María Isabel nació en 1942, hija de Isabel Larrea Oleagoitía y Macario Larrauri Amondarain.
Larrauri se recibió de Maestra Normal en el Colegio el Tránsito de Nuestra Señora, en 1960. Luego ingresó a la Universidad Católica de Cuyo (UCC) y se egresó en el Profesorado de Filosofía. Hizo un posgrado en la Universidad de Compostela, España y realizó una especialización en educación en la Universidad de Deusto, del mismo país.
Isabel se desenvolvió como docente en la UCC. Durante varios años tuvo a su cargo las cátedras de Filosofía Medieval y Metafísica. Según la profesora "La dedicación y el perfeccionamiento continuo son las armas del docente para dar buenas clases".
Después de estar varios años en las aulas pasó a ser Decana de la Facultad de Filosofía de la UCC, convirtiéndose en la segunda mujer que ocupaba ese cargo. En el 2007 quedaría registrada en la historia universitaria como la primera sanjuanina rectora de una universidad.
Por su trabajo bibliográfico y sus aportes desde la docencia, en el año 2007 la Cámara de Diputados de San Juan la declaró “Ciudadana ilustre”. Un año antes, la UCC editó un libro como un reconocimiento a su trayectoria. La publicación se llama “Una vida para la educación: Homenaje a María Isabel Larrauri” y cuenta con el testimonio de 16 profesionales de la provincia que vierten sus opiniones sobre la carrera de la sanjuanina.
Larrauri despierta admiración por su carrera, en especial, dentro del ámbito académico. Muchos se preguntan si el hecho de ser mujer le abrió o cerró las puertas a su desarrollo profesional. “
No siento en lo personal que me haya beneficiado o perjudicado, he interactuado con mis colegas y he llegado a donde he tenido que llegar. También me solían preguntar si me había beneficiado ser soltera, creo que no porque en San Juan tenemos mujeres destacadas en Educación y muchas mujeres empresarias y profesionales en todos los campos que se destacan en la actualidad y tienen su familia”, María Isabel Larrauri.
Fuentes:
El Nuevo Diario
Diario de Cuyo
Una nota de El Nuevo Diario, publicada el 10 de octubre del 2008
María Isabel Larrauri, rectora de la Universidad Católica de Cuyo
“La sociedad sanjuanina muestra pobreza ética en el comportamiento”
Es la primera sanjuanina que llega a estar al frente de una universidad. María Isabel Larrauri opina que no es posible pedir que jueces, abogados y políticos sean más éticos, si la ética no es un valor fundamental dentro de la comunidad en la que han crecido y se han desarrollado. Y asegura que en este tema, la universidad tiene una responsabilidad social irrenunciable.
Por Betty Puga
“Muy pocos asumimos la problemática ética desde nuestro personal proyecto de vida como algo fundamental para la convivencia humana. Es aflictivo que cada vez se asuma menos…”, expresa María Isabel Larrauri, rectora de la Universidad Católica de Cuyo (UCC) y profesora de Etica. Estás palabras están asociadas a un reciente informe del Instituto de Desarrollo Sostenible (IDS) de la UCC en el que se concluye que la sociedad sanjuanina es sumamente individualista, lo que para Larrauri es también “producto de conductas, tanto personales como sociales, reñidas con la generosidad y teñidas de una apriorística falta de confianza en el otro, previa a toda relación. Esto marca también pobreza ética en el comportamiento, porque estamos asumiendo comportamientos que no favorecen el crecimiento del otro ni con el otro”.
- ¿Qué significa que como sociedad no se busque ser ético?
- Que paulatinamente se dejó de considerar valioso el poseer una conducta regida por valores acordes con la participación positiva en la sociedad. Los que contamos varias décadas de vida advertimos que antaño solía ser muy importante conformar una conducta armónica con las normas del entorno. Estos modos y costumbres han dejado de ser perfiles protagónicos para adolescentes y jóvenes.
-¿Cómo es hoy?
-En la actualidad los paradigmas conductuales se consolidan desde otras perspectivas, en las que a menudo el semejante es ignorado como tal y, como contrapartida, uno también resulta ignorado y así la convivencia se deteriora paulatinamente y deja lugar a la violencia.
- ¿Cómo puede entender el ciudadano común que la ética no es algo ajeno a su vida cotidiana?
- La conducta ética está exigida por nuestra propia condición de seres humanos racionales y libres, que somos sociales por naturaleza. No es otra cosa que ser coherentes con el sentido común. Todo lo que tenga atisbo de irracionalidad comienza a tener atisbos de falta de eticidad. Esencialmente la conducta ética es la conducta racional; es conducirnos por el dictamen de nuestra conciencia, buscando nuestro bien sin lesionar el bien de los demás. No se puede ser feliz en medio de una comunidad sufriente e infeliz: debemos construir la felicidad con el otro. No somos seres individuales e individualistas. Por tanto, la primera norma ética es tratar al otro como quiero que me traten a mí y estoy hablando de ética en términos coloquiales.
- Según un estudio del IDS, los sanjuaninos somos individualistas. Si partimos de una sociedad que por múltiples factores es individualista, ¿puede ser ética?
- Es verdad. La sociedad sanjuanina tiene un rasgo de individualismo bastante marcado y se pueden citar algunos hechos que lo prueban. Por ejemplo es problemático desarrollar cooperativas en San Juan. Yo diría que el individualismo de la sociedad occidental contemporánea está muy marcado en San Juan. Ese individualismo es también producto de conductas, tanto personales como sociales, reñidas con la generosidad y teñidas de una apriorística falta de confianza en el otro, previa a toda relación. Esto marca también pobreza ética en el comportamiento, porque estamos asumiendo comportamientos que no favorecen el crecimiento del otro ni con el otro. El problema de la ética es un problema antropológico profundo. No es una cuestión de portarme bien porque así soy más elegante, más bueno, más distinguido... Tengo que portarme bien porque de lo contrario daño mi naturaleza, y por ende mi entorno familiar y social.
-¿Esto se enseña?
-Quienes somos docentes de Etica, enseñamos que los deberes éticos se consolidan en una triple esfera: una personal, otra familiar y una tercera, política. Las tres están regidas por la razón y en consecuencia imponen conductas acordes, cuyo primer principio es hacer el bien y evitar el mal. Si no tengo una conducta plenamente racional en mis tres esferas, no puedo decir que soy un ser ético. La virtud pública supone la virtud privada.
-¿Cuánto le interesa a la clase política sanjuanina trabajar sobre conductas éticas en lugar de actos grandilocuentes?
- Los políticos son señoras y señores que han nacido en nuestras familias, han concurrido a nuestras escuelas, casi todos ellos hicieron la primera comunión en nuestros templos parroquiales, han convivido con nosotros, y muchos de ellos se han recibido en nuestras universidades… No pidamos a nuestros políticos que tengan virtudes absolutas por sobre la capacidad media de la sociedad en cuanto a las concreciones morales. Si la conducta ética, al ciudadano común le parece difícil y heroica para sí mismo, no le podemos pedir al gobierno que por arte de magia nos convierta en seres absolutamente éticos. Tengamos claro también que cualquier dirigente tiene la obligación funcional y moral de dar ejemplo en mayor medida que el dirigido. Pero el dirigido no está exento de responsabilidad moral en todos y cada uno de sus actos y de decidir en orden al bien común en toda su participación ciudadana.
- ¿Y la ética en el ámbito de la Justicia? En el caso puntual de la UCC, es responsable por la mayoría de los abogados y los jueces que actúan en el medio. ¿Qué se siente como institución frente a los profesionales que generan juicios inventados, que cobran cifras exorbitantes al Estado?
- En el medio actúan abogados egresados de múltiples universidades, pero nos vemos en la necesidad de trabajar más arduamente en la formación moral -que es lo mismo que decir formación humana- de todos nuestros alumnos. Creo que nuestra mirada debe ser la misma que la expresada sobre la dirigencia en general pues son parte de esta sociedad. Y si bien ellos como parte del Poder Judicial, que tiene una función de custodia de la Justicia, tienen una mayor responsabilidad de ejemplaridad, tampoco podemos pedirles que sean seres absolutamente extraños a la sociedad en que han nacido y crecido. No puedo pensar en un gobierno absolutamente ético en el seno de una sociedad que en la cima de su escala valórica no tiene situada la Justicia. Si nuestra sociedad tuviese el valor Justicia como uno de los decisivos, sería para nosotros impensable que alguien que encuentra algo no busque con urgencia al dueño y, también en ese marco, el Poder Judicial tendría menos problemas que el nuestro. Nuestro Poder Judicial también refleja la situación valórica para con la Justicia de nuestra sociedad.
-¿Cuáles son los lineamientos en los que, como autocrítica, siente que tienen que trabajar más desde la UCC?
- Los frentes son varios. Soñamos con estudiantes que sólo estudien y que puedan dedicar todo su tiempo a leer, a consultar con sus profesores. Pero la realidad nos dice que muchos estudiantes para poder seguir su carrera universitaria, tienen que trabajar. Entonces, ahí ya tenemos una primera limitante. Estamos tratando en todo el sistema universitario de ver cómo se puede contribuir a que se minimicen los aspectos negativos de nuestra realidad. Hay una preocupación de todas las universidades, en mayor o menor medida, por tratar las problemáticas éticas y estamos avanzando en diálogo con todas las sociedades intermedias y con los poderes del Estado. La preocupación ética es un hecho innegable y ello no deja de ser confortable.
- Las personas están relajadas en cuanto a exigencias como seres humanos, ¿hay una cierta laxitud hacia no exigirse más de sí mismo? - Pareciera que es así. No nos exigimos a nosotros mismos ser máximamente éticos. La ley moral es la ley natural; o cumplo con los dictados naturales de mi conciencia o me alejo de la virtud. Por eso la ética obliga a todo hombre, porque es la conducta natural específica. Y la universidad tiene una responsabilidad social irrenunciable.
-¿Cuál es esa responsabilidad?
-La universidad de alguna manera, con la mayor calidad posible, debe recordarle permanentemente a la sociedad que es ella la que tendrá que tomar cartas en el asunto porque nadie puede vivir por otro. El bienestar de la sociedad lo tiene que procurar también la misma sociedad, ayudada por los poderes del Estado y las instituciones responsables, pero si la comunidad de los hombres que la integran no asume como propia la necesidad de la conducta ética es difícil alcanzar una meta cada vez más necesaria para la convivencia pacífica.
Ficha personal
Nombre: María Isabel Larrauri
Estudios: “Me recibí de Maestra Normal Nacional en el Colegio El Tránsito de Nuestra Señora, en 1960. En la universidad estudié Profesorado en Filosofía. En España rendí la equivalencia con la Licenciatura en Filosofía y realicé el postgrado en la misma especialidad. En la última década, y ya dedicada en mayor medida a la gestión educativa, efectué dos postgrados en Gestión Educativa y Educación en Valores .
Cargos: Rectora de la UCC y secretaria del CRUP (Consejo de Rectores de Universidades Privadas). “Es un cargo institucional no personal. Si yo mañana dejo de ser rectora quien me suceda, será también secretario del CRUP, porque durante dos años ese cargo le pertenece a la UCC”.
Le benefició o perjudicó ser mujer: “Contesto lo mismo que desde hace diez años, tiempo en que me vienen haciendo esta pregunta: No siento en lo personal que me haya beneficiado o perjudicado, he interactuado con mis colegas y he llegado a donde he tenido que llegar. También me solían preguntar si me había beneficiado ser soltera, creo que no porque en San Juan tenemos mujeres destacadas en Educación y muchas mujeres empresarias y profesionales en todos los campos que se destacan en la actualidad y tienen su familia”.