Recuerdo que siendo un niño
comprendí que la guitarra
era el juguete más lindo
que disfrutaba en la infancia.
Con ella creció en mi sangre
mi pasión por la tonada
Y fue la herencia más noble
que mi padre me dejara
y siempre recuerdo aquella
que a dúo con él cantaba
Tonadita tonadita
la de mis pagos
la de mis pagos.
Ella fue canción de cuna
que se anidó en mi garganta
y se quedó para siempre
prendida dentro de mi alma
así la llevo conmigo
donde quiera que yo vaya
desparramando cogollos
de pura cepa cuyana
y siempre recuerdo aquella
que mi padre me enseñara
Tonadita tonadita
la de mis pagos
la de mis pagos.
Que sería la tonada
si no tuviera el cogollo
parecería un pan criollo
de harina mal amasada
no tendría gusto a nada
lo que tengo para darle
si lo que quiero brindarle
no se lo doy con cariño
a Doña Viviana Castro
hoy he querido cantarle
Tonadita tonadita
la de mis pagos
la de mis pagos.
Cuando yo muera no pido nada
nada más que una tonada.
Letra y música: Ernesto Villavicencio
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