Es seguramente el terreno más caro del centro sanjuanino. Después de 35 años de conflictos legales, el Municipio de Capital restituyó en el 2008 un terreno histórico al Arzobispado de San Juan. Se trata del lote ubicado en la calle Entre Ríos, entre Av. José I. de la Roza y Mitre, donde desde hace muchos años funciona una playa de estacionamiento. Es interesante volver atrás en el tiempo para conocer la historia de ese terreno. El siguiente artículo fue publicado en La Pericana, edición 8 del viernes 22 de abril de 2016
El
inmueble ubicado en la calle Entre Ríos, entre Av. José I. de la Roza y Mitre,
fue propiedad del Arzobispado desde el año 1641 y a partir de allí la Iglesia
Católica lo estuvo poseyendo como propietaria.
El
terreno correspondió en el plano de la ciudad fundacional a la orden de San Agustín,
que levantó su convento y su humilde templo allí, destruido por la inundación
de 1834 que, al avanzar torrencialmente por la actual calle Mitre, afectó la
estructura del edificio.
Los
agustinos tardaron más de 40 años en reconstruir el templo, localizado en Mitre
esquina Rawson (hoy Entre Ríos) debiendo recurrir a la venta de propiedades y
un lote de la misma manzana para concluir con la construcción de la nave. El
templo debía contar con un frontis compuesto por un peristilo de piedra y dos
torres, conforme al plano diseñado por el ingeniero Enrique Schade. Para 1870
se firmó el convenio entre el gobierno y el arquitecto Francisco Ferroni, pero
un pleito demoró la ejecución quedando sin materialización las torres. El
terremoto de 1944 dejó solamente en pie el sobrio peristilo.
Para
esa época, el Concilio de Trento había ordenado que en cada diócesis se estableciera
un seminario para la educación de los jóvenes que siguieran la carrera eclesiástica.
En cumplimiento de este precepto, el primer obispo Fray Justo Santa Maria de
Oro y el gobierno de la provincia, habían firmado un concordato a los efectos
de establecer el Seminario Conciliar en la manzana de San Clemente (General
Acha, Córdoba, Tucumán y Santa Fe), aplicando para este fin todas las
capellanías que pudiera disponer el Obispado. No les fue posible a los primeros
prelados cumplir esta disposición y menos a partir de 1862 en que se confiscó
la manzana de referencia.
Cuenta
Isabel Gironés en su libro “La ciudad perdida” que el Obispo Aldazor proyectó
establecer el seminario en el ex Convento de los Mercedarios, pero la idea no
llegó a concretarse.
”La
idea la materializó finalmente el Obispo José Wenceslao Achával, quien pudo
concretar su apertura en 1874, por medio de un subsidio nacional, que permitió
el alquiler de una casa particular y la subvención de los gastos mínimos del funcionamiento
institucional. Inmediatamente comenzó a tramitarse un solar para la sede. El primer
emplazamiento estuvo en la calle Ancha del Naciente o de la Alameda (actual
Avenida Rawson) en una propiedad de Achával, encomendándose los planos al
Ingeniero Enrique Schade, para ser elevados junto con el presupuesto al
Ministerio Nacional de Relaciones Exteriores y Culto. En 1878 el mismo Obispo
Achával, pidió al gobierno nacional que se cediese el terreno que había sido
confiscado al ex convento de San Agustín por el gobierno provincial, para
establecer allí el Seminario Conciliar. Efectivamente por ley de 29 de julio
del año siguiente se cedió
ese terreno al Obispado para el fin propuesto bajo pena de rescisión de la
donación si se le daba otro uso. Así fue demolido parte del convento construido
por el Padre Gil y comenzó a construirse el Seminario al lado del templo de San
Agustín pasando, poco tiempo después, a ser adjudicada dicha iglesia al
Obispado para servicio del Seminario Conciliar.
Esta foto del interior del seminario fue tomada por el fotógrafo portugués Christiano Junior alrededor de 1880. Colección Christiano Junior – Museo Histórico Provincial “Agustín Gnecco”
El
edificio sobrio y amplio, se construyó en mampostería de ladrillos, con
dos patios rodeados de galerías sostenidas por pilastras y arcos de medio
punto, con habitaciones a su alrededor, ocupando un cuarto de la denominada
manzana de San Agustín (Mitre, Entre Ríos, Rivadavia y Sarmiento).
Se
debió también al Obispo Achával la compra de una finca en Marquesado, que
después de mejorarla y haber levantado un edificio a propósito, la destinó a
casa de descanso y colonia de vacaciones de los seminaristas adjudicándola al
Seminario Conciliar.
El
Seminario Conciliar quedó destruido en el terremoto y la casa de campo quedó
inhabilitada por debilitamiento de su estructura. Ahora
vamos a la historia moderna.
El 26 de febrero de 1973, la comuna capitalina decidió construir un Centro Educativo
Cultural, una biblioteca y un teatro, en una fracción de ese terreno, y por
ello en virtud de una ley provincial y una ordenanza, se lo expropió al
Arzobispado. En la ley se establecía, como plazo para la construcción de esta
obra 5 años.
La
obra ni siquiera se inició. Como no se había cumplido el objetivo para el cual
fue expropiado y declarado de utilidad pública, el Arzobispado inició el juicio
de Retrocesión, para que dicho terreno se restituyera.
En 1984, el Intendente Evaristo Alé y el Arzobispo Italo Severino Di Stéfano firmaron
un Convenio Transaccional, que fue homologado judicialmente. Con el pasar del tiempo
ese convenio desapareció, no existiendo copias ni en el Arzobispado ni en el
Municipio ni en el Poder Judicial. Como consecuencia de esto al tiempo, el
Arzobispado para obtener la titularidad dominial, inició una acción de
usucapión, esto es prescripción adquisitiva para recuperar dicha titularidad.
La
historia terminó en junio de 2008 cuando el intendente y el Concejo Deliberante
por unanimidad resolvieron restituir el valioso terreno al Arzobispado.