Caminaba la tarde como quien camina
desafiando el sol, el aire, la vida
descubrí su belleza supe que existía
cuando nos cruzamos en aquella esquina.
Fue la primera vez en que, nuestras miradas
forjaron unidas la sorpresa en alas.
Casi nos detuvimos, intenciones vanas,
nos faltó el coraje, nos sobraron ganas.
((Estribillo))
De reojo trenzamos en sutil momento
el nudo indeleble de un futuro encuentro
y esperé sus pasos, día tras día
a la misma hora en la mismo esquina.
Vino un tiempo de amor, de sol y plazas
de la piel caliente y manos apretadas
al amparo de la noche, de las miradas
en locos desatinos, sin pensar en nada.
Ella con su libertad y yo, mi amor entre rejas
ella toda de luz, yo sin encenderla
pidiendo con sus ojos, yo sin mirarla
viviendo solo el hoy, pero ella el mañana.
((Estribillo))
De reojo trenzamos en sutil momento
el nudo indeleble de un futuro encuentro
y esperé sus pasos, día tras día
a la misma hora en la mismo esquina.
Al fin ganó la razón cual un papel arrugado
resignamos nuestro amor y al olvido lo tiramos
con el llanto de un adiós, volvimos a nuestras vidas
ella, volvió a sus cosas, y yo, a las mías.
Letra: Mario Zaguirre
Música: Francisco “Panchito” Godoy
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