El cura Juan Videla Cuello fue un gran personaje de los años 20 y 30. Había sido un destacado alumno en el Colegio Pío Latinoamericano y en la Universidad
Gregoriana de Roma, adonde fue enviado por el obispo, monseñor Benavente.
De regreso al país con el título de doctor en derecho actuó en San Juan y Mendoza. Tenía una gran vocación obrerista y por eso su apoyo al cantonismo. Además de las actividades eclesiásticas, era profesor en el Colegio Nacional y destacado escritor que publicaba sus notas en el diario católico El Porvenir, al que dirigió durante varios años.
Este cura era uno de los personajes más famosos de San Juan en aquellas décadas. Pasaba del sermón al discurso en la tribuna política o en el comité.
A propósito, fue protagonista de un hecho que seguramente no tiene parangón en la historia provinciana.
Videla Cuello fue el encargado de predicar la oración patriótica en el solemne Tedeum del 25 de Mayo de 1910, día del centenario de la patria.
Llegó el momento y el presbítero doctor Videla Cuello comenzó a hablar. Se entusiasmó y le puso tanta fuerza a sus palabras que aquello se transformó en un discurso de barricada, que terminó con el público de pie aplaudiendo largamente al sacerdote.
Extraída del libro “El lado humano del poder, anécdotas de la política sanjuanina”, de Juan Carlos Bataller, publicado en marzo de 2006