Canadá, para competir en los Juegos Panamericanos, representando a la selección argentina. Sin embargo un hecho trágico daría un gran vuelco a sus sueños albicelestes.
El Payo tenía sólo 21 años. Una mañana, en el país norteño, salió a rodar para familiarizarse con el recorrido junto a sus compañeros Delmastro, Breppe y Cavallieri. Mientras pedaleaban un conductor en estado de ebriedad terminó con la gran esperanza argentina. Atropelló al sanjuanino y lo dejó tirado en la calle.
"Está vivo, está vivo...No lo tapen, no lo toquen" gritaba su compañero Delmastro cuando llegó la ambulancia. Después del dramático accidente Matesevach permaneció internado durante un mes en Canadá y fue intervenido 13 veces, incluyendo las operaciones que le hicieron en Argentina.
El locutor Osvaldo Papaleo contó su historia en el programa "Corazones Solitarios" y fue así que Antonio comenzó a recibir visitas de personalidades del ambiente artístico y deportivo, así como ciudadanos comunes que se interesaron por el deportista postrado.
A mediados de 1968 Silvia Elina Marenna, una empleada de comercio porteña, fue a visitarlo. El Payo no sabía que un tiempo después, en 1970, Marenna se convertiría en su esposa y en la madre de su hija Natalia Lorena.
Lejos de lo que cualquiera hubiera esperado, en 1972, Antonio Matesevach retomó su gran afición, el ciclismo. Así, inició su segunda etapa en la carrera ciclística. Desde febrero de ese año compitió once años en forma ininterrumpida y durante diez fue titular de la Selección Argentina de ciclismo.
En su regreso el payo fue ganador de todas las competencias clásicas del ciclismo sanjuanino, también de varias nacionales en Capital Federal, Río Negro, Córdoba, Santiago del Estero, Mendoza y siete Campeonatos Argentinos en Ruta. Como si todo eso fuera poco, en cuatro oportunidades, obtuvo el título de Subcampeón Argentino.
A nivel internacional corrió en Canadá, Venezuela, Puerto Rico, México, Colombia, Ecuador, y Brasil. Además, en Italia la prensa lo destacó como “El Maradona del ciclismo”.
El Payo fue distinguido en numerosas ocasiones. Fue reconocido con la “Bicicleta de Plata” como deportista del año, ternado en los “Premios Olimpia”, homenajeado por Palito Ortega, distinguido por la Asociación Cultural del Libro y la Dirección de Deportes, Recreación y Turismo de San Juan. Además, fue abanderado de los Juegos Olímpicos de Puerto Rico y recibió una plaqueta de la Confederación Cubana de Deportes, entre muchos otros reconocimientos.
El ciclista falleció el 23 de julio del 2012 mientras se encontraba en Capital Federal junto a su esposa.
Ver artículo:
El siguiente en un artículo publicado en “El Nuevo Diario” el 11 de julio de 2008.
El reconocimiento al ciclista sanjuanino
Homenaje de los mormones al “Payo” Matesevach
El ciclista sanjuanino Antonio Matesevach fue distinguido por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días por su trayectoria deportiva. En una emotiva ceremonia, el Payo fue reconocido como “un ejemplo de superación personal” para la provincia.
Desde hace dos años, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días celebra el “Día de Rescate de Valores, Tradiciones y Buenas Costumbres Sanjuaninas”. En esta ocasión, los mormones reconocen a un miembro de la sociedad, en virtud de los valores y costumbres que represente para la provincia.
Esta vez, el distinguido fue el ciclista Antonio Matesevach.
El “Payo” fue reconocido por haber demostrado a través del deporte “el sacrificio, el empeño y hasta la superación física de su persona” según expresó la directora de Asuntos Públicos de la iglesia, Silvia Quiroga.
“Creemos que él fue y puede ser un ejemplo para otros deportistas” expresó Quiroga, al rescatar el espíritu de progreso del ciclista, quien con muy pocos recursos “dejó el estandarte de la provincia en lo más alto de los honores deportivos de nuestro continente”.
El acto congregó a alrededor de 200 personas, entre las que se encontraban la senadora Marina Riofrío y representantes de distintas instituciones deportivas, sociales y culturales de San Juan. Mientras el director de Deportes, Gustavo Álvarez, destacó la trayectoria de Matesevach, el locutor Guido Iribarren realizó una semblanza de su vida e hizo hincapié en el tesón del deportista al superar el accidente que casi le cuesta la vida en 1967, cuandoentrenaba para los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá.
Por su conocimiento sobre la vida del ciclista y los orígenes croatas de la familia Matesevach, Juan Carlos Bataller había sido invitado a hablar sobre Antonio en el día del homenaje. Pero como el conductor del programa La Ventana no pudo asistir por encontrarse fuera de la provincia, pidió al periodista, Mario Castro -integrante del programa televisivo- que lo representara.
Así, el periodista deportivo habló de la historia del Payo y destacó su proyección internacional.
Un ídolo del deporte
Castro contó que como el menor de los seis hijos del matrimonio de Philip Matesévach y Jana Jasíc, el Payo se crió en el seno de esta familia de origen croata, que se instaló en San Juan en los años `30. Desde chico, Antonio mostró su pasión por el deporte y más tarde su habilidad en el ciclismo llamó la atención del público que veía las carreras de los fines de semana. El ciclista obtuvo diversos títulos a nivel local y se hizo conocido por ganar la Doble Calingasta en tres oportunidades (1967, 1975 y 1976). El Payo integró la selección argentina de ciclismo durante 10 años y es recordado por haber ganado la prueba del precampeonato del Mundo en Montreal y haber corrido en los mundiales de Canadá `74 y Venezuela `77.
Después del accidente en Canadá, superó cuatro operaciones y un largo tratamiento y sorprendió al volver al ruedo y ganar distintas competencias americanas. Fue durante su estadía en el Hospital Fernández de Buenos Aires, donde conoció a Silvia Marenna, su actual esposa. La historia del accidente fue rescatada por el programa “Corazones solitarios”, que conducía Osvaldo Papaleo. El ciclo mostró cómo el deportista luchaba por recuperarse, alejado de su familia. Como espectadora del programa, Silvia se acercó para acompañarlo y así nació el amor en la pareja, que un año más tarde contrajo matrimonio.