Este artículo fue publicado en El Nuevo Diario, edición 1373 del 19 de diciembre de 2008. Los avisos aquí publicados pertenecen al libro “El San Juan que Ud. no conocio” de Juan Carlos Bataller.
Dicen los que saben que el primer aviso publicitario tiene casi tres mil años de antigüedad.
La historia hace referencia a un papiro egipcio, encontrado en Tebas que se conserva aún en el museo Británico de Londres.
Ese papiro dice:
“Habiendo huido el esclavo Shem de su patrono
Hapu, el tejedor, este invita a todos los buenos ciudadano de Tebas a
encontrarle. Es un hitita, de cinco pies de alto, de robusta complexión y ojos
castaños. Se ofrece media pieza de oro a quien dé información acerca de su
paradero; a quien lo devuelva a la tienda de Hapu, el tejedor, donde se tejen
las más bellas telas al gusto de cada uno, se le entregará una pieza entera de
oro”.
Pero es recién a partir
de la difusión de la imprenta, que se inicia la etapa moderna de la publicidad.
Pero es recién a partir de la difusión de la imprenta, que se inicia la etapa moderna
de la publicidad.
En San Juan es importante tener en cuenta que recién en los años 30 surge la
radio. Y que la televisión llega en 1.964. Es decir que hasta los años 30 sólo
los periódicos eran utilizados publicitariamente.
San Juan fue una plaza donde imperó siempre la publicidad local, centrada en
los comercios o la promoción de estudios, consultorios o servicios.
De cualquier forma, hubo marcas que marcaron
un hito y hoy las recordamos como parte de nuestra memoria visual. Algunas de
esas marcas están en esta nota junto a avisos locales y otras las publicaremos
en nuestra próxima edición.
En 1711, el periódico The Spectator, descubre que la venta de publicidad permitiría abaratar los costos del ejemplar ya que los anunciantes serían quienes financien los costos de la edición.
De este modo, surge el concepto moderno de tarifa publicitaria en el cual un medio cotiza el valor de su espacio publicitario en función de la tirada o el rating.
Es entonces cuando la publicidad se vuelve una actividad profesional.
Tiene que ver con este desarrollo el aporte
proveniente de las ciencias sociales y fundamentalmente la aplicación de
conocimientos psicológicos y de la difusión de la TV como el medio dominante.
En 1711, el periódico The Spectator, descubre que la venta de publicidad permitiría abaratar los costos del ejemplar ya que los anunciantes serían quienes financien los costos de la edición.
De este modo, surge el concepto moderno de tarifa publicitaria en el cual un medio cotiza el valor de su espacio publicitario en función de la tirada o el rating.
Es entonces cuando la publicidad se vuelve una actividad profesional.
Tiene que ver con este desarrollo el aporte
proveniente de las ciencias sociales y fundamentalmente la aplicación de
conocimientos psicológicos y de la difusión de la TV como el medio dominante.
La publicidad de marcas se concentró fundamentalmente en los medios de tiraje nacional. Una tendencia que se mantendría hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX cuando con la fuerte presencia televisiva, aparecen las marcas.