¿Alguien se preguntó dónde estaba ubicada la Casa de Gobierno cuando San Juan era gobernado por Domingo Faustino Sarmiento o Nazario Benavidez, por ejemplo?
Después de deambular por despachos provisorios en el cuartel de San Clemente (Sarmiento ocupaba una espaciosa rústica cuadra de blanco revoque pintado a la cal, la modestia apenas disimulada con rojas alfombras), y hasta en el domicilio de cada gobernador o en casas alquiladas, la construcción de una Casa de Gobierno se hizo una necesidad impostergable.
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El gobernador Anacleto Gil afrontó el mayor esfuerzo de llevar adelante la obra. Por un decreto del 22 de agosto de 1881, designó una comisión integrada por los ingenieros David Chaves, Manuel Quiroga y Emilio Legeune para examinar las propuestas para la construcción por parte de la firma Luis Bertolli y compañía —autora asimismo de unos planos de la obra modificados con arreglo a las sugerencias de los nombrados ingenieros Legeune y Quiroga, proponiendo el encadenamiento de los muros para su mayor solidez y escaleras de mármol en vez de madera, “por ser una economía mal entendida.
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Una ley del 28 de diciembre del mismo año autorizó un gasto de hasta de treinta y seis mil pesos fuertes para la ejecución de la obra. Llevada la construcción a término en menos de tres años, otra sanción legislativa del 28 de noviembre de 1883 autorizó un gasto de cuatro mil pesos fuertes para el mobiliario del edificio 88.
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La Casa de Gobierno fue un bello edificio de sobrias líneas arquitectónicas, dos plantas y frontis de factura clásica, con un pórtico de tres puertas rematadas en arcos de medio punto. Por haberse ejecutado en ladrillo y mejorando sus planos originales con "un encadenamiento” el edificio no experimentó en el terremoto de 1894 un vuelco de campana sufriendo solamente daños en la planta alta que obligó a demolerla y a su reconstrucción posterior.
En la planta alta, tres amplios ventanales del salón de la gobernación permitían una vista sobre la calle General Acha; un salón a la derecha del anterior y otro a la izquierda eran los despachos de los ministerios de gobierno y hacienda respectivamente, cada uno con un gran ventanal, comunicados todos por un ancho balcón bandeja exterior.
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En la fachada, prolongando la composición del triple pórtico de la planta baja, hasta el primer piso y la parte superior del edificio, unas sencillas pilastras concluidas en capiteles jónicos sostenían la comisa que recorre el frontispicio en toda su extensión, y a mitad de ese cuerpo que remataba en una especie de ábside, afirmando su soberanía lucía el escudo de la provincia en buen tamaño y llamativo relieve. En un mástil asentado en la azotea, la bandera nacional ondeaba a toda hora.
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A uno y otro costado del pórtico, dos placas de mármol en medio de sendos grandes faroles esféricos asignaban carácter al edificio. Las placas consignaban en escuetas inscripciones dos hechos importantes: “Saturnino L. Sarassa, primer teniente gobernador de San Juan (1812-1814)", “Mariano Mendizábal, primer gobernador de San Juan (1820)".
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El graderío de mármol exterior conducía desde la portada al gran hall central. Ahí, adornaban un amplio recinto rectangular cuatro figuras de bronce sobre sólidos pedestales, significando las cuatro fuentes principales de la riqueza provincial: la Agricultura, la Minería, el Comercio y la Industria. Al fondo del espacioso hall arrancaba una escalera de honor construida con peldaños de blanco mármol, que al llegar a un descanso a mitad del recorrido se bifurcaba a derecha e izquierda en dirección a los ministerios y demás dependencias.
Cuando se inauguró, ejercía todavía la gobernación Anacleto Gil, pero convalesciente de las heridas recibidas en el atentado que costara la vida al senador Agustín Gómez, aun no había reasumido el mando ni aparecía en público, ejerciendo el poder ejecutivo como presidente del Senado Vicente C. Mallea.
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Dos días antes de concluir Gil su mandato, el 10 de mayo de 1884 se inauguró la Casa de Gobierno durante un acto al que asistió, con su uniforme de general de división, un ilustre visitante que fue el padrino de la ceremonia: Domingo Faustino Sarmiento.
Sesenta años después, el terremoto de 1944 terminó con su historia. En esa casa gobernaron entre otros, Carlos Doncel, Domingo Morón, Pedro Garro, Amador Izaza, Federico Cantoni, Amable Jones, Aldo Cantoni, Juan Maurín y Pedro Valenzuela.
Ver artículo: El último discurso de Domingo Faustino Sarmiento en San Juan