Ninguno de los participantes en el cónclave fue elegido por los 115 cardenales presentes; ahora la elección se traslada al día de mañana
EL VATICANO.- Un espeso humo negro salió esta tarde de la chimenea de la Capilla Sixtina indicando que los 115 cardenales allí reunidos para elegir a un nuevo papa no llegaron todavía a un acuerdo.
A las 15.40 hora argentina y durante varios minutos la fumata negra que salió de la pequeña chimenea de cobre fue recibida con exclamaciones de decepción por las miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro para la ocasión, desafiando la lluvia y el frío reinante en Roma.
El humo negro señaló que ninguno de los votados logró los dos tercios de los sufragios, como contempla la normativa vaticana para ser elegido papa. Dos tercios en todos los escrutinios. Teniendo en cuenta que los electores son 115, son necesarios 77 votos para ser declarado Sumo Pontífice.
Tras esta primera "fumata negra", los cardenales volverán a votar mañana. Están previstas dos votaciones por la mañana y dos por la tarde, según contempla la normativa vaticana, que establece esos escrutinios en los tres primeros días.
Si después de los tres días ninguno ha alcanzado los 77 votos, se procederá a una jornada de reflexión y plegarias en la que no se votará. Después se reanudarán las votaciones por otros siete eventuales escrutinios.
Si tampoco ha salido papa se procederá a una nueva jornada de reflexión. Después se procederá a otros siete posibles escrutinios. Si sigue sin haber "fumata blanca" habrá otra pausa de reflexión y otros siete escrutinios. Y así hasta el 34 escrutinio. A partir de ese momento, se elegirá entre los dos más votados, pero éstos no podrán participar en la votación.
Benedicto XVI fue elegido el 19 de marzo de 2005 en la cuarta votación, Juan Pablo II el 16 de octubre de 1978 en la octava votación y Juan Pablo I el 26 de agosto de 1978 en la cuarta.
Las puertas de la Capilla Sixtina se cerraron hoy a las 15.30 hora de Roma (12.30 hora local) en donde los 115 cardenales quedaron aislados del mundo en el Vaticano hasta elegir al sucesor del papa Benedicto XVI, en el primer cónclave en siete siglos con un pontífice vivo.
Vestidos con sus paramentos rojos y el birrete cardenalicio, los "príncipes de la Iglesia", procedentes de 51 países, juraron guardar, so pena de excomunión, el secreto de lo que ocurra en sus deliberaciones.
Bajo los magníficos frescos de Miguel Angel, juraron primero de forma colectiva, con un texto leído por Giovanni Battista Re, decano de la asamblea. Y luego de forma individual, cuando cada uno de los cardenales pronunció su fórmula en latín sobre un Evangelio, colocado sobre un atril frente al altar.
Al término de una ceremonia que duró cerca de una hora y fue transmitida en directo por televisión, el maestro de ceremonias Guido Marini pronunció el secular "Extra omnes" ("Fuera todos"), ordenando salir a todas las personas ajenas a la elección del 266 pontífice de la historia, y cerró las pesadas puertas de madera de la capilla con un sonoro golpe.
El
ritual del segundo cónclave del siglo XXI se había iniciado por la mañana en la
basílica de San Pedro con la misa "Pro eligendo Pontifice" en la que el decano
del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, hizo un llamamiento a la "unidad " de
los católicos en un momento crucial para la Iglesia.
En su homilía, Sodano exhortó a los cardenales a "cooperar con el sucesor de Pedro", en presencia de miles de fieles y autoridades. "Los exhorto a comportarse de manera digna, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, tolerándose recíprocamente con amor, tratando de conservar la unidad del espíritu a través del vínculo de la paz", agregó Sodano, citando la Carta a los Efesios del apóstol Pablo.
Cómo es el proceso para elegir el nuevo papa
El influyente cardenal, que no participará en el cónclave por haber superado la edad límite de 80 años, desencadenó una atronadora ovación entre los presentes al rendir homenaje al "luminoso pontificado" del ahora emérito Benedicto XVI, que el 28 de febrero renunció a su pontificado, tras anunciar pocos días antes su inesperada decisión.
En la ceremonia, retransmitida en directo por televisión a numerosos países desde la basílica de San Pedro, también exhortó a sus pares a que el amor por la Iglesia les empuje "a ofrecer la misma vida por los hermanos".
El próximo papa deberá hacer frente a importantes retos, empezando por la situación inédita de vivir a escasos metros del ahora papa emérito Benedicto XVI, que renunció por "falta de fuerzas".
Agencias Reuters, AFP y AP