La momia del Cerro El Toro. Una momia que hoy se disputan pero aún guarda secretos

¿Por qué y cómo habrían matado al muchacho? ¿Qué hacía arriba? ¿Por qué estaba con la cabeza afuera? ¿Quién era? Son algunas de las preguntas que giran en torno a la momia del cerro El Toro. El siguiente artículo publicado en La Pericana, edición 104 del 20 de abril de 2018 y que integra la edición 1813 de El Nuevo Diario. Las imágenes fueron aportadas por el autor de la nota.

  Fue en enero de 1964 cuando Antonio Beorchia Nigris descubrió el cuerpo sacrificado por los Incas durante una expedición al cerro El Toro. Unas semanas después, la momia fue bajada del cerro, y más adelante comenzó a ser expuesta al público. En 2014 se cumplió el 50º aniversario de su descubrimiento, pero los debates en torno al cuerpo del joven no cesan.
Uno de los reclamos más fuertes es el de los pueblos originarios que dicen que bajar la momia supuso profanar un lugar que era sagrado y piden que sea devuelta al cerro. También, continúan los interrogantes sobre la persona sacrificada.
La antigua civilización acostumbraba a hacer los sacrificios con mujeres adolescentes y el cuerpo encontrado es de un hombre joven, que tendría alrededor de veinte años.
Por eso, todavía no se sabe por qué y cómo habrían matado al muchacho.
Por otra parte, surgen otras incógnitas como ¿Qué hacía arriba?, ¿Por qué estaba con la cabeza afuera?, ¿Quién era?

Sobre los motivos de su muerte, una de las hipótesis dice que era un “chasqui”, que habría sido sacrificado como prisionero de guerra y ofrecido a ritos de fertilidad.
Por otra parte, una de las teorías que ya se descartó es que haya muerto estrangulado, como esta civilización solía matar a sus ofrendas humanas.
Pese a todo lo expuesto, el hallazgo de la momia fue un hito para San Juan: ayudó a confirmar la presencia de los Incas en la provincia, y el Cerro El Toro, cuyas cumbres parecían ser vírgenes, fue identificado como un centro de rituales.
Además, permitió el nacimiento del Museo Arqueológico, antecedente directo del actual Instituto de Investigaciones Arqueológicas Museo “Prof. Mariano Gambier”, que hoy atesora el cuerpo.

La batalla por la momia
La euforia por el hallazgo muy pronto se convirtió en batalla. Fue una pelea en la que estuvieron involucrados, entre otros, el Club Andino Mercedario, Diario de Cuyo y el gobierno provincial, a cargo de Leopoldo Bravo.
La provincia iba una organizar una expedición para bajar la momia, pero Francisco Montes decidió adelantarse y puso dinero para armar un grupo que partió primero.
Alterados porque la gente del diario se había adelantado, desde el gobierno se apresuraron por emprender la salida con un grupo que partió unos días después, en el que iba Beorchia Nigris.
Subían a toda prisa, ansiosos por cumplir con su objetivo antes de que los otros lo lograran. Se encontraron en medio de la montaña. Todos iban armados y esperaban lo peor. Pero el desenlace fue el menos esperado. Los periodistas invitaron a los “adversarios” a compartir un asado y vino, y luego comenzaron el descenso.

Un testimonio de la Aventura
La momia del cerro de El Toro fue descubierta en 1964 en una expedición del Club Andino Mercedario. En esa aventura participaron Enrico Groch (jefe de la expedición), Antonio Beorchia Negris, Sergio Gino Job y Adán Crispín Godoy. Los guiaban los baqueanos Justo Paredes y Justo Marinero de Milimán.
Cuenta Beorchia Nigris en su libro “El Enigma de los Santuarios Indígenas de Alta Montaña” (…) que llegando a los 6.300 metros encontraron un pircado rectangular de 7 por 12 pasos y unos 50 cm de alto. En la esquina norte había un anillo de gruesas piedras con un centro de color blanco.

(…) Beorchia Nigris relata: “tiré con ambas manos el objeto blancuzco, pero parecía estar pegado al piso. Removí las piedras blancas hasta que aparecieron los hombros y las rodillas de lo que parecía ser un cuerpo humano. Por último, me tiré de bruces para ver de qué se trataba y allí a 30 cm vi la cara inclinada de un indio que parecía mirarme a través de sus párpados entrecerrados, no podía ni moverme y lloré. Don Erico preocupado me preguntó ¿Qué hay Don Antonio? “Un indio” dije al fin.
¡Un indio!”.

El periodista e historiador Rogelio Díaz Costa publicó una serie de inmemorables notas sobre el descubrimiento en Diario de Cuyo, tal es así que el propio director del diario, Francisco Montes, decidió organizar y financiar una nueva expedición, con el fin de rescatar tan preciado hallazgo arqueológico. Pero para cuando estuvo lista, el entonces gobernador Dr. Leopoldo Bravo, declaró a la momia del Cerro El Toro propiedad de la provincia y designó una comisión oficial que viajara en forma conjunta con la ya preparada por la gente del diario. Dada la lentitud oficial, el 16 de febrero (…) los expedicionarios de Diario de Cuyo emprendieron el viaje unilateralmente. La nueva expedición estaba formada por: el arqueólogo Dr. Juan Schobinger, el meteorólogo Bernardo Razquin, el fotógrafo Antonio Lago, el redactor Roy Kirby y Rogelio Diaz Costa, miembro de la Academia Provincial de Historia.
Esto generó un revuelo que terminó con una orden de detención para esta expedición “privada”, el rechazo del Hábeas Corpus presentado por Francisco Montes y la advertencia para cualquiera que subiera al cerro El Toro, ya que la momia era propiedad del gobierno provincial. El 17 de febrero salió la comisión oficial en clara carrera por el rescate de la momia. Estaba formada por el subsecretario de Instrucción Pública Don Martín Riveros y los andinistas: Jorge Varas, Sergio Fernández, Oscar Kümmel, Sergio Gino Job, Rodolfo Perelló y Antonio Beorchia Nigris.
El baqueano era Clodomiro Montaño, vecino de Tudcum.

Por fin la expedición “particular” llegó al lugar y extrajeron el cuerpo congelado.
Además de dos (…) camisetas andinas, una ojota, una manta y un cordón de lana. La momia sujeta a un cargador metálico, fue cargada sobre los hombros de Roy Kirby, quien la bajó hasta Las Vicuñas, en donde se encontraron con la comisión oficial y el inspector Montaña, quien había recibido órdenes de detener a los integrantes de la expedición particular. Pero lejos de eso y asado de por medio, ambos grupos celebraron el acontecimiento y emprendieron el regreso juntos.


 El grupo de expedicionarios que, en 1964, tuvieron a su cargo el traslado de la momia del Cerro El Toro hasta la ciudad de San Juan. En la fotografía: Groch, Kirby, Schobinger y Razquin.






 Expedición para bajar la momia del cerro El Toro, San Juan, integrada por don B. Razquin, donde participaron otras personas. De izq. a der.: Groch, Kirby, Bernardo Razquin y Hans Shobinger. La momia exhumada y a su lado los elementos textiles que parcialmente la cubrían







 Groch, Kirby y Berochia Nigris, aprontando la momia del Cerro El Toro para su traslado





GALERIA MULTIMEDIA
Así fue encontrado el cuerpo momificado, en la cumbre del cerro El Toro. El hallazgo arqueológico se produjo a más de 5850 metros de altura en posición fetal con su cabeza mirando al oeste lugar de donde venían, para los indios, todas las bienaventuranzas eternas. Se trataba del cadáver de un joven de 15 a 20 años vestido sólo con un taparrabo y una camiseta indígena Americana (uncu)
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