Artículo firmado por Juan Carlos Bataller como despedida a Galván, fue publicado el 6 de diciembre de 1991en la edición 537
El 14 de noviembre de 1991 y tras vivir 67 años, se nos fue Rodolfo Galván. Quienes desde muy jóvenes hemos incursionado en este oficio de la comunicación social siempre vimos a Galván como un arquetipo de una época de las comunicaciones, cuando la palabra ‘‘ciencia” no se agregaba al vocablo, la teoría era una resultante de la práctica y la tecnología comenzaba recién a aportar formas nuevas de llegar masivamente con mensajes.
En ese mundo conformado por periodistas, publicistas, locutores, técnicos, operadores, gráficos, Galván fue uno de los que optó por la independencia. No se "ató" definitivamente con ningún medio sino que ensayó distintas vías para ejercer su profesión. Es así como fue un pionero de los publicistas al crear una de las primeras agencias (Publicidad Galván) y como tal fue fundador y miembro de la comisión directiva de ASAP, la Asociación Sanjuanina de Agencias de Publicidad y de la Escuela Superior de Propaganda y Publicidad de esa entidad.
Incursionó en otros campos, entre ellos el del turismo, enviando contingentes a Mar del Plata o como concesionario del Balneario El Pinar y también fue promotor de espectáculos artísticos y deportivos.
Pero su nombre estuvo ligado fundamentalmente al deporte. Desde los finales de la década del 50, cuando por primera vez transmitió una carrera de ciclismo en ruta por la vieja Radio Los Andes y los sanjuaninos aprendieron a seguir desde una radio las alternativas de la Doble Calingasta.
Sin duda su mayor obra fue su organización ‘''Galván en el Deporte", que desde hace 25 años es concesionaria de los derechos publicitarios de la casi totalidad de los estadios y circuitos deportivos locales y productora radial, en la que surgieron hoy conocidos locutores, animadores, relatores y comentaristas, como Rony Vargas, Rolando Vera, Armín Acosta, José C. Romero, Martín Sanz, Jorge Méndez, Felipe Raúl Nuñez, Alberto Cortez Bruna y Beto Martín.
Y como si eso fuera poco dejó un vástago para que siguiera sus pasos. Ahí anda Fito, su hijo, con su trayectoria de profesional serio y honesto, continuando con esa tradicional asociación del apellido Galván y el deporte.
Con Rodolfo Galván se fue uno de los nuestros. No hay dudas.
J.C.B.