De la pluma del Dr. César Quiroga
Salcedo
“Deberíamos en tal caso introducirnos en una polémica de si hizo bien o no en auto-censurarse o de si eran correctos los fundamentos de la censura o de si existió capacidad técnica y científica para realizarlo. No es este nuestro propósito. Ni tampoco dirigiremos nuestras miradas a la consideración estético-literaria de la totalidad de la obra recuperada, aunque advertimos que una gran parte de la producción acumulada está (como toda obra excretoria) sometida a los avatares de una incierta perdurabilidad artística.
Se trata por supuesto de producciones nacidas de ciertos niveles del alma donde aún reina la inmadurez, y estimamos que de una u otra manera tiene que ver con las jergas estudiantiles y con la grosera chabacanería de la edad juvenil[1].
Nuestro
propósito es otro y reside en el deseo de analizar, de toda esta colección
cripto-sociable, el material sicalíptico representado por las adivinanzas, que,
a mi entender, sobresalen del resto de la recopilación. Hay varios capítulos
que serán de sumo interés para los lunfardistas: no lo dudamos; y otros de
mérito para los psicolingüístas, dialectólogos y sociolingüistas: tampoco lo
dudamos. Pero aquí nosotros nos limitaremos a la sola consideración de las
adivinanzas allí consignadas…”
(*) Directora del Instituto de
Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de
la UNSJ. Miembro de la Academia Argentina de Letras
Fuente: Publicado en La Pericana,
edición 391 del 28 de abril de 2024
[1] Cf. Las conclusiones de Manuel Sánchez Márquez, en la comunicación. La nueva juventud gramaticanda, 2º jornadas Nacionales de Dialectología, Neuquén, 26-30 septiembre de 1978. El trabajo apareció después como capítulo VI, El lenguaje de nuestros adolescentes, en: Lengua, Cultura y Nacionalidad argentinas, Buenos Aires Ediar, 1980. En el capítulo IV el autor califica la jerga estudiantil como diglosia diastrática, pág. 123.
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