La historia deportiva sanjuanina atesora páginas inolvidables. Hubo deportistas que brillaron a nivel nacional y mundial, como es el caso del automovilista Ricardo Zunino. Este artículo fue publicado en El Nuevo Diario, edición 596 del 5 de marzo de 1993
Ricardo Héctor Zunino fue el único sanjuanino que corrió Fórmula Uno Internacional, la máxima gloria del automovilismo mundial. Y apenas ingresado obtuvo relevantes posiciones. Amigo de Bernie Eclestone, el hombre que llevó en veinte años a la Fórmula Uno a planos insospechados de conocimiento en el mundo. Tanto, que cada carrera la ven por televisión, en directo o diferido unos 1.200 millones de personas, casi el 20 por ciento de la población mundial.
Ricardo jugó fútbol, rugby y practicó atletismo, pero en Caucete, con 17 años, compitió en una cuadrera automovilística y sintió que allí estaba su destino. Pasó por los zonales; fue campeón argentino de Fórmula 2 Nacional; Sport Prototipo (con Pronello), Grupo II, Anexo "J" y Turismo Nacional, donde fue campeón argentino en los años 1975 y 76.
Ganó dos de los tres grandes premios de Turismo en que participó y dos veces la vuelta del Noroeste. San Juan recuerda que a través de las transmisiones deportivas radiales vibraba de emoción, cuando en cada localidad se informaba de su paso, ya sea recuperando posiciones o alejándose como puntero absoluto.
Sin embargo, Ricardo Zunino no tuvo el magnetismo de Julio Devoto "Ampakama", o de Eduardo José Copello.
La adoración sanjuanina surgió cuando el "Colorado" entró a ganar competencias internacionales y su escalada por Europa, desembocando en la crema del automovilismo.
Tal vez el hecho de concentrarse y no perder detalles de manejo y de mecánica lo hicieron un tanto despectivo, vacío, pero en su corazón tenía grabado a fuego el cariño que la gente "tuerca" le profesaba, como lo hicieron muchos argentinos y europeos que vieron en él un piloto capacitado, conciso, realista, apasionado y con confianza en sí mismo.
En pista ganó innumerables carreras. A fines de 1976 ingresó en la Fórmula 2 Internacional en Europa. Su primer año fue de aprendizaje. "El automovilismo -dijo a El Nuevo Diario- es un deporte muy profesional, duro y complicado. Hay que tener mucha convicción en lo que uno está haciendo y superar todo inconveniente que se presenta. Para esto necesita un medio mecánico adecuado y no se consigue en cualquier lado. Aprender a manejar potencia es un proceso gradual. En los primeros pasos es donde se presentan los mayores riesgos de accidente, ya que uno tiene necesidad de mostrarse. Uno se tira más de la cuenta y corre el riesgo de ingresar en la alta tasa de mortalidad que ofrece la Fórmula Uno, que es de un piloto por año. El 50 por ciento de quienes empezaron en la F2 conmigo, desapareció. Hasta allí recorrí casi un 80 por ciento del camino. El auto con efecto suelo, que te provoca una gran exigencia física dejó de ser el problema. Batí varios récords de vuelta. Estuve primero en tres carreras. Llegué primero en Mallory Park. Era la antesala de la Fórmula Uno Internacional. Luego corrí en Fórmula Uno Europea (hoy Fórmula, 3.000 inglesa). Fue un largo camino, con experiencia muy interesante. Luego de dos años y medio ingresé en la Fórmula Uno, a través de Bernardo Eclestone.
Ingresé en el círculo de los 24 pilotos de la Fórmula, con mi licencia. La prensa me trató muy bien. Busqué, con cierto éxito, apoyo de empresarios argentinos. Luché muchísimo y hasta me arriesgué a que no comprendieran en mi propio país, con suerte diversa. Pero trabajé de acuerdo a un plan que me fijé y del cual no me separé nunca. Recuerdo que el cambio de la Fórmula 2 a la Formula Aurora fue criticado por los que no conocían aquel mundo. Allí corrían pilotos que estaban de vuelta, pero también muchos que, como yo, querían progresar. Esos autos eran muy buenos. Lo distinto estaba en las gomas, que son menos especiales que las de Fórmula Uno. En cambio, en Fórmula 2 era más fácil. Pero de ahí a la F1 existía una gran diferencia, un gran paso que pocos dan. Y yo lo dí. Las ambiciones deportivas lo mueven a uno a procurar llegar en un mundo tan competitivo. Estuve en la dirección exacta. Bernie Eclestone estuvo conforme conmigo y me presentó a toda la prensa. La oportunidad no la dejé pasar. Estuvo al alcance de mis manos y, finalmente, lo logré. Y estimo que no fracasé. Corrí 14 carreras. La guerra de Malvinas, el no ser sede Buenos Aires de la F1 cortó todo. Debía ir a Estados Unidos. Casi corro Fórmula Cam Am, pero finalmente opté por elegir San Juan para las actividades privadas".
Zunino fue considerado entre los diez mejores pilotos del mundo por la revista francesa "L''Equipe", en 1980 y un año antes, los periodistas extranjeros lo mostraron como revelación, al suplantar a Nicky Lauda en el Gran Premio de Montreal, en Canadá, donde poco antes de finalizar estaba cuarto y una demora en boxes lo relegó al séptimo puesto. En Sudáfrica 1981 iba segundo, bajo la lluvia. Paró la tormenta y al cambiar gomas, hubo un desperfecto que lo dejó en el octavo lugar. En 1979 Ricardo se dio el gran gusto. Ganó su primera carrera en Fórmula Aurora, al comando de un, Arrows Coaworth, en Mallory Park, pero esa satisfacción se vio empañada, ya que los organizadores lo penalizaron con un minuto, argumentando que se había adelantado, en la partida. Esto fue considerado un despojo, pero más allá de ello, el "Colorado" observó solvencia conductiva. Paulatinamente fue sacando ventajas. Una vuelta casi a todos, menos a David Kennedy. De haberlo logrado, Zunino hubiera ganado igualmente la competencia. Fue segundo. Eran tiempos de otra fórmula, pero le valieron para que sea observado para la Fórmula Uno. Zunino habla hecho un gran negocio. Retiró sus intereses de la Fórmula Dos y los volcó íntegramente en la Formula Aurora, antesala de lo más extraordinario del automovilismo. Sobre el momento actual, Zunino comentó: "Hoy el deporte es más profesional, tiene mayor dedicación. Se toma con seriedad. Cuidar el físico, soportar presiones, hay que preparar el organismo para estar casi dos horas en un habitáculo con 60 grados de calor. Mi relación con Bernie Eclestone fue estupenda. Aún mantengo contactos con este magnate del automovilismo, responsable directo de su permanente actualización y realización de competencias internacionales. "No me casé por ésas cosas de la vida, del destino; pero he tenido alguna pareja, lo que implica que el amor no puede ser manejado por las leyes. Pero ya estamos entrando en un terreno muy privado del que no te puedo hablar mucho. Uno no es de madera digamos".
El sueño hecho realidad
El martes 21 de agosto de 1979, Ricardo Zunino comenzaba a hacer realidad el sueño de la F1. Un telefonazo le indicó que debía probar en Silverstone, con Bernie Eclestone como interlocutor. En el circuito Ford Fiesta, Herbie Blash, manager de la escudería de Eclestone, le entregaron el Brabham BT 48 equipado con una caja de velocidades Weirdmann, elemento fabricado en California y que Gordon Murray intentó incorporar a sus diseños, con mayor velocidad entre cambios y un diferencial especial. Todo ello sucedió después que Zunino ganara en Brands Hatch, luego de 135 vueltas. El miércoles, Zunino hablo con Eclestone y el dueño de Brabham lo invitó a los ensayos. Nelson Piquet, su compañero, estampó un tiempo al circuito de 1'' 16 " 60 centésimas; luego Zunino giró y marcó dos centésimas más, lo que llenó de satisfacción a la escudería británica. La meta estaba cerca y se concretó poco después con el ingreso a la F1 Internacional, donde Zunino mostraría sus grandes virtudes. Un sanjuanino (el único) en el pináculo del automovilismo mundial.
Ver video y entrevista realizada a Ricardo Zunino realizada por Juan Carlos Bataller
en marzo de 2019 para el ciclo "Qué hiciste con tu vida".