La Alfonso Hernández no es una calle jachallera más. Los gigantes de adobe se levantan al costado, como para que la memoria no se esfume. Tabiques perfectamente ensamblados, imponentes puertas de madera, patios de tierra recién regados y cimientos de piedra son la muestra más contundente de por qué esas enormes casonas todavía están de pie. Aún cuando fueron construidas hace más de un siglo. Una postal jachallera que se encuentra en El Médano, a 22 kilómetros de San José de Jáchal.
El tiempo no pasa en este lugar. Si no fuera por alguna bicicleta que cada tanto interrumpe el silencio de la siesta, parecería que todavía corre por allí el mil ochocientos y pico. Los vecinos más antiguos de El Médano, que rondan los ochenta años, dicen que las casonas estaban desde antes de que nacieran ellos. Y cada una alberga una historia que todos recuerdan, aún cuando muchas están abandonadas.
En la esquina más famosa del pueblo, justo en la intersección de la Alfonso Hernández y Noriega, está la casona en la que funcionó durante años la Cooperativa Cavic. Ahora funciona la sede del Club Boca de El Médano. Pasando la curva está el chalet de los Rodríguez, el único al que no se le ven los adobes. Antes de llegar al almacén, está el caserón que perteneció a un antiguo concejal de Jáchal, dicen los vecinos. Algunos tienen los patios regados y recién barridos. Señal de que están habitados. A otros, les pasó por encima el tiempo y están casi en ruinas. Señal de que están abandonados. "No sé qué pasa con estas casas, pero ni siquiera las prestan. Todos los dueños fueron gente pudiente. Acá sólo vivían los que tenían plata", dice Margarita Lucero, una lugareña. Es que, hasta mediados del siglo XX, esta zona fue una de las más productivas del departamento, por encontrarse grandes extensiones cultivadas y miles de cabezas de ganado.
El paisaje
Para llegar al pueblo, se toma la ruta que va a Villa Mercedes. Está casi en la ladera del cerro, es por eso que está rodeado por enormes zanjones, producto de las crecidas en verano. La calle principal es de ripio. En los costados, hay enormes eucaliptus centenarios.
La gente
En todo el pueblo habitan unas 35 familias. Se encuentran ubicadas por la calle principal, desde la esquina de calle Hernández y Flores, hasta la segunda curva. O, según los lugareños, donde está el "eucaliptus quemado". Hay una escuela, que se llama Rubén Darío.
Fuente: Diario de Cuyo, publicado el 5 de mayo de 2010
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