La historia del vóley argentino se enriquece con los logros de la generación del 82, un equipo que dejó una huella imborrable en el deporte nacional. Este grupo de jugadores, entre los cuales se destacan dos sanjuaninos, Raúl Quiroga y Leonardo Wiernes, alcanzó las medallas más importantes del vóley argentino, siendo reconocidos como parte de una generación que marcó un antes y un después en la historia del deporte en el país.
Bajo la dirección del entrenador coreano Young Wan Sohn, la selección argentina logró una transformación notable en solo cuatro años, pasando del 22º lugar en el Mundial de Italia 1978 al tercer puesto en el Mundial de 1982 celebrado en Argentina. Este salto no solo fue un logro deportivo, sino que también impulsó la popularidad del vóley en Argentina, atrayendo a cientos de jóvenes a practicar este deporte.
En el Mundial de 1982, Argentina comenzó su andadura en el grupo A, donde logró victorias ante Túnez y México, aunque cayó ante Japón. Sin embargo, en la segunda ronda, el equipo argentino mostró su verdadera fortaleza, clasificando a las semifinales al derrotar a rivales como China, Corea del Sur, Canadá y Alemania Oriental. A pesar de caer ante la poderosa Unión Soviética, el equipo se ganó el respeto y la admiración del público argentino.
La Conquista del Podio
El partido por el tercer puesto fue una auténtica batalla en la que Argentina se enfrentó nuevamente a Japón. Con el apoyo incondicional del público, los argentinos lograron una victoria contundente por 3 a 0, desatando una ola de alegría y celebración. Esta victoria no solo les otorgó la medalla de bronce, sino que también consolidó al vóley argentino como un deporte de primer nivel.
El plantel que hizo historia en este Mundial estuvo integrado por destacados jugadores como Carlos Getzelevich, Daniel Castellani, Esteban Martínez, Carlos Wagenpfeild, Gabriel Solari, José Puccinelli, Hugo Conte, Raúl Quiroga, Jon Uriarte, Alcides Cuminetti, Leonardo Wiernes y Waldo Kantor. Todos ellos aportaron su talento y esfuerzo, llevando al vóley argentino a un nivel de reconocimiento internacional.
Éxitos Posteriores
El legado de la Generación del 82 no se detuvo en el Mundial. En 1988, la selección argentina, aunque sin “Chiqui” Wiernes, conquistó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl, con Raúl Quiroga como máximo goleador nacional. Este equipo también alcanzó el sexto puesto en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984, demostrando la calidad y competitividad del vóley argentino a lo largo de los años.
La “Generación del 82” ha sido un referente para futuras generaciones de jugadores, inspirando a jóvenes a seguir sus pasos y a contribuir al crecimiento del vóley en el país. Raúl Quiroga y Leonardo Wiernes, como representantes de San Juan, son un orgullo para la provincia y un ejemplo de cómo el trabajo en equipo y la dedicación pueden llevar a la consecución de grandes logros.
Hoy, el vóley argentino sigue cosechando éxitos, pero los hitos alcanzados por esta generación emblemática permanecerán siempre en la memoria colectiva de todos los argentinos.