Tras
un gran escándalo con matriz netamente política, finalmente llegaron las nuevas
especies arbóreas para la peatonal de San Juan. En las dos cuadras de la
Peatonal Rivadavia comenzó la reforestación del arbolado público, con
ibirapitá, una especie que tiene pocos antecedentes en suelo sanjuanino aunque
con las mejores expectativas de la Municipalidad de la Ciudad de San Juan,
quien está al frente de la obra.
Los
ejemplares -70 en total- fueron traídos
desde un vivero de Buenos Aires y median en promedio 4 metros y ya tenían 5
años de vida. Eran árboles desarrollados porque la intención era poder contar
con una copa lo antes posible y también evitar el vandalismo. Evitar lo que
ocurrió en otras oportunidades en las que se debió reforestar hasta tres veces
porque quebraban los árboles o rompían los tutores.
Otro
objetivo era lograr un crecimiento uniforme. Cuando se producen diferencias de
desarrollo, afecta a los más pequeños y estéticamente también es
desaconsejable.
En
el contexto de las obras de remodelación de la Peatonal, el municipio erradicó
los árboles con el argumento que no estaban bien arraigados, por escasas raíces
y desarrolladas superficialmente. Si bien en un principio anunciaron que
utilizarían plátanos para reforestar, luego llegó el anuncio que era ibirapitá
la especie escogida. Es un árbol resistente a los vientos, no produce alergias
y aunque existe el prejuicio que se quiebren en la base o en las puntas, por su
rápido crecimiento, había demostrado resistencia en Buenos Aires, en sectores
donde la sudestada alcanza su máxima violencia, se argumentó en el municipio.
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición
1040 del 28 de octubre de 2024
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