Para el historiador Horacio Videla –autor de la monumental obra Historia de San Juan- los huarpes eran el grupo aborigen más importante de esta zona del mundo. Para Teresa Michieli, respetada arqueóloga, directora hasta que se jubiló del Instituto Mariano Gambier, había pueblos aborígenes más importantes que los huarpes pero las lagunas de la historia se ocuparon con la transmisión oral y no se estudiaron las fuentes. Estas son algunas de las controversias entre los destacados investigadores.
--- Para Teresa Michieli:
"Es una discusión entre los arqueólogos de Cuyo quiénes fueron los antecesores
y todavía no está probado y aceptado. Nosotros tenemos nuestra hipótesis
bastante probada sobre cuál es el grupo generador de lo que luego van a ser los
huarpes y son los poblamientos ubicados en los valles del río San Juan. En los valles
de Zonda, Ullum y de río San Juan, incorrectamente llamado de Tulum, y del río
Mendoza. Son grupos que a partir del año 1000 o 1200 colonizaron los valles y
dominaron los ríos, haciendo los oasis que hoy onocemos”.
--- Para Horacio Videla
“Lo cierto es que estos primeros moradores de Cuyo fueron originarios del
Tucumán y algunos de la región pampeana, descendientes a su vez de los
peruanos, en un movimiento migratorio que, partiendo del Asia a través del
estrecho de Behring, había poblado a América.
Los indios calingastas, tribu étnica y filológicamente comprendida en la familia
huarpe, aunque con algunos caracteres propios dictados por el aislamiento en
las precordilleras andinas y por la mayor influencia incásica, estaban
radicados en los valles de Angualasto, Pismanta, Pchimoco, Iglesia y
Calingasta, llamado este último paraje por los aborígenes, Catalve. Algunos
estudiosos sostienen que los indios calingastas serían distintos de los
huarpes, y los denominan capayanes”.
--- Para Carmen Peñaloza de Varese y Héctor Arias
“Descendientes de los huárpidos, el tipo racial mejor caracterizado por sus
rasgos australoides entre los primitivos habitantes de América, los huarpes
ocupaban a la llegada de los españoles, el área central de Cuyo.
…Otra población, la capayana, estaba asentada al norte de los huarpes. Por
mucho tiempo se la consideró diaguita o cacana dada la similitud de su cultura,
pero estudios recientes, especialmente lingüísticos, han permitido
individualizarla por su lengua, la capayana, distinta a la cacana”.
--- Para Teresa Michieli
“El huarpe es el hombre local, que había sido conquistado por el inca, y ya era
un hombre sojuzgado a la llegada de los españoles y en proceso de cambio y de
desaparición de su cultura. No es de los grupos que estuvieron en el norte de
San Juan entre los años 1200 y 1400, que era una sociedad con un desarrollo
socioeconómico muy grande, que había terminado incluso cuando llegó la
conquista incaica.
A esa cultura se conoce como Angualasto, por el lugar donde habitaban.
Eran fuertes, con contactos internacionales llamaríamos ahora, con comercio.
No se les da el lugar que se merecen porque recién se estudia ahora y hay una
tendencia de la cultura conquistadora, eurocéntrica, que trataba de minimizar los
logros de sus conquistados. Y lo que hemos mamado y repetido es que los indios
siempre fueron indios y siempre fueron iguales, que dentro de su cultura no
había profundidad ni cambios.
Desgraciadamente
supervive esa idea de identificar lo indígena con los huarpes”.
--- Para Horacio Videla:
“El argumento contra el carácter huarpe de esos indios, sin embargo, carece de consistencia
por sí sólo y parece destruirse por sí mismo.
El
carácter dócil del aborigen sanjuanino, el espíritu industrioso y poco aficionado
a la guerra, la repugnancia por el robo y el idioma que nada tenía que ver con el
de los araucanos, confirman al Tucumán como lugar de procedencia de todos.
Entre los naturales de Cuyo, los huarpes fueron por todo concepto lo más
interesante como factor humano”.
--- Para Teresa Michieli:
“Inmediatamente, con la conquista española, se produce un gran movimiento de pueblos dentro de la provincia y la región, así que la mayoría de los grupos que conocemos como huarpes o diaguitas, se formaron ya con cruzamientos de distintas etnias.
Los huarpes eran grupos locales que encontraron los españoles cuando llegaron a San Juan y Mendoza a mediados del siglo XVI. En 70 años hubo un gran movimiento de pueblos, provocado por los españoles que se llevaban a los huarpes a trabajar a Santiago y La Serena ya que los indios chilenos estaban rebelados. Las ciudades estuvieron a punto de desaparecer a principios del siglo XVII porque los grandes propietarios chilenos habían dejado sólo a sus administradores para no perder sus encomiendas. En 1630 cambia la situación y la población comenzó a afianzarse.
Acá no quedó descendencia directa de huarpes porque los españoles produjeron un quiebre sustancial e ingresaron a los pueblos dominados a una lengua y religión única. En 50 años la cultura de los huarpes prácticamente desapareció”.
--- Para Teresa Michieli: --- Para Horacio Videla: “Según
el cronista historiador Ovalle, los indios huarpes eran “altos como varales,
delgados, bien tallados y dispuestos, generalmente más velludos y barbados que
los indios de Chile” aunque no se dejaban crecer la barba, sino que se la
rasuraban como era su costumbre. |
--- Teresa
Michieli:
“Los
españoles le pusieron Alkázar al cerro por el castillo musulmán. Pero la
historia del cacique es inventada y no es una leyenda porque ni siquiera está
en los cronistas antiguos. La leyenda es un relato anónimo y oral que pasa de
generación en generación.
Monseñor
Audino y Olmos escribió varios cuentos como el del Cacique Pismanta y después
todo el mundo dijo que eran leyendas pero no es así. El único relato que puede
ser leyenda aparece en las crónicas de fines del siglo XVI y es un antecedente de
la Difunta Correa con protagonistas indígenas. Todo lo demás no tiene sustento
porque son cuentos”.
En el Tomo I de su obra “Historia de San Juan”, Horacio Videla asegura que los
huarpes reconocían a dos poderes superiores: Soychú, la “potestad del bien” y
Valichú, como “espíritu del mal”.
Sobre
este punto, Teresa Michieli desmiente las afirmaciones de Videla.“Soychú
y Valichú son el invento más grande. No tengo la más mínima idea de dónde
Videla sacó esos nombres porque no hay ningún registro sobre eso. Los mapuches
creían en Walichú o Gualichú, que era algo parecido, pero no se sabe nada sobre
los otros nombres.
Este
es uno de los temas sobre los que más se conoce en relación a los huarpes y se
sabe que creían en Hunuc Huar que era el dios que moraba en la Cordillera”.
Para Teresa Michieli, en San Juan habitaron diaguitas y olongastas,
“El nombre diaguita se
lo pusieron los españoles pero en realidad eran kakanos que estaban en las
provincias del noroeste hasta Jáchal. Después de 1630 son traídos por los
españoles a San Juan para trabajar. Pero los olongastas no existieron. Eso fue la
creación de un investigador de Mendoza, que con dos menciones sobre eso creó
toda una entidad”.
Datos por Teresa Michieli
Aunque durante décadas creímos en los relatos de
distintos historiadores sobre el pueblo huarpe, Teresa Michieli asegura que
muchas afirmaciones son falsas. En base a sus investigaciones, aclara:
--- Los huarpes no dejaron descendencia porque ese pueblo desapareció.
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Los incas no diezmaron a los huarpes porque los querían como mano de obra.
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La descripción física que hicieron los historiadores de este pueblo no tiene
fundamento real.
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Nunca veneraron a Soychú y Valichú.
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El Cacique Angaco no existió y Teresa de Ascencio no era india.
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Los olongastas no existieron.
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El Cacique Huazihul tampoco existió y la leyenda del Alkázar fue en realidad un
cuento inventado por los obispos al igual que la leyenda del cacique Pismanta.