Una placa conmemorativa al centenario de la patria se encuentra en la Basílica de Ntra. Sra. De Los Desamparados
Al
oeste de nuestra ciudad de San Juan, en la “Basílica
de Ntra. Sra. De Los Desamparados”, en el hall de entrada, al lado de la
puerta de acceso a la capilla de adoración perpetua, hay una interesante placa conmemorativa al centenario de la patria.
Ennegrecida por los años pasa inadvertida a los feligreses que allí se convocan
para la liturgia dominical.
Se trata de una pieza colada en bronce que recuerda a los sacerdotes que lucharon y fueron protagonistas de la emancipación nacional. La cual no tendría mayor importancia si no fuera por algunas peculiares características que aportan interesantes datos históricos casi inexistentes en los libros.
La idea de ésta placa fue impulsada en 1910 por conocido medallista Constante Rossi quien era propietario,
junto a su hermano Alberto, de uno
de los establecimientos porteños más importantes del ramo, instalado en 1894 y
que disponía de un salón de exposiciones y ventas en la calle Florida 152.
Rossi
se dirigió al arzobispo de Buenos Aires para exponer su propuesta de homenaje a
los clérigos de la Independencia a través de una placa artística de bronce,
ideada por monseñor Agustín Piaggio, quien había sido designado vicario general
de la Armada y había acompañado a Rossi en carácter de capellán en el viaje
inaugural de la fragata “Presidente Sarmiento”.
La
respuesta del arzobispado fue aceptar la fabricación de esas placas y
promocionar la compra de la misma por parte de gran cantidad de iglesias de
todo el país.
Así Rossi fabricó la pieza que consistía en una placa de bronce de 82 centímetros por 52, adornada en su cabecera con un Escudo Nacional, flanqueado entre nubes por dos ángeles que portan en sus manos una palma gloriosa, el de la izquierda, y una cruz el de la derecha. A ambos lados sobresalen hojas de roble. En su campo central se anotaron, en tres columnas con los nombres de los sacerdotes que habían participado en asambleas históricas, el Cabildo abierto de 1810, la Asamblea del año XIII y el Congreso de Tucumán de 1816, entre ellos Fray Justo santa María de Oro. Pero lo más curioso es que esas tres listas están encabezadas por tres emblemas heráldicos de muy poca difusión. El del centro, el más conocido, es el de la Asamblea del año XIII y padre del escudo nacional. El de la derecha es un escudo que realmente no se usó como tal si no que fue un sello utilizado para autenticar documentos. En efecto, el sello de la Asamblea del año XIII había dejado de usarse en 1815, razón por la que el 12 de Julio de 1816, el presidente Laprida propuso la creación de un escudo propio de la nueva nación que se acababa de independizar pero el diputado Sánchez de Bustamante objetó la sugerencia considerando "que convendría esperar a que se fijase la forma de gobierno a la que debían ser alusivos las armas y los timbres que lo compondrían" por cuanto la idea quedó sin efecto. Por ello, "el Congreso de Tucumán se encontró sin sello" cuando semanas más tarde, el 29 de agosto, debió extender credenciales para un emisario que debía pasar al Brasil por una protesta diplomática. Se dispuso entonces usar un sello provisional que tendría los signos de un río, algunas montañas y un sol naciente”.
El escudo de la derecha es algo difícil de reconocer a simple vista y dice en
la base Cabildo de 1810. Se trata de uno de los escudos de la casa de Borbón
(adaptado a un cuerpo oval), más específicamente el de Carlos III. Dicho
blasón, con algunas modificaciones, fue uno de los escudos utilizados en la
ciudad de Buenos Aires, más específicamente el tercero. Éste escudo se
encontraba pintado en un gran cuadro, en la sala capitular del Cabildo, el
mismo fue testigo del primer grito de libertad y se conserva hasta nuestros
días en dicha sala.
Escudo de 1810
Escudo de 1816
Escudo del Congreso de Tucumán
Escudo del Congreso de Tucumán
Escudo del infante Juan de Borbón
Escudo del Cabildo en lienzo