El siguiente artículo fue publicado en el Nuevo Diario el 15 de noviembre de 2002
De fletero a súper empresario
El 15 de noviembre en
realidad es el resumen de dos aniversarios importantes para don Evaristo Alés.
Ese día se cumple un aniversario de su ingreso en el rubro del transporte
automotor de pasajeros, en 1947. Pero como no se sabe qué día de 1942 se inició
como fletero con un camión comprado por su madre, instituyó la fecha 15 de
noviembre para celebrar el inicio de sus actividades en el transporte. Hoy, 60
años después, el hombre sigue al frente de las empresas que lo hicieron uno de
los empresarios más importantes de San Juan. Todavía soy el que toma las
decisiones y revisa las cuentas”, dice con tono firme. Se ocupa directamente de
la administración de las empresas de transporte de larga distancia Del Sur y Media
Agua y 20 de Junio, así como de la bodega que posee en 25 de Mayo. Pero también
supervisa lo que pasa en la empresa de transporte urbano 20 de Junio, que
dirige su hijo “Tito”.
Y mientras hace una evocación de su carrera empresaria, don Evaristo reconoce
que se siente tan querido como cuestionado. No obstante afirma que nunca se
sintió poderoso y sí respetuoso del lugar de cada uno.
Camionero, chofer de ómnibus, gerente de una empresa de ómnibus, propietario de
varias empresas del rubro, director del Banco Agrario, presidente del Banco San
Juan, dirigente gremial empresario, cuatro años intendente de la Capital, en 60
años, Alés construyó un poder económico y político como poco hombres tuvieron
en la provincia.
—Yo empecé en 1942 con un camión que compró mi madre. Vivíamos en una finca de
5 hectáreas en Médano de Oro que había comprado mi padre. Allí nací y me crié.
Cuando él murió, mi madre compró un camioncito y yo empecé a trabajar con él.
Era fletero en el tiempo en que los camiones no tenían volquetes o barandas
rebatibles así que toda la carga y descarga se hada a pico y pala. El trabajo
era tan cansador que todavía veo el ripio y me da escalofríos.
—¿Qué estudios hizo?
—A esa altura ya había dejado la escuela para trabajar. Completé hasta sexto grado.
Hice unos meses el primer año de la secundaria pero no pude seguir. Ayudar a la
casa me demandaba tiempo y dejé.
—¿Cómo empezó con los ómnibus?
—A mí me gustaban los ómnibus desde chiquito. Era de los que ponían las sillas
y jugaba a que era chofer. Cansado del ripio y con unos pesitos que había
juntado compré dos ómnibus. Eran los que iban desde la villa Aberastain hasta
el centro, uno por Costa Canal y otro por Vidart. La línea era la 25 y la
empresa se llamaba El Plata. Con esa compra ocupé el primer obrero para manejar
uno de los coches. El otro chofer era yo. Trabajábamos todo el día y en la
noche teníamos que arreglar los vehículos, porque eran muy viejos y vivían
rompiéndose. Estuve cuatro años sin bajarme del ómnibus, trabajaba todos los días
todo el día.
—¿Cuándo pasó a ser empresario?
—En 1955 la empresa Mayo vendía un recorrido que unía Rivadavia con Santa
Lucía. Con un grupo de camioneros compramos la línea v yo participé con un
ómnibus. De esa empresa me nombrarongerente. Era la línea 11 y la empresa se
llamaba el Inca. Como había recorrido superpuestos con líneas de la 4 de Junio,
hicimos una fisión.
-De allí surgió la de 20 de Junio
- Tuvimos varios. Uno fue la creación de la primera línea que salió de la
provincia. Era una línea provincial así que para unir San Juan con Córdoba
hicimos la línea San Juan - Villa Dolores y creamos una línea Villa Dolores -
Córdoba. Otro hito fue el de 1965, con la empresa que hacía San Juan-Coquimbo.
Con los años fuimos conectando a San Juan con otros destinos, el sur, Bahía
Blanca, Rosario,...
-¿Y cómo comenzó como bodeguero?
-Esa era una especia de deuda que tenía con mi madre. A ella le gustaba
trabajar la tierra y me transmitió ese gusto. Por eso en cuanto pude me compré
una pequeña propiedad en 25 de mayo. Comencé con 6 hectáreas. Ahora tengo 120 y
estoy reconvirtiendo. Una parte de la producción se cambió por uvas Syrah y
finos pero no los fraccionamos nosotros.
-¿A 60 años de sus inicios, no piensa retirarse?
-No, quiero seguir trabajando. Nunca me jubilé y estoy pagando mil pesos de
aportes por mes. Si estuviera jubilado 300 pesos. Aparte, el trabajo es mi
vida. Yo tuve una desgracia familiar. Murió una hija y fue el trabajo el que me
ayudó a reponerme. Hoy disfruto de mis dos hijos y los ocho nietos, algunos de
los cuales tengo muy cerca. El más grande trabaja aquí conmigo y le está
tomando cariño a la empresa. No soy to el que le va a decir que se dedique a su
profesión, que con eso ganaría más dinero. Estudia Economía pero se está
metiendo en la empresa.
-¿Le duele pensar que sus nietos tal vez planteen irse para poder crecer?
-Es una lástima que los hijos y los nietos de uno se tengan que ir. Este es un
país muy rico pero hay que ver lo que pasa en España o en el mismo Chile para
darse cuenta cómo crecieron países que comieron de lo que nosotros les
enviábamos.
-¿Y a San Juan, en particular, cómo lo ve?
-Lo veo muy mal. San Juan no tuvo el gobierno que merecía. Con todo el respecto
que me merece el doctor Avelín creo que el capricho y la soberbia no lo dejaron
gobernar.
EL MUNDO DE DON EVARISTO, HOY (2202)
A los 77 años de edad, don Evaristo sobrelleva algunos problemas de salud.
Tiene que dializarse dos veces a la semana y se moviliza con cierta dificultad
por un problema de columna que lo obliga a llevar un corcet y a caminar un poco
encorvado. Su estado de salud le ha quitado algunos kilos y el porte que lo caracterizaban.
Pero ese estado no se refleja en su carácter y en la firmeza con la que ordena
a sus empleados que hagan esto y aquello.
Don Evaristo Alés se prestó con gusto a todas las exigencias de la entrevista.
A pesar de advertirnos del problema de su columna que dificultan su caminar,
accedió a treparse a los ómnibus para las fotos y mandó a mover lo que hiciera
falta para que el fotógrafo trabajara cómodo.
Cada momento de la charla era aprovechado para contar sus viajes, a Europa o a
otros lugares, su entrevista con el Papa o su amistad con De la Rúa, por
ejemplo. Su pequeña oficina está tapizada de fotos y recuerdos de su
trayectoria.
Sigue cultivando amistades de la política y las empresas y entre sus visitantes
habituales se cuentan los dirigentes del gremio municipal, con quienes trabó
una buena relación desde que fue intendente.
Dice que está todo el día trabajando y que va dos veces a la semana a la
bodega. “Para la cosecha voy todos los días”, nos contó.
Una muestra de la firmeza de carácter que mantiene se refleja en la frase más
usada en la descripción de cada una de sus actividades:
—A esa empresa la sigo manejando yo.
EL MANEJO DEL PODER
Durante décadas, decir SUPO en San Juan era decir Evaristo Alés. El propietario
de la empresa 20 de Junio era presidente de la Sociedad Unión Propietarios de Ómnibus
y desde allí presionó a todos los gobiernos cada vez que había que aumentar las
taifas o condicionar y regular a la competencia. El manejo casi monopólico
sobre el transporte urbano y el poder de presión de la SUPO, en muchas
ocasiones costó el puesto de directores de Tránsito y Transporte y hasta de
ministros. Cuando Alés incursionó en la política, fue hombre de consulta
permanente de Leopoldo Bravo y los mismos allegados al caudillo bloquista dicen
que tenía más llegada que muchos colaboradores más antiguos.
—¿Cómo se dio su llegada a la política?
—Mi padre fue cantonista y cuando falleció, don Federico nos ayudó mucho.
Incluso nos cedió una parcela en el cementerio. Yo después entablé una amistad
con don Leopoldo Bravo. Esa amistad todavía se mantiene y todas las semanas lo
llamo por teléfono para saludarlo. El confió en mí. En 1983 me ofreció la
intendencia dela Capital. Yo no me animaba, nunca había sido funcionario.
“Necesito salir de un apuro” me dijo. Acepté por 90 días y después me quedé
cuatro años. He seguido ligado al bloquismo. No es que sea político pero,
nobleza obliga, respeto al partido y respeto mucho a don Leopoldo. Aprendí
mucho al lado de él.
—¿Cuál cree fue la clave para convertirse de fletero a una de estas personas
más poderosas de la provincia?
—Todo lo logré con esfuerzo, trabajo, honestidad y responsabilidad. He tratado
de cumplir con mis obligaciones. Era director del Banco Agrario y dejaba los
depósitos bajándome del ómnibus.
—Siempre se dijo que los concesionarios del Estado crecen según su capacidad
de lobby. ¿Usted cómo era?
—Yo no presionaba. He tratado de ganarme la confianza e imponer el respeto.
Siempre he trabajado para hacer el seguimiento de cómo andaban mis empresas y
lo que hice fue luchando por la subsistencia de ellas.
—¿Se sintió poderoso?
—No, nunca. Cultivaba la responsabilidad que me habían dado, no el ejercicio
del poder.
Don Evaristo Alés falleció el 20 de agosto de 2003.
Ver también:
-- Alés, una familia que es sinónimo detransporte de pasajeros