Autor: Rufino Martínez
En mi sangre, en mi río navegabas
desde el instante del primer latido,
invisible argonauta, en mi escondido
y silencioso mar en que te ahogabas.
En cada puerto en que tu voz llamabas:
la misma voz del eco repetido,
la misma luna, el mismo sol sabido
y ese mismo reclamo en que clamabas.
No fue vano esperar lo que esperabas,
no fue vano sufrir lo que has sufrido
ni fue vano ese darte en que te dabas,
que en duro viento, sobre el mar, erguido
has llegado, por fin, como anhelabas,
a ese puerto de amor que has presentido.
Fuente: El Regreso, autor Rufino Martínez. Publicado en el año1971. Ediciones SPAE