Como un espectáculo surrealista, las catedrales de tierra se despliegan como un sueño en la ruta de trekking hacia el Valle Encantado, en Mogna, Jáchal. La mente apenas puede capturar la magnificencia de esta obra maestra natural. Montañas de barro se yerguen en formas ondulantes y asimétricas sobre laderas estriadas por la erosión del agua. Inhalando el aroma de su tierra y escuchando sus silencios, abrazando el desierto, se puede intuir su historia milenaria.
En el trayecto, un arco de barro se alza como umbral, mientras un coloso de arcilla parece vigilante. La ausencia de aves y escasa vegetación deja solo la marca de un puma, testigo de otros viajeros que han pisado estas mismas tierras. Las geoformas, reminiscentes de catedrales góticas, se multiplican, desafiando la comparación con el renombrado Valle de la Luna en su belleza paisajística.
El viento y el agua han esculpido este valle a lo largo de milenios, creando montañas y llanuras que ahora se extienden como un desierto de arena, tierra y roca sólida.
Para llegar hay que ir desde San Juan por la RN Nº 40 hasta la RP Nº 475, la puerta de entrada a Mogna. El inicio del trekking está marcado unos 12 kilómetros antes de llegar a la villa de Mogna. Entre pasajes rocosos de hasta 30 metros de altura, dunas y salinas, estos paisajes deberían ser renombrados globalmente por su impresionante belleza.