Gustavo Pérez. El hermano del pintor

Gustavo Pérez marca similitudes y diferencias con Mario con quién trabajó muy cerca. El siguiente artículo fue publicado en El Nuevo Diario, edición 2115 del 14 de septiembre de 2024. Una nota de Gustavo Martínez


Cuando murió su hermano, el mundo se le vino encima. Dolor, rabia, depresión, angustia y finalmente resignación. Habían pasado ya cinco meses cuando se dispuso a retomar espátulas y a seguir pintando. Se trata de Gustavo Pérez, artista visual, ni más ni menos que hermano del mundialmente reconocido Mario Pérez, fallecido a raíz de un cuadro de neumonía hace seis años en la cima de su carrera como artista plástico.
Gustavo dibuja y pinta desde niño, hizo algunas “pinturas domingueras” como define a quien pinta por hobby. Trabajó muy cerca de Mario, participó en la organización de sus exposiciones, en los traslados de las obras, en las ventas, en los viajes y hasta en la producción artística porque se encargaba de hacer las bases de los cuadros que hoy integran costosas colecciones públicas y privadas en muchos países.

Sus pinturas tienen el sello “Pérez”. La técnica es la misma, la paleta es parecida, sobre todo el azul lapislázuli que caracteriza buena parte de su obra, y los temas son “vivencias compartidas” con Mario en su niñez.

La similitud con los cuadros de su hermano le ha valido la crítica de algunos académicos que sugieren intencionalidad de copia. Gustavo, sin embargo, firma las obras con su nombre y aclara: “no se pintar de otra manera. Jamás podría incursionar en acuarelas u otras técnicas pictóricas. Yo no pasé por la universidad, pero aprendí con mi hermano, que no es poco.  He estado pintando desde siempre a la sombra de Mario”.
Nos recibe en su casa de barrio, con varias pinturas afirmadas contra la pared y un par de obras “work in process” sobre los caballetes. La mesita en la que están dispuestos óleos y espátulas se parece a un altar. La foto de su hermano comparte el espacio con la imagen de la virgen y del mismo Jesús. “Soy Emausiano -confiesa- (Un movimiento laico basado en la doctrina de la Iglesia Católica) Me acerqué mucho a Dios cuando Mario se fue. Nada se puede hacer sin la ayuda de Dios”.

La charla es distendida y no evita ningún tema. Reconoce que estuvo medio oculto pero que ha decidido comenzar a mostrarse. Ha enviado su currículum a distintos lugares pero tuvo que rechazar, sin embargo, la invitación de dos galerías internacionales por no contar con fondos para enviar las pinturas a Paris y a Estados Unidos. “El CFI que otorgaba ayuda a artistas emergentes ha discontinuado el apoyo y busco un inversor para dar el gran salto.” Aunque reconoce que no trata de medirse con Mario porque es su gran maestro, admite sin embargo que “el acercamiento a su obra es para mi un gran orgullo y hasta un homenaje”.

La obra de “Los Pérez” es parecida pero tiene sus diferencias. “Yo le pongo más luz” dice Gustavo y se queda pensando. “Estoy intentando hacer lo mío un poco más frontal, no tan aéreo. Con figuras más grandes. Personajes más grandes. Pero no me puedo salir de la línea de lo que he hecho siempre.”
Respecto a éste tema, surge la anécdota en tanto compartimos generoso café en la cocina, mientras entran y salen sus hijas en trajín cotidiano. “Eduardo Peñafort me dijo un día, que yo trabajo más luz y colores más fuertes. Mario buscaba más la noche. Colores más tenues. Peñafort vio las obras y me dice: Vos trabajás el cielo de manera distinta. Arrancás de arriba para abajo. Mario arrancaba de abajo hacia arriba.”
La observación todavía lo sorprende. “Me quedé impactado. Me asombró que se diera cuenta de eso. ¡Porque es cierto! ¡Es así! Para mí es un Perito. Se dio cuenta por el trazo de la espátula, por la continuidad del color tal vez, no sé cómo pero notó la diferencia. El que sabe, sabe. Hay cosas que claramente nos distinguen.”

Gustavo nació en marzo de 1977 y conforma actualmente familia numerosa. Junto a su esposa Silvia Páez son padres de siete hijos: Florencia, Magalí, Paula, Brisa, Santiago, Luciana y Mariano. Como artista ha vendido algunas obras pero “pocas” según él mismo dice. Desde la galería Saint Roch, en Paris le pidieron que envíe algunas obras, “pero el costo era enorme”.
Pinta en su tiempo libre mientras escucha música, haciendo un lugarcito en el comedor de casa y cuando se conecta al viaje creativo, el tiempo se detiene. “Puedo pasar la noche entera y cuando quiero acordar, tengo que irme al trabajo” Los cuadros tienen su materialidad y por lo tanto el óleo debe ser abundante y pastoso. También tienen su costo.
Hasta fines de septiembre algunos de sus cuadros se exhibe en la sala Mario Pérez del Complejo Cultural La Superiora, en Rawson. La muestra es compartida con Sonia Parisí y con el jachallero Julio Rudy Carrizo. Entre los tres conforman el grupo “Artx3” y diagraman una gira por los departamentos y luego Buenos Aires. “Me estoy rodeando de gente que ha sido amiga o cercana a Mario y siento que voy bien”, Dice Gustavo.


“A Rudy lo encontré porque me invitaron a realizar una muestra desde la secretaría de Cultura de Jáchal y él estaba haciendo a la vez una muestra el mismo día en el nuevo salón Memorial al lado de la Iglesia, así que me acerqué a saludarlo. El no sabía que yo estaba pintando pero al ver mis pinturas me dijo: “Tenemos que hacer algo” y le tomé la palabra. Después vimos a Sonia y surgió el grupo.
En la galería céntrica Paseo del Sol, Gustavo Pérez termina en estos días un mural que le ha llevado más tiempo del que se suponía pero quedó conforme con el resultado. Se inaugurará seguramente dentro de algunos días.




Mario Pérez

Según sus principales críticos, Mario Pérez fue un pintor figurativo encuadrado dentro del realismo mágico latinoamericano con cierta mirada espiritual. Inicialmente, su temática abordaba los mitos y leyendas pueblerinas.
Con el tiempo buscó una mirada más interna. Series minimalistas y espaciales lograron gran impacto en Argentina y a nivel internacional. Sus obras se exhibieron en las galerías más importantes del mundo y cotizan hoy por encima de los 50 mil dólares.
Murió en 2018 cuando tenía 58 años por un cuadro de neumonía.


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Gustavo Pérez, artista visual
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