Dulcemente, vuelve el río
con su noche larga;
y en su verso gris se quema el ayer
mientras la luna por su tez se entrega mansa;
y un trino en tu piel me llama otra vez
y en el silencio va a encender la zamba.
... Y en tu boca, va la noche
derramando azahares.
Deja que mi voz suba por su sed
y en un murmullo de jazmines se agigante
y pueda otra vez sentirte mujer
y en la guitarra retornar y hallarte.
((Estribillo))
Solamente tú lloras,...
y en la noche la zamba
se siente mujer, llora ella también,
y por mis venas tiernamente se desmaya.
Suelta una canción la luna al volver
y en la penumbra va a encender tu voz.
La guitarra vuelve al viento.
buscando distancias.
La herida rubí de tu boca abrió
todo el silencio en que el lucero se desangra;
y el grillo al calor de su desazón
vuelve talvez del corazón del agua.
Todo es sombra por tus ojos,
y era sombra tu alma.
La luna una flor quemada en marfil.
besa tus labios y al partir se siente zamba.
Desprende su tul de luna un jazmín,
y en su tristeza juvenil me llama.
Letra: Raúl de la Torre
Música: Daniel Godoy
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