Fue jugadora de la Selección Argentina de Vóley y está casada con Fabián Armoa, el técnico de UPCN. Oriunda de Buenos Aires, desde que llegó a la provincia pinta, es jefa de la barra de la platea del club de los cóndores.
“La suerte acompaña a los valientes, hay que animarse y no bajar los brazos”, suele decir Carla Morel y así explica lo que ha logrado hacer. Es que Carla fue jugadora de la Selección Argentina de Vóley, vivió y jugó en Italia y Brasil. Tiene un hijo de diez años, Manuelito y, cuando menos lo esperaba conoció a Fabián Armoa, técnico de UPCN. En el 2009 llegaron a San Juan y desde entonces ella ha incursionado en diversos ámbitos, además de ser la jefa de la barra de la platea de UPCN, pinta y es panelista de deportes en el programa La Ventana.
-¿Cómo empezaste con el vóley?
-Mi familia es deportista. Mi mamá fue una de las primeras jugadoras de la Selección Argentina de Vóley en los años sesenta, mi papá también juega, de hecho se conocieron por el deporte; y mis hermanos mellizos más grandes son voleibolistas, así que no me quedaba otra. Empecé en Ferrocarril Oeste, de Buenos Aires y después estuve en la Selección Argentina cinco años.
-¿Viviste fuera del país?
-A los dieciocho me fui de casa. Viví en Italia, ahí pasé diez temporadas, después un año en Brasil y cuando volví me fui a jugar la liga en Gimnasia y Esgrima de La Plata. Después paré y seguí a mi marido a San Juan.
-¿Cómo conociste a Fabián?
-Haciendo un curso internacional nivel II para entrenadores, cuando había dicho “basta de hombres, a dedicarme a mi futuro como entrenadora”.
-¿Por qué no querías saber nada con los hombres?
-Porque tuve varios y no enganchaba bien con ninguno. La verdad es que estar con una mina que es deportista y se la pasa viajando no es fácil. Después llegó mi hijo, el papá biológico es cubano, no anduvo la cosa. Dije “me voy a dedicar a full a ser entrenadora, jugadora y hacer cursos para mejorar” y lo conocí a Fabián, él lo adoptó a Manuel cuando tenía un mes y medio.
-¿Por qué te conquistó?
-Era el más guapo y más inteligente. En el curso le pedí una birome y le pispié la hoja, miré lo que estaba escribiendo y le dije: “mirá, no tenés errores de ortografía”. Lo empecé a conocer y me llamó la atención que tuviera tantos valores porque, en esa época, les había perdido un poquito el respeto a los hombres, vi muchas cosas feas en muchos de ellos.
-¿También ayudó el que aceptara a tu hijo?
-Desde el principio le dije, “Yo no soy yo, soy yo con Manuel, es el combo lo que te estás llevando”. Vos podes ser linda, estar separada, pero tenés hijos y hay hombres a los que les pesa eso. Él siempre priorizó el hecho de: si Manuel no quiere, a tal lado no vamos. El nene lo adora y tiene hermanos que son hijos del primer matrimonio de Fabián y de a poquito se fueron llevando bien y formamos esta familia, que mucho tiene que ver con San Juan.
-¿Cómo ha influido el hecho de que vivan en San Juan?
-Acá son muy amigables y tenemos la siesta, son dos cosas que le hacen bien a nuestra pareja. Conocí Roma, Milán, Holanda, Bélgica, Rusia, Brasil, lugares hermosos para sacar fotos, pero hasta ahora en ninguno había sentido atracción para vivir. Por eso amo San Juan, es un lugar que está bueno por el clima, la forma de vida, la gente. Seguro que no me gusta el caretaje y el tránsito, pero esas cosas hay que dejarlas de lado, nada es perfecto. Es un lugar para vivir, no tendría que haber tanta queja, la verdad es que estamos muy felices acá.
-Además de pintora y panelista, sos jefa de la barra de UPCN.
-Soy jefa de las esposas y novias de los jugadores y cuerpo técnico. Cuando veo que el equipo no va bien, empiezo a obligarlos a que aplaudan, a que dejen de mandar mensajitos por el celular y empiecen a mirar el partido, sobre todo si el equipo va mal.
-Son el apoyo psicológico
-El apoyo moral. En el futbol es diferente, ahí los hinchas te amenazan, vos pones una pelota y la pateás. En el vóley tienen que estar muy concentrados punto por punto, tenés golpe de arriba, de abajo, bloqueo, la defensa, no te podés desconcentrar con lo que te está diciendo un hincha. Pero, en los momentos de bajón es bueno si sentís a la gente que te apoya y eso es San Juan se ve y se siente muchísimo.
“Con la pintura logré relajarme”
-¿Cómo empezaste a pintar?
-Vine a San Juan a acompañar a mi marido, mi hijo tenía sus actividades y yo me fui buscando las mías. El nene iba a un colegio donde había una profesora de plástica que daba clases de dibujo y pintura y me enganché muchísimo. Ahí aprendí a dibujar en grafito, en carbonilla, y después pasé por todas las técnicas, acuarela, óleo, que es lo que más me gusta. Ahora me dedico a los abstractos.
-¿Qué te gusta del abstracto?
-Te deja expresarte más libremente, no tenés que seguir un paisaje o una foto, aunque eso también me gusta. Tengo un grupo de amigas de la Asociación Amigas del Arte Sanjuanino y hemos pintado al vivo en el dique Ignacio de la Roza y de Ullum. En cuatro años hice 140 cuadros más o menos y, en un momento esto llegó a ser un sustento económico, porque he vendido varios.
-Para alguien que trabajó en el deporte no es fácil estar sentado tanto tiempo.
-Entrenar era mi carrera, mi trabajo y para relajarte por ahí necesitás lo opuesto y en la pintura encontré esa veta. La pintura es algo para lo que tenés que sentarte y relajarte, cosa que nunca había hecho en mi vida porque siempre corría para todos lados. Cuando subía las fotos de mis cuadros al face mis amigas me decían: “¿Cómo haces para tener la cola quieta en una silla? Y eso es lo que me produjo tantos kilos de más, porque me siento con mate y semitas y no te das cuenta, te vuela el tiempo.
NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 28 DE MARZO DE 2013.