Los oficios forman parte indispensable de la cotidianidad de cada pueblo”.
Del gran abanico del léxico de los oficios, hemos tomado una pequeña muestra:
Abastero
Baldero
Bolichero
Botellero
Brevero
Balsero
Bolsero
Cambista
Campañisto
Compositor
Canjeador
Carneador
Carpero
Catitero
Celador
Cuidador
Changador
Fogonero
Horquetero
Jarillero
Llavero
Majadero
Minguero
Monturero
Pastero
Picador
Pastorero
Pecherero
Pilquinero
Recorredor
Tejendera
Telera
Tenedor
Tomero
Trasladista
Trenzador
Pirquinero
Puntero
La sufijación en el léxico de los oficios
La sufijación de mayor frecuencia recae en –ero y le sigue –dor, y finalmente –isto/a.
Observamos que las terminaciones de las palabras que nominan oficios, no son unívocas. El sufijo –ero comparte su lugar con numerosos gentilicios cuyanos (jachallero, angaquero, albardonero, caucetero, para San Juan; tomero, volcanero, para San Luis; chepero, playero para La Rioja; lagunero para Mendoza.
Asimismo, el sufijo –isto/a, si bien también
comparte con los gentilicios, lo hace en menor medida: vallista, tudcunisto,
para San Juan; tomisto, volcanista para San Luis; rodeísto, tulumayista para
Mendoza; vinchinisto, jagüelisto para La Rioja.
Conclusiones
¿Cambia el léxico? ¿Cambian los oficios?
¿O cambia el léxico y los oficios continúan? Por ejemplo: cocinero/a
ahora chef; costurera/modista ahora diseñadora; peluquero ahora estilista o coiffer…
Algunas voces cambian, otras, no.
Y/o se agregan nuevos oficios.
Para reflexionar:
¿Por qué los oficios toman prestados esta sufijación de los gentilicios y no las otras en –ano-, en –eño, en – ense, en –ino?
Hemos podido reconocer la existencia de constantes sufijales que se reflejan en la mayor o menor densidad de uso y tendencias hacia algunos sufijos que carecen para nosotros de una explicación congruente. Las hipótesis pueden ser varias. Desde un gusto por los sufijos de los movimientos inmigratorios hispanos, o como un fenómeno derivado de las lenguas aborígenes de sustrato.
La marca identitaria de los oficios es un hecho
colectivo, anónimo. No se descarta que cualquier persona pueda proponer una
terminología, y si esta pega, pues ese será el nombre del oficio. Tal es el caso
de ‘manualista’ que nace a raíz de la molestia de los artesanos, ya que en
las ferias de artesanías se encuentran tanto manualidades (labores, tejidos,
etc.) como objetos elaborados por herreros, teleros, etc.
Asimismo, a través de programas radiales (Radio 10) hemos registrado la
actividad u oficio de ‘feriante’ que pensamos que alude al trabajo de la
feria hortícola.
Con el Corpus acabado, seguramente nos encontraremos con un abanico mayor de posibilidades derivacionales (o no) tanto morfológicas como fonéticas. Las alternativas podrán ser múltiples, ya que el usuario, por su creatividad y motivaciones, es espontáneo y se encuentra libre para la gestación morfológica ocasional por asociación con otras estructuras mentales.
Es aquí que podríamos realizar una clasificación semántica en oficios callejeros, y entraríamos en un debate de tipo sociológico donde en la provincia de San Juan se debate actualmente el oficio artesano versus manualistas.
(*) Directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y
Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ. Miembro de la Academia
Argentina de Letras
Fuente: Publicado en La Pericana edición 378 del 16 de
diciembre de 2023
Ver:
-- De los oficios en palabras (Primera parte)