Santafecino el paisano
pero argentino de veras,
del pago de la Bandera
para Cuyo se largó,
un par de ojos lo pialó
de aquella moza cuyana,
se prendió como campana
en su sentir la tonada,
el vino de madrugada
junto a su amor floreció.
Se fue arrimando al fogón
de las noches sanjuaninas,
bajo las lunas camina
el don de la serenata,
hay un duende que desata
el embrujo de las farras,
el soñar de las guitarras
y de cuyanos cantando,
en tu alma fue madurando
en querer Cuyo y la Patria.
Te vi bailando en las noches
gatos, cuecas, chacareras,
y soltando campo afuera
el potro de lo argentino,
y bebiendo de los trinos
de nuestro sentir cuyano,
compartiendo de la mano
de la Paz y la alegría,
los motivos de la vida
los pagabas con un vino.
La piedra te dio el tesoro
lo encontraste en San Juan,
racimos de amigos van
recordando tiempos idos,
Cuyo no echará al olvido
al forastero hecho tallo,
cada vez que cante el gallo
entre el valle y la quebrada,
es serenata y tonada
para ti Eduardo Zevallos.
Letra y Música: Chango Huaqueño
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