A fines del siglo XIX, en la década del 90, una familia de inmigrantes suizos fundó una empresa teatral única en la provincia. Los Storni, remodelaron el teatro Los Andes e invirtieron gran parte de su fortuna en este proyecto cultural. La fuerte crisis económica que azotó al país, alejó a los sanjuaninos de la sala. Y el incendio que el teatro sufrió en junio de 1901 llevó a la ruina a la familia. Este artículo de Jorge Fernández (*) fue publicado en El Nuevo Diario, en la edición 1226 del 7 de octubre de 2005
Por Jorge Fernández
Durante el siglo XIX la circulación de las compañías teatrales en las provincias del interior de nuestro país fue promovida por el empeño de empresarios, ligados la mayoría de las veces a las propias empresas teatrales. En otras ocasiones posibilitó está llegada la intervención de personalidades locales, conocedores del teatro o la ópera y relacionadas con el gobierno o instituciones culturales. Personas que en su afán arriesgaban sus propios recursos en la concreción de estos emprendimientos. La existencia de salas adecuadas en las ciudades determinaba la duración de las temporadas, los recursos empleados, el transporte, presencia de primeras figuras y el carácter de los repertorios en la conformación de estos circuitos.
En la provincia de San Juan estas actividades empresariales casi siempre opacadas por el anonimato de sus gestores, fueron registradas en avisos de publicaciones de épocas tan distantes como la década de 1860. Los empresarios locales se abocaron a la contratación de compañías de zarzuela o de ópera provenientes de Buenos Aires, incluso del exterior en gira por el país.
La familia Storni y la actividad teatral
Un caso paradigmático de empresa ligada al espectáculo teatral, es la constituida por la familia Storni.
La familia Storni, de origen suizo llega al país alrededor de 1870 y se radica en la provincia de San Juan antes de 1880. Integraban la misma los hermanos: Angelo Antonio Micheli Dionigi, Pietro Paolo Antonio, Paolo Doménico y Alfonso Ambrogio Carlo.
Algunos de ellos habían cursado estudios en la Scuola di Disegno di Tesserete, siendo arquitectos y proyectistas. Poseedores de una alta formación técnica para la época y junto a su sólida condición económica formaron por su parte o con otros socios locales, diversas empresas en muy variados rubros. A partir de la inauguración del teatro Los Andes, en 1885, construido por la empresa de Antonio Storni, tiene su origen la larga relación de esta familia con el teatro, la cual se prolongará durante 17 años. Parte de esta actividad ha sido reconstruida medianamente en los avisos publicados en los diarios de la época:
Se prosiguen con mucha actividad los trabajos del teatro. Al contratista Sr. Storni se le han entregado a cuenta del contrato la cantidad de 5.000 pesos nacionales. (Diario la Unión, 26 de abril de 1884)
Durante más de una década el teatro fue administrado por la Sociedad Teatro Los Andes, presidida por Ramón Posse y Carlos Doncel como secretario. Surgida de la necesidad de un grupo de ciudadanos de construir un nuevo edificio teatral para la ciudad, alrededor de 1882 comienzan a realizarse reuniones con este propósito. En 1883 estas reuniones toman cuerpo en una asociación.
Se trató de una sociedad de accionistas, muchas de cuyas reuniones, venta de entradas o sucesos relacionados con este teatro tuvieron lugar en la famosa, por la época, confitería anexa al edificio central teatral. Ubicada sobre la esquina sur del edificio, en la intersección de Plaza 25 de mayo y General Paz, hoy calles General Acha y Mitre, la llamada Confitería del teatro se inauguró el 1 de agosto de 1885, fue construida y atendida por miembros de la familia Storni.
La proximidad del nuevo siglo XX promueve en sectores ligados políticamente al liberalismo, el surgimiento de un ideario de modernidad. La llegada del ferrocarril fue todo un hito modernizante. Defensores del progreso de la ciencia, los avances sociales y la cultura universal, por ende proclives a las actividades artísticas, se muestran muy interesados en aproximarse al futuro siglo.
Desde el gobierno, que integran agentes de estos mismos sectores, se da apoyo a emprendimientos que intentan cambiar las formas de la vieja ciudad.
Entre estos cambios se incluye el teatro Los Andes, víctima del terremoto de octubre de 1894. Afortunadamente con daños menores y cuyas reparaciones no lograron atenuar los procesos de desgaste del edificio, propios de diez años de intensa actividad social y artística.
El teatro como símbolo de modernidad
El teatro Los Andes hasta ese entonces poseedor del carácter de lugar simbólico de la cultura de la provincia, único en su género y cualidades, sitio de preferencia de la sociedad culta sanjuanina, fue transformándose mediante el cambio en su fachada e interiores, en la materialización significante de ese ideal de progreso que nacía ante el nuevo siglo.
A fines del siglo XIX, el arquitecto Federico Storni, diplomado en la Academia de Milán, hijo de Prieto Paolo Antonio, proyecta y lleva a cabo importantes cambios sobre el frente y espacios internos del edificio teatral, mejorando o agregando nuevas instalaciones, a instancias de los nuevos accionistas mayoritarios y potenciales dueños del teatro.
Por injerencia directa de familiares del ex gobernador Federico Moreno, el remozado edificio fue denominado Teatro Moreno.
El arquitecto Federico Storni condiciona el edificio con un lujo y suntuosidad no conocidas en San Juan. La luz eléctrica es instalada, dotando al edificio de nuevas ventajas tanto para el espectador como sobre la escena. Su salón foyer rediseñado queda así preparado para recibir a la clase social culta del 1900
Teatro: Carnaval de 1900. Grandes bailes de máscaras para los días domingo 25, lunes 26 y martes 27 del corriente. En estos bailes los primeros que se darán en el teatro, tendrá el público ocasión de ver y apreciar las grandes mejoras que han hecho los nuevos empresarios para presentar al mismo, un salón arreglado con lujo y esmero no teniendo en vista este año para festejar a Dios momo, otro objeto que el de agradar a las familias y que les sirva para pasar un buen rato agradable. (Diario La Unión).
La familia Storni anteriormente asociada a la faz constructiva y de usufructo comercial ligado al teatro, asume en 1900 un papel más relevante: el de empresarios teatrales. Encargándose también de otras tareas teatrales como la realización de escenografías a cargo de Federico Storni, mantienen un eficaz servicio de financiación para sus clientes.
Teatro Moreno: La empresa de este teatro que está organizando en Buenos Aires una buena y completa compañía de zarzuelas españolas, habrá un abono a palcos para diez funciones, en estas condiciones el importe es de 100 pesos letras de tesorería, pagaderos a la mitad al día siguiente a la primera función y la otra mitad al siguiente de la cuarta. Si algún señor abonado no gustare la compañía podría retirarse pagando solamente el importe del palco a la primera función. Las ordenes para el abono se reciben en la confitería San Martín de los Señores Storni” (Diario La Unión, marzo de 1900)
Carlos y Santiago Storni administraban el teatro, teniendo como sede la confitería a la que llamaron San Martín. Esta sociedad comercial, contrató a compañías de renombre nacional como las de Abat y Campos o la de Eduardo Roldán, entre otras.
Temporada teatral: Muy avanzadas están las gestiones que hacen los señores Storni para traer en breve la compañía de ópera y opereta que dirigen los conocidos artistas señores Suchi y Otonello, la compañía vendrá si desde luego cuenta con un regular abono que ya está abierto en la confitería San Martín (Diario La Unión, marzo de 1901)
La firma Storni en su afán de ganar la sociedad sanjuanina contrata en Mendoza disfraces y máscaras para los ostentosos bailes de carnaval de 1900 y 1901, los únicos que pudieron realizarse en el edificio nuevo
Teatro, aviso: Se avisa al respetable público y en modo particular a la juventud, que hoy sábado y mañana domingo se seguirá el baile de máscaras en el teatro Moreno, donde los aficionados encontrarán los dominós y antifaces necesarios para disfrazarse” (Diario La Unión, marzo de 1900)
El teatro frente a la crisis económica
Los gastos asumidos para enfrentar la remodelación del teatro, sobre todo en su fachada y salón foyer, dejaron a la empresa en una deficitaria situación, a la que se suma el poco éxito que tuvo la temporada teatral de 1901 en el Moreno.
Para una comprensión más cabal de la situación de la firma Storni se debe tener en cuenta la precaria economía provincial, el descalabro de las finanzas públicas nacionales, la llamada “crisis del 90”, que había empobrecido a las provincias, entre ellas San Juan. En este marco calamitoso la firma Storni, entre muchas, debió afrontar serios problemas financieros y económicos, aunada la recesión, a la liquidez monetaria, a la crisis social y se tendrá un panorama totalmente dramático de aquel momento en nuestra provincia.
Muy esclarecedores de esta situación son los artículos publicados
Compañía de zarzuela: La compañía de zarzuela que trabaja en nuestro teatro ha tenido muy poca concurrencia hasta ahora, debido sin duda a la crisis que con caracteres alarmantes se ha comenzado a sentir, y a que las noches están sumamente frías”
La empresa cercana a la situación de quiebra, tenía sus días contados; un incendio destruye el teatro en junio de 1901. Por esta causa Santiago y Carlos Storni son investigados por las autoridades policiales y sobreseídos por la justicia meses después. Estos hechos fatídicos dieron por terminado con los esfuerzos empresariales de esta actividad.
El ocaso de la empresa teatral
Desde una lectura simbólica y real, la actividad teatral sanjuanina sufre un colapso. Pese a los denodados esfuerzos por alcanzar la calidad artística en los espectáculos contratados por la firma Storni, la respuesta desde el público no alcanza para recomponer los costos. Debemos buscar los motivos del escaso interés del público por el teatro, quizá en la aguda situación económica de la provincia, o cambios en el imaginario estético de los sanjuaninos. En los diarios de 1900 y 1901 es frecuente encontrar notas y referencias a quiebras de empresas, por lo que conjeturar una real quiebra de la Empresa Storni es posible.
Debemos pensar la práctica teatral de la época como partícipe del sistema de transmisión de valores y pautas culturales que San Juan poseía en esos años. El teatro junto a las escuelas Normales, el periodismo que daba lugar a disímiles opiniones y otras instituciones artístico culturales de menor envergadura, eran el espacio en que lo cultural entraba en relación directa con la sociedad
El período de 1880 a 1900 permite visualizar los orígenes de un “sueño de crecimiento” abonado por una elite burguesa y liberal que no tuvo en cuenta que la ideología de unos pocos letrados con aspiraciones cosmopolitas, enfrentaba a la mayoría empobrecida que empezaba a vérselas con el incipiente capitalismo provincial.
Para entonces la familia Storni había sufrido los embates de varias crisis económicas que la enfrentó a juicios por incumplimiento, juicios sucesorios, juicios por cobro de deudas, concursos de acreedores, etc. Sumidos en el desmembramiento familiar y la pérdida de capital laboriosamente conseguido, aquellos inmigrantes y sus hijos, que durante años se ocuparon por el teatro de San Juan parecen desvanecerse en las bambalinas del tiempo, aunque el apellido seguirá unido a la escena de otras maneras.
Años después Teresa Storni, hija de Antonio y hermana de Federico se encargará de diseñar el Teatro Coliseo para el gobierno de la provincia de San Juan. La viuda de Alfonso Storni se incorporará a una compañía de teatro que recorrerá las provincias junto a su hija, también actriz: se trata de Alfonsina Storni, pero esa ya es otra historia.
Los Storni dejaron una huella nítida en la sociedad sanjuanina que sólo un terremoto sería capaz de opacar y que hoy la investigación nos devuelve, permitiéndonos recobrar la memoria de un pasado que demuestra los tremendos esfuerzos por ofrecer a una sociedad la cultura a la que su imaginario, ambiciosamente aspiraba.
(*) Docente e investigador de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes. Durante 25 años hizo teatro. Fernández ha publicado junto a otros investigadores el libro “Sarmiento, la puesta en escena en el siglo XIX” y “Telones de arena”, libro que obtuvo un premio internacional.
Ver artículo:
-- Storni, una familia que hizo historia con el teatro y la célebre Alfonsina