Rastreador Calívar, mito o realidad

  La historia del Rastreador Calívar está profundamente arraigada en el imaginario colectivo de San Juan, especialmente por la populosa calle de Rivadavia que lleva su nombre. Sin embargo, pocos conocen su verdadero origen y su singular oficio, casi extinto en la actualidad. A lo largo del tiempo han surgido numerosas anécdotas sobre su vida, pero la principal duda persiste: ¿existió realmente o fue un mito creado por Domingo Faustino Sarmiento?

El nombre de Calívar aparece en las obras "Recuerdos de Provincia" y "Facundo" de Sarmiento, quien, según los relatos, lo habría conocido cuando aún era joven. En ese momento, Calívar ya era un anciano con más de 40 años de experiencia como rastreador. Se le describe como un gaucho de tez trigueña, canoso y barbudo, con una mirada siempre cabizbaja debido a su vocación. Su habilidad para leer las huellas de los caballos lo hacía capaz de identificar las características de los animales y de los jinetes, reconociendo incluso detalles como la contextura física, la edad y la nacionalidad de quienes los montaban, e incluso si se habían detenido a beber agua o si iban apresurados.

Calívar fue considerado una verdadera eminencia en su trabajo, destacándose por su habilidad y respeto. Era tan distinguido que fue consultado por la justicia en numerosas ocasiones para seguir el rastro de prófugos y delincuentes, llegando a ser mencionado como un precursor en las brigadas de investigaciones.

Según Sarmiento, el rastreador murió en 1837, pero aquí comienzan las dudas. No existen documentos que confirmen su existencia; no se han encontrado partidas de nacimiento ni actas de defunción con su nombre. Algunas teorías sugieren que Calívar pudo haber sido una creación de Sarmiento para rendir homenaje a su padre, Clemente, quien trabajaba como arriero y traía ganado desde Chile durante los meses cálidos, mientras Paula Albarracín, madre de Sarmiento, sostenía a la familia con su trabajo en el telar.

Calívar también era descrito como un hombre obsesivo. Podía pasar años investigando casos complejos, y su extraordinaria capacidad de seguir huellas le permitía resolver enigmas que otros consideraban imposibles. Se cuenta, por ejemplo, que durante un viaje a Buenos Aires le robaron su montura de gala. Dos años después, tras seguir un rastro que para cualquier otro sería inapreciable, encontró su montura, ya deteriorada por el uso.

Otro relato destacado, incluido en "Facundo", cuenta cómo, ya anciano, Calívar fue encargado de capturar a un prófugo condenado a muerte. A pesar de que el fugitivo intentó burlar al rastreador usando diversas estrategias, como caminar solo con la punta de los pies y seguir el curso de una acequia, Calívar lo siguió sin vacilar. Finalmente, el rastreador lo encontró en unos parrales, donde fue capturado por los soldados y ejecutado al día siguiente.

Fuente: Nota publicada en Tiempo de San Juan el 14 de septiembre del 2024

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Rastreador Calívar. Ilustración Miguel Camporro
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